Rosario Guerra

SCJN

Fue el propio López Obrador quien señaló que con el ministro Arturo Zaldívar como presidente de la SCJN podía contar con un aliado para lograr sentencias ajustadas a sus intereses.

El presidente AMLO busca destruir la SCJN para evitar que sus ocurrencias y caprichos se vean sometidos a un ejercicio de legalidad. La propuesta de acabar con el juicio de amparo, evitando la suspensión del acto reclamado, que es eje vertebral del derecho mexicano, es solo una muestra de su desapego al cumplimiento de la ley. Busca eludir los principios de inconstitucionalidad y de controversias constitucionales que han echado atrás sus proyectos en materia energética, electoral y de políticas mal planeadas. No quiere que nadie le haga contrapeso a su voluntad, berrinchuda y de ocurrencias.

Si Claudia llega a ganar, es probable que en octubre la sustitución de un ministro, que debe hacerse, siga el curso de AMLO. Enviar propuestas que no logren acuerdos y al final tener la palabra de quien se hace ministro. Así tomaría la mayoría del Pleno de la SCJN para manipular sentencias y evitar jurisprudencias inconvenientes a su mandato. Así seguirá el segundo piso de la destrucción.

AMLO quiso dejar a Zaldívar dos años más como presidente, pero fue imposible lograrlo, todos los jueces y magistrados estuvieron contra la pretendida reforma y a Zaldívar lo regresaron como ministro, pese a que se alegaba que era un gran director de la SCJN y lograba resolver muchos asuntos complicados.

Fue el propio AMLO quien señaló que con el ministro Zaldívar como presidente, podía contar con un aliado para lograr sentencias de su interés. Ahora no abre la boca, tras la denuncia anónima presentada con lujo de detalles ante la SCJN, sobre chantajes, amenazas y dádivas que ofrecía Zaldívar a magistrados y jueces para manipular sentencias. Una vergüenza nacional. Apenas hizo bien la ministra Piña en turnar a la Judicatura la investigación. Es lo que procedía. No se trata de un tema electoral, mucho menos de hacer víctima a Zaldívar, quien gustoso dejó su asiento para irse a la campaña de Claudia. Ambiciona un nuevo cargo público, ya como fiscal, consejero jurídico o secretario de Gobernación u otra dependencia.

Ahora resulta que pide juicio político contra la ministra Piña. Es decir, le preocupa más acusar que defenderse. No quiere ser investigado y voltea los argumentos hacia la etapa electoral, hacia venganzas, hacia violaciones a la ley. Jueces y magistrados han cerrado filas con su presidenta y desmentido las falaces acusaciones y sus bases jurídicas para enjuiciar a Norma Piña. Pero eso no detendrá a Zaldívar, que quiere lavar su nombre, manchado hasta la saciedad. Todo México se da cuenta de su estrategia y condena al personaje, su historia y su actuación. Pero para él, el escándalo también juega a favor de Claudia, su candidata. Lo cual es un error de percepción importante.

Ciertamente, los mexicanos sabemos que en la impartición de justicia hay muchas irregularidades. Que se pueden explicar en función del dinero. Solo los pobres van a dar a la cárcel. Pero es cierto que pese a fallas, el sistema judicial funciona y tutela nuestros derechos constitucionales. Tan es así que los fallos de la SCJN han sido apegados a derecho en contra de los deseos presidenciales. Los caprichos han salido caros. El Tren Maya está costando más del triple de lo anunciado y ha destruido la selva, el sistema acuífero no funciona y no será rentable. Será una obra subsidiada que los turistas no considerarán como opción viable.

¿Qué decir del AIFA? Vuela con un solo pasajero. Y Mexicana está demandada por incumplir sus contratos. Costó más de 85 mil millones de pesos, pero si agregamos lo que pagamos por deuda a inversionistas por no construir el NAIM en Texcoco, el costo llega a casi 500 mil millones de pesos. Seguirá vacío y no habrá un sistema metropolitano de aeropuertos como lo prometió AMLO sin base técnica alguna. Todo esto implica un daño patrimonial a la nación y estos delitos prescriben a los seis años. O sea que puede ir a la cárcel. Mejor acabar con el Poder Judicial.

Hacer procesos electorales le permite contar con jueces y magistrados incondicionales, y si puede, controlar el Pleno de la SCJN, con lo cual subsumirá al Poder Judicial a su antojo. La corrupción no será castigada, ni las obras paradas, aún sin permisos y violando leyes ambientales y tratados internacionales. Por fin se verá liberado de la ley a la que tanto desprecia.

La ciudadanía observa los acontecimientos. Dos Bocas es otro ejemplo de corrupción, con costos excesivos, inundado y sin producir un solo barril de petróleo. Por eso los veracruzanos ven con desconfianza a Rocío Nahle y sus propiedades millonarias que no logra explicar. Y tras un gobierno corrupto, unipersonal y vengativo de Cuitláhuac, ven con simpatía un cambio para poner un freno a esta situación. La refinería también salió de las ocurrencias de AMLO para, según él, bajar costos de gasolinas, que son más caras producirlas aquí que importarlas.

Un individuo y su posible sucesora quieren manejar al país a su antojo. Con más pactos con criminales, que ya son corporaciones internacionales, con el sometimiento del Poder Judicial y del Poder Legislativo. Y como ya se gastó todo peso que encontró, además de una deuda pública de dos billones este año, nos dejará las arcas vacías, o quizá con algo de lo que está expropiando a los trabajadores más pobres, los que no saben que tienen una Afore, los analfabetas, los ignorantes. Les quita su dinero con total impunidad. No dice cómo lo usará. Creará un fideicomiso con un fondo, pero cómo operará, nadie sabe.

Falso que vayan a alcanzar los recursos para retirarse con el 100 por ciento del salario de cotización, falso que alguien pueda reclamar su ahorro expropiado, no hay reglas, ni de inversión, ni de protección de los derechos laborales. Y la SCJN que puede decir muchas cosas al respecto, pretende que sea silenciada, anulada, desaparecida.

En los países donde el Poder Judicial no es independiente, es donde más injusticias existen, se pierden las libertades y se condena a opositores. Así que no me vengan que lo vivido no es una elección de Estado. Que no marchamos a una autocracia. Es muy simple, o votas por la construcción de un México que puede ser potencia mundial o votas por acabar con instituciones y programas, someterse a una sola voluntad y perder desarrollo y libertades. No se engañen.

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