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Saquen a Reyna, la conserje del Rébsamen, exige su esposo

Gregorio Mosqueda, esposo de Reyna, llama a las autoridades que hagan hasta el último esfuerzo para sacarla de entre los escombros.

La familia de Reyna Dávila Martínez, de 46 años, una de las tres conserjes del Colegio Enrique Rébsamen, clama a las autoridades que hagan hasta el último esfuerzo para sacarla de entre los escombros. Acusa que les dieron un ultimátum de 72 horas para comenzar a meter maquinaria pesada y remover por completo los escombros.

Gregorio Mosqueda, esposo de Reyna, recurrió a los padres de familia del colegio: "Que no metan las máquinas, es lo único que pedimos", exigió. Quiere que su voz la escuchen las autoridades, que se pongan en sus zapatos y sean sensibles ante su dolor.

"Nosotros buscamos ayudarlo para que recupere a su esposa y, en el peor de los casos, le entreguen sus restos como estén; que la rescaten antes de demoler el edifico", apuntó a El Financiero Mónica López Ortega, madre de Daniela Itzel, un niña de seis años que murió en el colegio tras el sismo de 7.1 grados que sacudió al país el 19 de septiembre pasado.

Mónica, amiga de la mujer bajo las losas, regresó ayer al lugar de la tragedia y asistió a dos servicios religiosos en memoria de las víctimas. Entre sus manos llevaba una urna con las cenizas de su pequeña, quien cursaba el segundo año de primaria y ayer mismo fue velada.

"Cuando llegué aquí me dijeron que ya se había fijado en plazo de 72 horas, si no encuentra nada ya se va a demoler todo. No podemos permitir eso. No podemos más que exigir que se haga hasta el último esfuerzo para recuperar a esta mujer", agregó.

El caso de Reyna emergió tras aclararse que nunca existió al historia de la niña Frida Sofía, de quién se había dicho que estaba atrapada con vida entre los escombros del Colegio Enrique Rébsamen, junto con algunos de sus compañeros.

Durante el transcurso del día al colegio llegaron por primera vez, desde el pasado martes, los padres de los estudiantes; iban con sus hijos, quienes vivieron en carne propia esta tragedia. Muchos de ellos recordaron ante los medios de comunicación, el dolor que dejó en su corazón el temblor.

"Estábamos en la clase de yoga, yo en sí no le tenían miedo a los temblores hasta ese momento; de hecho una compañera no logró salir. Desafortunadamente la estructura del edificio la mató", dijo Luis Manuel Carrillo, alumno de segundo de secundaria, quien dijo que también vio morir a María Fernanda, otra de sus compañeras de tercer año.

Emilio, estudiante de tercero año de secundaria, al igual que Luis Manuel, contó su experiencia y dijo sentirse muy triste por todo lo qué pasó, sobre todo porque dos de sus compañeros también murieron tras el terremoto. Uno de ellos, Joshua Bernal, quien era su amigo personal.

"No teníamos salida, había muchos gritos, muchos salieron desesperados, pero entre algunos profesores y alumnos queríamos tranquilizarlos de todo lo que había pasado. Fue algo muy duro, muy fuerte, porque había un cadáver a la vista, era una niña que fue totalmente aplastada y su cabeza tocaban sus pies", contó el joven, quien dijo que vecinos de unos departamentos de al lado quitaron una cerca y pasaron escaleras por donde salvaron a varias personas.

También los padres contaron sus historias, de cómo se enteraron de la tragedia y qué hicieron al llegar al lugar. Unos, tras ver a sus hijos, abrazarlos y dar gracias a Dios, se sumaron a los trabajos de rescate.

Otros, como Mónica López Ortega, tras el inmenso dolor de haber perdido a su hija, decidió ayudar, a manera de consuelo, al esposo de Reyna Dávila, la conserje que continúa atrapada en los escombros del colegio Enrique Rébsamen.

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