Monterrey

Perspectivas a la baja

OPINIÓN. Sin embargo, no hay que olvidar que el último año (2018) es un año electoral, en el que tradicionalmente se dispara el gasto público y se produce un repunte de la economía.

El panorama esperado para la economía mexicana durante la segunda mitad de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto se ha seguido deteriorando en los últimos meses, de acuerdo con la información disponible.

El deterioro se observa en diversos indicadores tanto de la situación actual como de las expectativas. Un indicador muy relevante en relación a las expectativas de mediano plazo es la encuesta mensual que levanta el Banco de México entre los analistas del sector privado. En la última versión de esta encuesta, levantada durante la última semana de febrero, las perspectivas de crecimiento para los próximos años se volvieron a ajustar a la baja.

De acuerdo con los analistas privados, el crecimiento previsto para este año se redujo a 2.45 por ciento, lo que representa una contracción de 0.24 puntos en relación a la encuesta del mes anterior.

Las perspectivas de crecimiento para 2017 pasaron de 3.18 a 2.98 por ciento, respectivamente, mientras que para 2018, el último del sexenio del Presidente Peña Nieto, se ajustaron de 3.42 a 3.27 por ciento.

Por otro lado, en el Sistema de Indicadores Cíclicos, que elabora el INEGI, también muestra señales de deterioro. Este sistema está formado por dos índices compuestos, el Indicador Coincidente (IC), que pretende medir la marcha de la economía en un momento dado y el Indicador Adelantado (IA), cuyo objetivo es anticipar el crecimiento esperado de la actividad económica en el corto plazo.

Este sistema se genera con una metodología compatible con la utilizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). De esta manera, permite realizar comparaciones de la marcha de la economía mexicana con distintas economías a nivel mundial.

Durante diciembre de 2015, el IC se redujo en 0.1 décimas de punto en relación al mes anterior, con lo que acumuló seis caídas en meses consecutivos. El IC está compuesto por los siguientes índices: indicador global de actividad económica, índice de actividad industrial, ingresos por suministro de bienes y servicios al por menor, asegurados permanentes del IMSS, tasa de desocupación urbana y las importaciones totales de la economía mexicana.

Todos estos indicadores mostraron tasa negativas en diciembre del año pasado, con excepción del número de asegurados en el IMSS, que permaneció estable.

Por su parte, el IA en enero de 2016 disminuyó en 0.2 décimas de punto en relación a diciembre y en 1.1 por ciento en relación a enero del año pasado. El IA está integrado de los siguientes indicadores: empleo en el sector manufacturero, confianza empresarial, en especial la opinión de que si el momento actual es adecuado para invertir en México, índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores en términos reales, tipo de cambio real entre México y Estados Unidos, tasa de interés interbancaria de equilibrio (TIIE) y el índice bursátil Standard and Poor´s, de Estados Unidos.

Como podemos observar, las perspectivas de crecimiento para el resto del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto son poco favorables. Sin embargo, no hay que olvidar que el último año (2018) es un año electoral, en el que tradicionalmente se dispara el gasto público y se produce un repunte de la economía. Vamos a ver si ese patrón se repite.

Destaca construcción
en Nuevo León

La industria de la construcción en Nuevo León participó con el 10.1 por ciento dela producción generada por este sector en diciembre de 2015, siendo la entidad con una mayor participación a nivel nacional.

La participación más destacada se registró en la rama de edificación, en donde Nuevo León contribuyó con el 16.1 por ciento del total nacional.
Otras ramas destacadas fueron las obras relacionadas con transporte y urbanización, en las que nuestra entidad participó con el 7.3 por ciento del total nacional, petróleo y la petroquímica (7.8 por ciento) y las obras relacionadas con electricidad y telecomunicaciones, en las que Nuevo León contribuyó con el 6.3 por ciento del total.

* El autor es economista de la UANL, con Doctorado en la Escuela de Graduados de Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del ITESM. Es profesor de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-Conacyt.


Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: