Opinión

La educación de mujeres y niñas

María de los Ángeles Mascott *

Amna, en Sudán, fue repudiada por su familia y expulsada de su comunidad a los 14 años, luego de sufrir seis días de violaciones por parte de la milicia de otro grupo étnico: "estoy sola, pero soy fuerte… no sé cómo, pero estudiaré". Con la misma convicción Ugwu, en Nigeria, quiere ser ingeniera. A sus 12 años, vende huevos y agua durante 10 horas al día para pagar los útiles: "si no voy -a la escuela- tendré que seguir vendiendo y mendigando". Un argumento similar utiliza Nhi, de 11 años, en Vietnam: "vendiendo 80 billetes de lotería al día pago tutorías".

En México, como en otros países latinoamericanos, muchas niñas también enfrentan retos para acceder a la educación. Chusi, por ejemplo, de 10 años camina todos los días 20 minutos para llegar a la escuela, en Tuxtla Gutiérrez. Y Juanita, en la costa de Guerrero, se levanta a las 4 de la mañana para cocinar, limpiar y cuidar a sus hermanos, trabajar en el campo 7 horas, y luego asistir al cuarto año de primaria, a 10 km. de su casa.

Este año el Día Internacional de la Mujer, a celebrar el 8 de marzo, tiene como eje la "Igualdad para las mujeres: progreso para tod@s". Es ocasión para revisar los avances y retos de los Objetivos del Milenio, que contienen metas e indicadores sobre la situación de las mujeres. Hago un breve repaso de los educativos.

El segundo Objetivo del Milenio plantea asegurar que tod@s terminen la primaria. De acuerdo con el Informe 2013 del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, la escolarización alcanzó 90% en 2011, pero la tasa de crecimiento ha perdido dinamismo y es muy probable que no se alcance la meta para 2015. Respecto del tercer Objetivo, eliminar la desigualdad de sexos en primaria y secundaria para 2005, y en todos los niveles educativos para 2015, el Informe señala que está cerca la paridad en la primaria, pero que sólo en 2 de 130 países se ha logrado la meta para todos los niveles educativos. El Informe aclara que estos resultados son un promedio global y que la pobreza, el género, el lugar de residencia y los patrones socioculturales explican avances y pendientes en cada país.

En México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el promedio nacional de educación es de 8.6 años -ligeramente debajo del Objetivo 2 del Milenio-, aunque con variaciones significativas entre estados (desde 10.5 años en el D.F. y 9 en Colima, hasta 6.7 en Chiapas). También hay diferencias según el género: por ejemplo, mientras que el rezago educativo en los hombres mayores de 15 años es de 40%, entre las mujeres alcanza 42%. Asimismo, frente a 6 de cada 100 hombres mayores de 15 años que no saben leer ni escribir, el número de mujeres analfabetas es de 8 por cada 100.

Alcanzar los objetivos de educar a las mujeres es clave para el desarrollo integral de cualquier sociedad. Según el Fondo para la Población de las Naciones Unidas, si aumenta en 1% el número de niñas que terminan la secundaria, el crecimiento económico mundial se incrementará en 0.3%. Y, como señala Phumzile Mlambo-Ngcuka, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas "si conseguimos que las niñas permanezcan en la escuela más tiempo con una educación de calidad, lograremos que las mujeres jóvenes… reduciremos la desigualdad y potenciaremos un crecimiento económico inclusivo".

Este 8 de marzo recordemos a mujeres tan valerosas como Somaly Mam que, en Camboya, ha rescatado a cientos de niñas de la esclavitud sexual y les ha abierto las puertas a la educación; a Safia Ahmed Jan, asesinada en Afganistán por los talibán por mantener una escuela para niñas; y a Carmen, la mamá de Chusi, quien todos los días le dice que debe estudiar y le pide que le enseñe.

*Directora General de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República. Doctora y Maestra en Gobierno por la Universidad de Essex, Reino Unido, y Licenciada en Relaciones Internacionales por El Colegio de México.

COLUMNAS ANTERIORES

Balance Migratorio 2023: Lecciones y Perspectivas para 2024
México a futuro: un país libre de plomo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.