New York Times Syndicate

Los veteranos de EU que apostaron por el azafrán afgano

Tres veteranos del Ejército de Estados Unidos y una empleada civil forman parte de un pequeño conjunto de esfuerzos por ayudar a desarrollar la economía de recursos de Afganistán.

Carreteras destruidas por bombas, apagones frecuentes, escasez de equipo básico y un mercado de consumo no probado son difícilmente condiciones que ofrezcan oportunidades de emprendimiento naturales.

Pero tres veteranos del Ejército de Estados Unidos y una empleada civil que prestaron servicio en Afganistán han enfrentado esos desafíos en su nueva empresa. Su compañía, Rumi Spice, compra azafrán a agricultores afganos y lo vende a clientes internacionales.

Su negocio es parte de un pequeño conjunto de esfuerzos por ayudar a desarrollar la economía de recursos de Afganistán.

"Queríamos crear algo que diera poder a los afganos todos los días mucho después de que partiéramos", dijo Kimberly Jung, uno de los fundadores de Rumi Spice, quien dijo que el nombre de la compañía fue inspirado por el poeta persa del siglo XIII.


Iniciada hace dos años, Rumi Spice ahora vende azafrán que es usado por chefs en famosos restaurantes como French Laundry en California y Daniel en Nueva York. Apareció en los estantes y el sitio web del vendedor de alimentos de lujo Dean & DeLuca en agosto.

El azafrán es una de las especies más caras del mundo, costando entre 2 mil 500 y 30 mil dólares el kilo. Un condimento básico en las cocinas india, marroquí y persa, también es un ingrediente crucial en platillos europeos como la paella española y la bouillabaise francesa.

A medida que los estadounidenses buscan las tendencias artesanales más recientes, el azafrán está empezando a hacer avances.

Ahmad Fahim Didar, el director del nuevo capítulo afgano de Startup Grind, una comunidad mundial de empresas emergentes que trabaja con Google para Emprendedores, dijo:

Conforme el dinero de ayuda en general para Afganistán ha disminuido, una nueva mentalidad de emprendimiento ha florecido

Los fundadores de Rumi Spice decidieron enfocarse en los agricultores porque 80 por ciento de la población afgana trabaja en la agricultura, según la Embajada de Estados Unidos en Kabul.

Sin embargo, iniciar una empresa, incluso una pequeña, está lleno de desafíos en Afganistán. Muchos negocios se hacen con base en la confianza o las relaciones en vez de contratos o acuerdos. En su caso, los fundadores descubrieron que algunos de los contactos que hicieron durante sus despliegues militares eran receptivos a trabajar con ellos.

Además, los apagones de electricidad son comunes, lo cual puede volver inútiles a las deshidratadoras usadas en el procesamiento. La principal carretera nacional está dañada por la guerra y sigue siendo el blanco de dispositivos explosivos improvisados (o IED, por su sigla en inglés), lo que hace riesgosos los desplazamientos.

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El azafrán es costoso porque es difícil de cultivar y su cosecha es meticulosa. Cada croco de azafrán de color amatista produce solo tres estigmas. Los estigmas son separados a mano de la flor y luego deshidratados para convertirlos en filamentos color rojo óxido.

Se necesitan unas 150 flores para producir un solo gramo de azafrán. El azafrán afgano tiene fama de estar particularmente lleno de sabor; en parte debido al suelo y el clima riguroso en los alrededores de Herat, donde se cultiva.

En 2014, Keith Alaniz, un oficial ingeniero del Ejército que trabajó con gobiernos regionales en Afganistán, se acercó a su amiga Jung, a quien había conocido mientras trabajaban para los Cuerpos de Ingenieros del Ejército después del huracán Sandy en Nueva York, para plantearle la idea de comercializar el azafrán afgano.

Jung había sido una oficial ingeniera del Ejército que buscaba bombas al lado de las carreteras en Afganistán. En ese entonces estaba en la Escuela de Negocios de Harvard con Emily Miller, también ex oficial ingeniera del Ejército, que había asistido en operaciones especiales en incursiones nocturnas.

La cuarta fundadora de la empresa, Carol Wang, había trabajado en Afganistán en un programa de desarrollo rural respaldado por el Banco Mundial.


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Uno de los argumentos para llevar el azafrán a un mercado internacional es que pudiera dar a los agricultores afganos una alternativa al cultivo de amapolas de opio, una fuente de la heroína.

Los agricultores fueron escépticos al principio, dijo Jung, porque habían visto a "personas ir y venir con muchas promesas".

Pero, dijo Miller, "una vez que empezaron a ver que realmente podíamos vender el producto, los agricultores empezaron a tocar a nuestra puerta".

Rumi Spice trabajó con 34 agricultores en 2015. La compañía planea trabajar con más de 80 agricultores para la cosecha de este año en octubre y noviembre.

El siguiente paso fue abrir una planta de procesamiento. En abril de 2015, Rumi Spice empezó una campaña de Kickstarter y recaudó casi 33 mil dólares en menos de dos meses.

La planta de procesamiento, basada en Herat, empleó a 75 mujeres afganas en 2015. La compañía les pagó sus salarios directamente a ellas en vez de seguir la práctica afgana más común de pagar al varón jefe del hogar. Entre 300 y 400 mujeres serán contratadas para la cosecha de 2016.

Rumi Spice fue inicialmente establecida como una compañía de responsabilidad limitada. Un año después, los fundadores la cambiaron a una corporación de beneficio público. Les atrajo la idea de que por ley se requiriera que la compañía "reportar utilidades e impacto cada dos años" a los accionistas, dijo Miller.

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En 2016, Rumi Spice está en camino de alcanzar sus ingresos proyectados de 500 mil dólares para el año. Los fundadores dicen que se volvió rentable hace tres meses.

Incorporar inversionistas no fue una tarea fácil debido a las preocupaciones por la continua violencia del talibán. La mayor parte del presupuesto del gobierno depende de la ayuda extranjera, y el talibán sigue controlando grandes áreas del país.

"Parecía peligroso y una locura cultivar azafrán en Afganistán", dijo Douglas Doan, fundador de Hivers and Strivers, un grupo de inversión ángel que financia empresas emergentes creadas por veteranos militares. El grupo esperó seis meses para invertir.

Hivers and Strivers y Golden Seeds, un grupo de inversión que respalda a empresas emergentes creadas por mujeres, han invertido un total combinado de 272 mil dólares.

Rumi Spice ha contratado a residentes locales para ayudar a ofrecer seguridad para las operaciones en Afganistán.

Abdul Shakoor Ehrarri, un especialista agrícola, administra la planta de procesamiento de azafrán. También se reúne con los nuevos agricultores y ayuda a reclutar empleadas yendo a tomar el té con sus maridos, padres o hermanos para asegurarles que estarán seguras en el lugar de trabajo.

También ayuda que Herat, la región del azafrán donde está basada la planta, sea una de las más estables en Afganistán.

Más allá de la seguridad, el equipo de Rumi Spice dice que otro desafío es educar a los consumidores estadounidenses sobre el azafrán. "El consumidor promedio es muy escéptico de cualquier cosa procedente de Afganistán", dijo Miller.

Los chefs, sin embargo, han sido receptivos. Muchos ya usaban azafrán de alta calidad y sintieron curiosidad de probar la variedad afgana.

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Otro gran apoyo provino de Bunker Labs, un grupo sin fines de lucro nacional que ayuda a empresas emergentes operadas por veteranos.

Bunker Labs enlazó a Rumi Spice con FamilyFarmed, que opera aceleradoras e incubadoras para empresas alimentarias. El grupo sin fines de lucro conecta a las compañías nuevas con minoristas como Whole Foods y United Natural Foods, un gran distribuidor de alimentos orgánicos y de especialidad.

FamilyFarmed ha ayudado a Rumi Spice a refinar su marca. "Inicialmente estaban ayudando a los agricultores afganos pagando un precio superior por el azafrán y desplazando la producción de opio", dijo Jim Salama, el presidente de FamilyFarmed. "Les ayudamos a simplificar su historia. Ahora son una marca de lujo ética".

Rumi Spice también está explorando nuevos canales para llegar a los clientes, como los servicios de entrega de comidas. "También estamos analizando un desarrollo de producto súper atrevido", dijo Miller, como "mantequilla de azafrán prémium que pudiera acompañar a una langosta de Maine fresca".

Pero más que el aspecto empresarial, Jung dijo que la conexión con el pueblo afgano ha sido el punto a destacar de la empresa.

Recuerda un momento especial durante la cosecha de azafrán en otoño pasado. En cierto punto, las mujeres más jóvenes que trabajaban en la nueva planta de procesamiento, algunas de ellas adolescentes, le pidieron tímidamente que reprodujera la canción "Irreplaceable" de Beyoncé en su teléfono.

Cerraron la puerta, celebraron una improvisada fiesta de baile, y luego regresaron a la engorrosa tarea de separar los estigmas rojo encendido de las flores de azafrán moradas.

Citando un refrán afgano, Jung dijo: "Gota a gota se forma un río".

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