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Papa Francisco lamenta paternidad irresponsable

El pontífice aseguró que le da pena ver que los padres se comporten como adolescentes: se tiñan el cabello, no quieran envejecer o tener arrugas. 

El Papa Francisco advirtió hoy contra la creciente competición entre los padres y los hijos, lamentó la tendencia a reforzar el modelo de éxito de la "eterna juventud" y exclamó: "¡A mí me da pena cuando veo a los que se tiñen el pelo!".

La tarde de este lunes el Papa inauguró el congreso de la diócesis de Roma, que este año debatirá sobre el tema: "¡No los dejemos solos! Acompañar a los padres en la educación de los hijos adolescentes".

Ante miles de personas congregadas en la Basílica San Juan de Letrán, al sur de la capital italiana, Francisco pronunció un discurso que incluyó varios momentos de humor, improvisaciones y frases mordaces del pontífice.

"Nuestros muchachos hoy encuentran mucha competición y pocas personas con las cuales debatir. El mundo adulto ha acogido como paradigma y modelo de éxito la eterna juventud. Parece que crecer, envejecer, sea un mal, es sinónimo de una vida frustrada y agotada", agregó.

Lamentó que, en la actualidad, parece que todo debe ser enmascarado y disimulado, como si el hecho mismo de vivir no tuviese sentido porque lo que importa es la apariencia, no envejecer y maquillarse.

Entonces exclamó, saliéndose del discurso preparado y con una media sonría: "¡A mí me da pena cuando veo a los que se tiñen el pelo!". Los presentes respondieron riendo y con un largo aplauso.

Lamentó que algunas personas quieran hacer "el lifting al corazón", casi como un intento por cancelar las arrugas de tantos encuentros, de tantas alegrías y tristezas.

"En cierto sentido esta es una de las amenazas inconscientes más peligrosas en la educación de nuestros adolescentes: excluirlos de sus procesos de crecimiento porque los adultos ocupan su lugar. Y encontramos tantos padres-adolescentes, muchos", precisó.

Constató que se trata de adultos que "no quieren ser adultos" y, en realidad, pretender jugar a ser adolescentes para siempre. Así, siguió, se genera una marginación que aumenta la tendencia natural de los jóvenes a aislarse y frena sus procesos de crecimiento por falta de debate.

Antes de pronunciar ese discurso en italiano, el Papa sostuvo un encuentro con un grupo de refugiados en el Salón del Palacio de los Canónicos, junto a la Basílica de Letrán.

Ellos son parte de las personas acogidas en diversas parroquias de Roma producto del llamado que el mismo Bergoglio dirigió (el 6 de septiembre de 2015) a todas las comunidades católicas de Europa pidiéndoles acoger a los migrantes.

Gracias al proyecto "Era forastero y me diste hospedaje", unas 38 entre parroquias e institutos religiosos de Roma recibieron en los últimos dos años a unas 121 personas, 57 en primera acogida y 64 en segunda.

Tras el apoyo inicial, algunos refugiados encontraron una solución habitacional autónoma, dejando el lugar donde estaban y garantizando el ingreso de otras personas. Los alojamientos disponibles se encuentran repartidos en todo el territorio de Roma, con espacio para recibir de 1 a 5 personas

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