New York Times Syndicate

Abulón, una captura apreciada y peligrosa

La práctica del buceo para capturar el abulón, es peligrosa pues muchos han perecido en el intento; durante siete meses son miles los que llegan a las costas de Sonoma y Mendocino en California, su único objetivo es conseguir un abulón rojo atrapado que se puede cotizar hasta en 100 dólares.

FORT BRAGG, California. Cada año, con la misma constancia de las mareas, se sacan cuerpos inertes de las agitadas y heladas aguas a lo largo de la escarpada costa norte de San Francisco.

La mayoría de las víctimas son hombres de edad media. Llevan puestos trajes de neopreno negros, por lo general, con capucha. Es frecuente que se les halle en pequeñas caletas enmarcadas por medias lunas de rocas escarpadas. Un flotador abandonado se mece por allí cerca. Casi sin excepción, se encuentra a las víctimas con cinturones de pesas que los ayudan a sumergirse.

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A veces, amistades en las cercanías descubren los cadáveres. Si la neblina no es muy densa, es posible detectar a las víctimas desde enormes peñascos arriba, donde salvavidas patrullan docenas de kilómetros de costa desolada, y guardas de la fauna, con armas, buscan a los cazadores furtivos. Varias veces al año, la tripulación de los helicópteros de búsqueda y salvamento, acostumbrada a realizar audaces rescates y recuperaciones con cuerdas, le arrancan al oleaje muchos de los cuerpos.

Los cuerpos son de los buzos del abulón.

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Hay muchas muertes en el buceo del abulón", comentó Nate Buck, un salvavidas de tiempo atrás en el condado de Sonoma, mientras conducía una picop hacia el sur, por la Carretera 1, con el agitado océano Pacífico debajo de los riscos, hacia la derecha. En 14 años, ya perdió la cuenta de cuántos cadáveres ha ayudado a recuperar. "Los salvavidas saben eso. Si manejas por aquí, cada una de estas caletillas es otro recordatorio".

El abulón es un molusco gasterópodo, de una sola concha, comestible, parecido al caracol, que se encuentra en aguas costeras de gran parte del mundo. Sin embargo, el abulón rojo es el más grande y más apreciado, y solo se encuentra en la costa occidental de Norteamérica. En California, con toda una lista de restricciones para proteger a su frágil población, se permite la captura del abulón rojo silvestre solo en el norte de San Francisco, y solo por deporte.

Parte del persistente atractivo es lo fácil que es tomar parte. No se requiere experiencia y se necesita poco equipo. Los tanques de aire son ilegales. Los buzos del abulón solo se sumergen en el agua turbia y sostienen la respiración para buscar el premio oculto. La concha abovedada del abulón rojo crece hasta medir más de 30 centímetros de diámetro. Rojo ladrillo por fuera y plateado aperlado por dentro, son trofeos que se enmarcan para colgar de la pared, montarlos en la repisa de la chimenea o colocarlos a lo largo de los senderos como decoraciones de jardín. La carne adentro, a veces con un valor de varios kilogramos, es una exquisitez con un sabor y una textura no muy distintos de los del calamar.

"De verdad que es una especie icónica de California", notó Laura Rogers-Bennett del Laboratorio Marino Bodega de la Universidad de California en Davis, y bióloga sénior en el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California. "Es una especie que forma parte de nuestro patrimonio pesquero. Y, debido al tamaño del abulón rojo, el más grande del mundo, es similar al secoya o secuoya".

Durante la temporada de buceo que dura siete meses – de abril a noviembre, con una interrupción en julio-, son miles los que llegan cada fin de semana a los bordes agrestes de los condados de Sonoma y Mendocino, en su mayor parte, en desfiles zigzagueantes desde el sur y el este. La tradición está enraizada en los buzos y florece con la camaradería, como quienes cazan venados o faisanes en otras partes. Salen de los coches, camiones, furgonetas, se ponen los trajes de neopreono, se cargan con tanto equipo como pueden aguantar y bajan arduamente por las rocas traicioneras hasta la orilla del océano.

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EL SUEÑO DE TODO BUCEADOR

Los que son suficientemente valientes para sumergirse a mucha profundidad bajo la superficie del agua para buscar el abulón o recolectar piedras por toda la costa durante la marea baja, no pueden capturar más de tres al día y 18 al año. Cada abulón tiene que medir por lo menos 17.8 centímetros de diámetro, lo que significa que es probable que tenga cuando menos unos 10 años. Cada concha se debe etiquetar y registrar de inmediato. No se pueden vender.

Sin embargo, las tentaciones son reales y el mercado negro de abulón rojo atrapado furtivamente está activo porque uno de tamaño estándar se puede vender en 100 dólares o más.

El abulón, en otras palabras, es un gran negocio en el norte de California.

El santo grial de los buzos es un abulón con una concha de poco más de 25 centímetros. Nadie ha atrapado más que Dawyne Dinucci, un maestro de artes técnicas de secundaria, ya retirado, que vive en una calle sin salida en Union City, California, cerca de Oakland. La placa de su camioneta dice: "POPNAB" – "pop an ab" una expresión de uso general para referirse a la extracción del abulón, o abs, de su hogar en las rocas, succionados y submarinos.

"Diez pulgadas es algo emblemático, el sueño de todo buzo", notó. "Hasta hoy, 45 años después, cuando encuentro un abulón de 10 pulgadas, me emocionó".


Dinucci tiene cuatro de los primeros 10 abulones más grandes que se hayan atrapado y estén registrados en California, según el Departamento de Pesca y Vida Silvestre del estado.

"El atractivo es encontrar el abulón más grande del mundo", dijo Dinucci. "Y en mi tumba estará la leyenda: '¡Nunca lo encontró, pero vaya que si lo intentó!'".

PELIGRO DENTRO Y FUERA DEL AGUA

No todas las muertes relacionadas con el abulón son por ahogamiento. En junio, un hombre de 55 años se cayó encontrando la muerte después de haber buceado, cuando escalaba un risco de 30 metros y medio, cerca de Mendocino.

No obstante, a la mayoría de las víctimas fuera del agua les dan ataques cardíacos. Es posible que manejen durante horas para llegar a la costa y están ansiosas por regresar con abulones, una desesperación silenciosa que hace que pasen por alto claves ominosas que el oleaje, las mareas y las condiciones climáticas proporcionan silenciosamente al buzo experimentado. Por lo general, la temperatura del agua oscila entre los 8.3 y los 11.7 grados Celsius. La capacidad para ver las aletas de hule en los pies cuenta como claridad.

Los buzos usan trajes estrechos y cinturones con pesos, hasta de 13.6 kilogramos, diseñados para ayudarlos a compensar la flotabilidad. A veces entran en pánico cuando los arrastra alguna contracorriente o se ven agobiados por algún oleaje repentino. Otros peligros acechan en las profundidades, los cuales van de los enredados bosques de algas hasta el enorme tiburón blanco.

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"Todas estas cosas son capa tras capa de tensiones", señaló Buck, el salvavidas del condado de Sonoma. "Y, algunas veces, todo eso, desafortunadamente, es demasiado para las personas".

La mayoría de los buzos de abulón, claro, no ven que su pasatiempo es un riesgo, sino una recompensa. Se celebra al buceo del abulón en el norte de California, no se le teme. La captura total legal en el norte de California ha bajado en más de la mitad en los últimos 25 años y se establecieron restricciones más estrictas en 2014. A quienes han sido buzos de abulón de tiempo atrás, les preocupa la tendencia y ven que algún día se prohíba completamente el buceo. Algunos dicen que sería catastrófico para la economía y la cultura de la zona, e indican que ello podría hacer que el abulón fuera más susceptible a la captura furtiva, no menos, como si se tratara de una droga ilegal.

La única certeza es que estarían más vacías las caletas que festonean la costa. Y el trabajo de los salvavidas que vigilan los peñascos y las aguas picadas sería más fácil, si es que lo tuvieran todavía.

"Los buzos del abulón representan la mayor parte de nuestros rescates", comentó Buck. "Son la razón por la que estamos aquí.

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