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La caída de los precios del petróleo: consecuencias para México

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Alfredo Álvarez Laparte.

Presidente del Comité Técnico Nacional de Energía del IMEF.

México se enfrenta ahora a una doble problemática en materia petrolera: la baja de precios y la caída de la producción. Por un lado, esta coyuntura, de extenderse, podría crear problemas fiscales, dada la alta dependencia del país en cuanto a ingresos petroleros (aproximadamente 35% del total de la recaudación). Para 2015 se cuenta con una cobertura muy parcial (1/3 de la producción estimada de crudo durante el año) a 76 dólares por barril, aunque cabe notar que la importación de productos refinados, en particular gasolina y diesel, se abaratará considerablemente, lo cual compensará en gran medida la baja del precio de la mezcla mexicana (que típicamente se cotiza a un descuento con relación al marcador WTI). No obstante, si persiste la baja de precios, podría haber recortes de gasto, si no en 2015, posiblemente en 2016.

Por otro lado, la baja de precios tendrá consecuencias sobre la recién aprobada reforma energética del país, cuyo objetivo principal es permitir que inversionistas privados lleven a cabo actividades de exploración y producción, con miras a revertir la pronunciada caída de la producción de Pemex. El símbolo por excelencia de la reforma es la multicitada Ronda Uno, que contempla cinco licitaciones a lo largo de 2015, incluyendo 169 lotes con muy diversas características, desde aguas someras y campos marginales en el sur, hasta aguas profundas y yacimientos de esquisto.

Mucha gente se pregunta si la Ronda 1 ha llegado tarde a la fiesta petrolera, pues a raíz de la estrepitosa caída de los precios del crudo muchas empresas petroleras se están abocando más a reducir costos (e inclusive a sobrevivir) que a invertir. Desde una perspectiva de diversificación, sin embargo, México representa una atractiva oportunidad para muchas empresas internacionales que operan en áreas con altos costos: el país tiene muy bajos costos de producción ($22/bbl en promedio) – y el grueso de la producción se concentra en áreas con costos de $9-15/bbl –.

Desde esta perspectiva, mientras el marco contractual y regulatorio definitivo sea claro y competitivo, e incluya alicientes para la inversión de fondos de capital privado, la mayoría de los activos a licitar en la inminente Ronda Uno probablemente atraerán bastante interés, aun en el actual entorno de precios. Los campos marginales en el litoral, tanto en tierra cuanto en aguas someras, serán quizá los más codiciados. Ciertos lotes en aguas profundas, sobre todo en el área de Perdido, al norte del Golfo de México, también podrían resultar atractivos, dada su alta prospectividad y cercanía a la infraestructura submarina ya existente en Estados Unidos, y porque ese tipo de proyectos es, por naturaleza, de muy largo plazo.

Sin embargo, es igualmente posible que otras áreas no convencionales, como los yacimientos de esquisto o las aguas profundas del sur, no sean tan solicitadas en esta primera ronda, debido a sus altos costos y a la falta de infraestructura. De hecho, el gobierno parece estar considerando la conveniencia de retrasar la licitación de los campos de esquisto, con miras a incluirlos en rondas posteriores, suponiendo que para entonces el exceso de oferta global – la causa principal de la caída de los precios internacionales – se haya reabsorbido y los precios hayan aumentado de nuevo.

Es importante hacer énfasis en que la rentabilidad propuesta en esta primera ronda de licitaciones deberá tomar en cuenta el nuevo entorno de precios. De otro modo, hay un riesgo de que el número de licitantes sea considerablemente menor al esperado hace apenas algunos meses. Si bien, como se ha dicho, México es una provincia petrolera muy atractiva, muchas de las empresas que podrían estar interesadas están recortando su presupuesto global de exploración. Por lo tanto evaluarán cuidadosamente los términos fiscales ofrecidos por el país, en particular en temas como el factor de ajuste o la recuperación de costos, tomando en cuenta que, en promedio, solo uno de cada cuatro pozos exploratorios que se perforan en el mundo encuentra hidrocarburos en volúmenes comerciales.

Estamos convencidos de que, gracias a la reforma energética, México mejorará significativamente su productividad, no solo en materia energética sino también industrial, al ofrecer energéticos de calidad a costos competitivos. Sin embargo, es indispensable que, durante la puesta en práctica de la reforma, se tomen decisiones sensatas y adaptadas a la coyuntura. Sólo así podremos cumplir con los objetivos planteados.

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