Monterrey

Es informal 58 por ciento del empleo

OPINION. Un aspecto interesante del reporte del INEGI es que la economía informal presenta un comportamiento “por-cíclico”; es decir, que sigue en la misma dirección del PIB, pero de manera más acentuada.

La economía informal emplea al 57.8 por ciento de la población ocupada en México y genera el 23.7 por ciento del PIB. Por otro lado, el 76.3 por ciento del producto lo genera el sector formal con el 42.2 por ciento de la población ocupada.

Es decir que por cada 100 pesos generados de PIB del país, 76 pesos lo generan el 42 por ciento de ocupados formales, mientras que 24 pesos los generan el 58 por ciento de ocupados en informalidad. Esto significa que la productividad promedio de la población ocupada en el sector informal es apenas el 22.6 por ciento que la productividad del resto de la economía mexicana.

Esto fue detectado en el estudio "Actualización de la medición de la economía informal. Preliminar. Año base 2008", en el que se da a conocer la evolución de la economía informal en México en los últimos doce años (2003-2014).

El estudio considera dentro de la economía informal no solo al sector informal propiamente dicho, constituido por micronegocios que no cuentan con los registros legales básicos para operar.

Incluye también las llamadas "Otras modalidades de la informalidad", es decir, la agricultura de subsistencia, el servicio doméstico remunerado de los hogares así como todas las variedades de trabajo en unidades económicas formales, pero que no cuenta con el amparo del marco legal e institucional (seguridad social, prestaciones sociales).

El sector informal representa el 11.0 por ciento del PIB y el 27.4 por ciento del empleo, mientras que las otras modalidades absorben el 30.4 por ciento del empleo y contribuyen con el 12.7 por ciento de la producción nacional.

La clasificación de la economía informal por sector de actividad económica muestra que el comercio tiene la mayor participación, con el 32.7 por ciento, en segundo lugar están los servicios que representan el 18.3 por ciento, las actividades de las industrias manufactureras representan el 16.5por ciento del total.

Un aspecto interesante del reporte del INEGI es que la economía informal presenta un comportamiento "por-cíclico"; es decir, que sigue en la misma dirección del PIB, pero de manera más acentuada.

Así, vemos que en la recesión de 2009, la economía informal disminuyó en 6.9 puntos porcentuales, tres más que la caída registrada en el PIB nacional (4.7 por ciento). En contraste, en los años de recuperación que siguieron, este sector creció por debajo del PIB nacional.

En la desaceleración que siguió a la última transición presidencial se repitió este comportamiento. La economía informal acompañó a la desaceleración económica, con tasas negativas de (-0.6) y (-0.5) por ciento, en 2013 y 2014, respectivamente.

La economía informal, junto con la migración, han sido las válvulas de escape tradicionales para la población mexicana que ingresa a la edad laboral, dado que el ritmo de crecimiento de la economía en los últimos años ha sido insuficiente para generar los empleos que requiere el crecimiento demográfico del país.

Este problema podría ser más grave con el crecimiento previsto de la población en edad laboral, que alcanzará sus tasas más altas en la próxima década, el llamado "bono demográfico"

INFORMALIDAD EN NUEVO LEON
En Nuevo León el sector informal empleó a 480 mil personas en el tercer trimestre de 2015, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y empleo (ENOE), que elabora el INEGI. Esto representa el 21.6 por ciento de la población ocupada total en la entidad en el trimestre de referencia.

Otro indicador de informalidad es la población ocupada sin acceso a los servicios de salud que preste alguna institución pública o privada. En estas condiciones se encuentran 899 mil nuevoleoneses, que representan el 40.5 por ciento de la población ocupada en el Estado.

* El autor es economista de la UANL, con Doctorado en la Escuela de Graduados de Administración y Dirección de Empresas (EGADE) del ITESM. Es profesor de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-Conacyt.


Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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