Carlos Ruiz Gonzalez

Emprender – Innovar, un binomio inseparable

 

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Regresando a las raíces. La semana pasada estaba pensando en el gran número de emprendedores que hay actualmente. Podríamos afirmar que hoy, como nunca antes hay muchísimos jóvenes (y algunos, no tan jóvenes) que se toman muy en serio la idea de emprender. Se vuelve casi una llamada, una vocación, y como buenos millennials (milennials de verdad o milennials "wannabe" que también hay muchos) le dan sentido a su vida haciendo lo que les gusta, lo que quieren, dejando atrás los razonamientos de hacer algo productivo que genere ingresos, aunque esto no fuera del gusto total de quien lo hace.

En efecto, hace algunos años se elegía una carrera profesional, en la mayoría de los casos en función de la capacidad de vivir de ella, por eso un buen número de personas decidía no entrar a alguna opción de humanidades. "Te vas a morir de hambre", les decían.

Ahora es distinto, la mayoría elige en función de sus gustos y de lo que quiere hacer. Si se contratan en alguna empresa o toman algún trabajo, siempre es en función de poder "seguir siendo ellos mismos". Así de pronto me encuentro con una venerable empresa de auditoría que ya no requiere el uso obligatorio de corbata ¿Por qué esa decisión? Le pregunté a un ejecutivo de la firma. "Sencillamente porque si no la tomábamos habría muy pocos jóvenes que quisieran ingresar a la empresa", respondió, no sin cierta tristeza remembranza de más elegantes tiempos perdidos.

Y así, vemos a esos emprendedores ilusionados con su proyecto, a veces con más voluntad y empeño que con sesudas e inteligentes estrategias. Aunque sabemos que a veces se logra más con voluntad que con chispazos estratégicos de genio.

Un emprendedor es siempre un inconforme que para conformarse…, innova. Por eso emprender e innovar es un binomio inseparable. Quien emprende es un inconforme con el status-quo, que se cuestiona por qué las cosas tienen que ser como son e innovadoramente encuentra una mejor manera, una más eficaz, por así decirlo, de satisfacer necesidades y resolver problemas, para ello hace gala de su ingenio pero también de la observación, de la experimentación, de sus contactos, de establecer paralelismos y sobre todo de fortaleza, de reciedumbre para afrontar las dificultades.

Recordemos que la Harvard Business School define Entrepreneurship como: "La búsqueda de la oportunidad, sin importar los recursos que se controlen en ese momento".

No siempre es fácil triunfar, a veces la oposición de la naturaleza, de lo establecido, es tremendamente fuerte aunque también hay ideas cuyo tiempo llegó, pero con persistencia y experimentos de prueba y error, van encontrando forma y se establecen.

Innovación y creación de riqueza. Vivimos en una sociedad donde gracias a la globalización, desregulación y TI, todo es más barato, más accesible, más inmediato. Los productos se empiezan a volver commodities. (Bueno, ya hasta los smartphones cada vez son más commodities), y hay una encarnizada batalla por precios bajos.

¿Cuál es la salida ante esta difícil situación? Innovar. Sin duda, es la única manera logrando una propuesta de valor diferenciada para que los consumidores reconozcan el beneficio de dicha propuesta y estén dispuestos a pagar más. Es la historia del iPhone, de las pizzas a domicilio, del GPS, de Uber.

El eterno ingenio del mexicano. Quizá seamos un poco desorganizados, quizá bastante caóticos, pero como afirma un especialista en innovación (mi amigo y colega) Marcus Dantus, pocas personas son tan ingeniosas como los mexicanos. Ojalá que ese ingenio fuera canalizado, hay serios esfuerzos en ese sentido actualmente para encauzarlos a crear una verdadera cultura de innovación, que se va a dar porqué como dijera el refrán: se junta el hambre con las ganas de comer. Tenemos entonces a esos mexicanos de hoy, inconformes e ingeniosos, duchos en las nuevas tecnologías, dispuestos a pagar el precio de innovar y no conformándose con las carreras a largo plazo (que hace algún tiempo eran los objetivos de los jóvenes que iniciaban estudios universitarios), sin duda son los ingredientes para lograr que se vuelva realidad el binomio Emprender/Innovar.

* El autor es Profesor del Área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y Director de Programas In-Company en la misma institución

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