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Latinos toman por asalto la elección y se hacen escuchar

Latino Decisions, un centro de estudios, calcula que podrían salir a votar hasta 14.7 millones de hispanos, 3.5 millones más que en la elección presidencial de 2012.

NUEVA YORK.- Aquí, en un call center en la avenida Broadway de Manhattan, se quiere enamorar a los hispanos. Se les habla bonito al oído.

--Good Morning… buenos días. ¿Señora Martínez? le habla Ana Torres de la campaña de Hillary Clinton. ¿Ya votó? ¿Sí? ¿Fue por Hilary? ¡Qué bueno! ¿Alguien más en su familia que vaya a votar?.

Con la contienda entre Hillary Clinton y Donald Trump cerrada y en algunas encuestas casi ubicada en empate técnico, la comunidad latina ha comenzado a movilizarse de manera masiva en Estados Unidos. Quizá es la perspectiva de un triunfo republicano. Quizá fue la promesa del muro y la retórica antiinmigrante de Trump. O que, como bloque étnico, ya llegaron a la mayoría de edad política.

Esas, las razones, quedarán abiertas al estudio. Pero lo indudable es que miles de latinos están tomando por asalto la elección en sus horas finales: en Miami se reportan largas filas de cubano-americanos para el voto tempranero. En Filadelfia congresistas hispanos van de puerta en puerta con el mismo mensaje: llegó la hora. En Nevada, el influjo de mexicano-americanos llevó a batir el récord de early voting.

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"Vamos a buscar que cuente hasta el último voto latino", dice Roberto Frugone, director para el noreste de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos (NALEO), cuyos esfuerzos por impulsar el voto son de índole apartidista. "Estimamos que será la votación hispana más masiva de la historia".

¿Qué tan masiva? Latino Decisions, un centro de estudios, calcula que podrían salir a votar hasta 14.7 millones de hispanos, 3.5 millones más que en la elección presidencial de 2012, de por si la más copiosa de la historia en materia de voto latino. Si ese año los afro-americanos llevaron a Barack Obama a la Casa Blanca, en esta ocasión podrían ser los latinos los que hagan lo propio con Hillary Clinton.

En el frente demócrata, el inédito esfuerzo por cortejar al voto hispano se coordina desde Nueva York, centro neurálgico de la campaña Clinton. Desde distintos puntos de Manhattan, decenas de call centers como el de Broadway estarán activos durante las próximas horas con un solo objetivo: despertar, tras años de promesas y falsos inicios, al nuevo gigante electoral de este país, una masiva comunidad cuyas raíces yacen en algún punto al sur del Río Bravo. Un bloque amorfo y dispar que nunca ha ejercido el peso que la demografía le asigna.

"Estoy convencida de que en esta elección los latinos y sobre todo los mexicano americanos vamos a definir quién gana", sostiene Rosa Téllez, lideresa comunitaria en Brooklyn que trabaja en la campaña demócrata. Originaria de Puebla, ha tratado de organizar por dos décadas a la comunidad mexicana en la zona, predominantemente compuesta por indocumentados. "Era cuestión de tiempo e impulso reproductivo. Me parece que es porque nuestros hijos por fin tienen la edad para votar", dice. "Nosotros no pudimos votar. Pero ellos sí. Ellos nacieron aquí y ahora quieren ejercer sus derechos. Los van a ejercer. Después de lo que hizo Trump no me sorprende".

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