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Seis meses sin rastro del submarino argentino desaparecido

Luego de seis meses, el submarino ya solamente es buscado por una embarcación del gobierno de Argentina.

A seis meses de la desaparición del submarino argentino ARA San Juan, sólo una embarcación busca al sumergible y a sus 44 tripulantes mientras las autoridades deciden qué empresa se encargará de su localización.

Los familiares de los submarinistas están frustrados por una búsqueda que consideran "inútil" y cuestionan el proceso abierto por el gobierno para licitar el rastreo del submarino desaparecido en el Atlántico sur.

"Seguimos reclamando que el presidente Mauricio Macri cumpla con lo que nos prometió: agotar todos los recursos para encontrarlo", dijo a The Associated Press Luis Tagliapietra, padre del submarinista Alejandro Tagliapietra.

Tagliapietra afirmó que las autoridades "están haciendo lo mínimo indispensable para que a la vista de la opinión publica puedan seguir diciendo que los están buscando".

El submarino diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y en operaciones desde los años 80 desapareció el 15 de noviembre cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.

Familiares de los tripulantes se congregaron el martes en la puerta de la base de Mar del Plata para hacer oír su reclamo con banderas argentinas y grandes pancartas que rezaban: "ARA San Juan presente, los esperamos siempre".

Otro grupo marchará por el centro de Buenos Aires luego de que el exjefe de la Armada Marcelo Srur declare en la comisión bicameral del Congreso que investiga la desaparición de la nave. Srur fue desplazado luego de que el gobierno abriera un sumario interno en la fuerza.

Durante el operativo de rastreo, que llegó a sumar a 18 países, decenas de objetos detectados fueron desechados.

A principios de abril Rusia, el último país que colaboraba con alta tecnología, se retiró de la búsqueda en la que ahora sólo participa un destructor argentino con un sonar que barre el fondo marino. El área establecida para buscar al submarino comprende unos 4 mil kilómetros cuadrados.

Es tecnología insuficiente, afirmaron allegados a los submarinistas, quienes empujaron al gobierno a delegar la búsqueda en una empresa privada.

Nueve compañías de origen argentino, estadounidense, español y panameño se han postulado para buscar al submarino, según el pliego de licitación. Varias ofrecen tanto la embarcación como los aparatos tecnológicos de búsqueda, vehículos autónomos sumergibles, mientras que otras únicamente el barco o el instrumental.

Las ofertas económicas van de los 2 a los 21 millones de dólares.

El pliego de licitación implica una burocracia engorrosa para los oferentes y conlleva dilaciones en el tiempo, criticó Tagliapietra. "Si con suerte se contrata a alguien será en un mes y medio. Nos agarra en el invierno, cuando no se podría realizar la búsqueda por las condiciones de mar", sostuvo.

Isabel Polo, hermana del submarinista Daniel Polo, cuestionó a su vez que se contemple una contratación de tan sólo 120 días y que las autoridades hayan delimitado un área de rastreo de la que no se pueda salir.

Las autoridades han descartado que el submarino haya sido objeto de un ataque por parte de una flota extranjera mientras intentaba detectar embarcaciones de pesca ilegales.

El día que desapareció, el comandante del ARA San Juan informó que había sufrido una avería a raíz de la entrada de agua a las baterías a través del snorkel -el dispositivo por el cual el sumergible toma aire de la superficie para operar sus motores-, pero que el incidente había sido resuelto. Horas después se registró una explosión cerca de donde se había perdido contacto con la nave.

Una de las hipótesis que se barajan es que el submarino se hundió y sufrió una implosión o colapso.

Una veintena de familiares son querellantes en la causa judicial que busca determinar qué ocurrió y a la que se incorporó una auditoría de fines de 2016 que indicó que el sumergible sufría una treintena de fallas, algunas preocupantes.

Según Tagliapietra -que posee acceso a la causa judicial-, se documentaron problemas en el snorkel y pérdida de aceite hidráulico. "No estaba en condiciones de operar. Creemos que nos han mentido y se nos sigue mintiendo", afirmó.

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