Benito Solis

Autonomía del Banco de México, base de la fortaleza del peso mexicano

Ha sorprendido la fortaleza actual del tipo de cambio, que no solo no se ha devaluado en los últimos meses, como ocurría en otros sexenios, sino que ha ganado fuerza.

La actual administración pública no ha sido muy exitosa en el manejo de varios aspectos de la economía nacional, como lograr tener equilibrio fiscal, el cual será el más alto de los últimos años en 2024, elevar el PIB por persona o aumentar la producción petrolera, tampoco poder otorgar mejores y más servicios de salud o controlar las pandemias como el Covid, así como elevar la inversión privada o mejorar la seguridad pública y otros temas más. A pesar de lo anterior ha sorprendido la fortaleza actual del tipo de cambio, que no solo no se ha devaluado en los últimos meses, como ocurría en otros sexenios, sino que ha tenido una mayor fortaleza.

Existen dos factores que ayudan a explicar este fenómeno, ambos relacionados entre sí: 1) El mayor porcentaje de las operaciones cambiarias del peso mexicano MXN no se realizan dentro de nuestro país, sino ocurren en el exterior. Se estima que más del 80 por ciento de las mismas suceden en el extranjero y no tocan territorio nacional, por lo que su comportamiento resulta más de lo que ocurre afuera que dentro del país. 2) La importante autonomía del Banco de México que, a diferencia de lo que sucedía con autoridad, tiene prohibido financiar el déficit del sector público y sus decisiones son más transparentes. Esto está en la ley y ocurre de facto, como se demostró en las ocasiones que la actual administración solicitó que el Banco Central tomará decisiones que se consideran impiden el control de la inflación, a lo cual se negó.

Con anterioridad a que existiera la nueva estructura del Banco de México, con mayor autonomía, se llegaron a tasas de inflación superiores al 100 por ciento mientras que, en la actualidad a pesar de las fuertes crisis a nivel internacional, las mismas están por debajo del 10 por ciento.

En la nueva estructura del Banco Central las decisiones de política monetaria se toman por una Junta de Gobierno, compuesta por cinco funcionarios, cuyo nombramiento no depende del turno presidencial y en donde nadie tiene mayor poder que los otros.

Anteriormente el presidente de la República podía nombrar y despedir al director del banco. Incluso, en una ocasión el presidente Luis Echeverría afirmó que la economía se manejaba desde Los Pinos, que era la residencia presidencial en esa época y procedió a despedir a Hugo Margáin, quien era el Secretario de Hacienda y Crédito Público, institución de la cual dependía el Banco Central

La ley actual impide que esto suceda y existe una mayor transparencia en la información y en la toma de decisiones. Por ejemplo, con anterioridad sólo se publicaba el monto de las reservas internacionales del Banco Central en tres ocasiones durante todo el año. En la actualidad esta información se conoce de manera semanal.

La forma en que opera el Banco de México permite tomar mejores decisiones técnicas, a diferencia de los casos en que un solo individuo es responsable de todas las decisiones. Es por eso que en los países más avanzados se respeta la división de poderes, no solo en decisiones de política monetaria, sino en el manejo de las distintas áreas. Es imposible que un solo individuo o un pequeño grupo tenga la capacidad de tomar todas las decisiones de todos los habitantes de un país de manera acertada. Es por lo mismo conveniente la división de poderes, en la cual expertos en los temas sean los responsables de las decisiones técnicas.

En este mes se cumplen 30 años de que la nueva ley del Banco de México está vigente y nuestra economía destaca a nivel latinoamericano por su mayor estabilidad y menor inflación. Es de resaltar que esta fue una buena decisión y debe ser ejemplo para otras instituciones y países.

COLUMNAS ANTERIORES

El populismo sigue, mientras dure el dinero
El proximo gobierno enfrentará una economía muy deteriorada

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.