Monterrey

El salario mínimo y su poder adquisitivo

OPINIÓN. El problema de que el salario no alcance ni siquiera a cubrir las necesidades básicas, lleva a frustraciones y a sentimientos de injusticia, y puede fácilmente alimentar los delitos, la violencia e incluso el narcotráfico, dañando el tejido social.

Recientemente se publicó un estudio sobre los salarios mínimos en América Latina, donde, excluyendo a Cuba y Venezuela, (por obvias razones) nuestro país tiene el nada agradable calificativo de "colero" al ubicarse en el último lugar de la lista, con un salario mínimo de sólo 141 dólares mensuales, mientras que el salario más alto se reporta en Panamá con 744 dólares al mes, es decir, los trabajadores panameños ganan 5.3 veces más que los mexicanos.

Si consideramos que el salario mínimo promedio en los países de América Latina se reporta en 347 dólares al mes, entonces tenemos que este promedio es 2.5 veces superior al salario de los mexicanos.

Sin embargo, el salario mínimo no debe analizarse de manera aislada a su poder adquisitivo, ya que es precisamente este factor el que impacta en el bienestar de los trabajadores, al transformarse en bienes y servicios básicos para el consumo.

De esta manera, se procede a analizar el valor, en cada país, de la denominada "Canasta Básica" y si bien en México el salario mínimo sólo alcanza para adquirir un 80 por ciento de esta canasta básica, ya no estamos en el último lugar de la tabla, pues hay siete países en Américas Latina, que a pesar de tener un salario mínimo superior al nuestro, el poder adquisitivo de sus salarios es inferior, comparado con nuestro país.

Por ejemplo, en Argentina, el salario mínimo se reporta en 513 dólares al mes, el cual, a pesar de ser 3.6 veces superior al salario mínimo pagado en México, solo alcanza para adquirir el 60 por ciento de una canasta básica de consumo, mientras que en México este porcentaje es de 80.

El problema de que el salario no alcance ni siquiera a cubrir las necesidades básicas, lleva a frustraciones y a sentimientos de injusticia, y puede fácilmente alimentar los delitos, la violencia e incluso el narcotráfico, dañando el tejido social.

Es importante que nuestros gobernantes sean sensibles a estos aspectos y procuren apoyar políticas económicas que favorezcan el incremento de la productividad y el crecimiento real de los salarios, y que dejen de ver a nuestros bajos salarios como una "Ventaja Competitiva" para atraer inversiones a nuestro país.

Hace algunos años, cuando China ingresó a la Organización Mundial del Comercio, se decía también que una de sus "Ventajas Competitivas" era su bajo nivel salarial, inferior incluso al de México, sin embargo, ese nivel salarial fue incrementándose hasta superar al nivel de los salarios pagados en nuestro país, lo cual fue ampliamente festejado por nuestras autoridades, señalando que ahora México era más "Competitivo" y "Atractivo" para los inversionistas extranjeros.

Esta reflexión también llama a reconsiderar la política de precios en materia de gasolinas y de diesel que aplican nuestras autoridades, ya que las comparaciones internacionales las utilizan nuestros gobernantes solamente cuando les convienen, y no se cansan de decirnos que en otros países del mundo las gasolinas son más caras que en México, pero omiten comparar el poder adquisitivo de los salarios en esos países, ya que incluso, con gasolinas más caras, sus salarios les permiten adquirir muchos más litros que en México.

Además, el mayor precio de las gasolinas en esos países, se debe a que tienen mayores impuestos al consumo, dado que los impuestos sobre la renta son menores, mientras que en México, nos golpean por ambos lados, gravándonos el ingreso y el consumo.

Se les olvida a nuestros gobernantes, (y nosotros lo permitimos) que el petróleo es de la NACIÓN, es decir, de TODOS LOS MEXICANOS, (y no del GOBIERNO) y no contentos con apropiarse de la totalidad de las utilidades que genera el petróleo y sus derivados, nos endilgan CUATRO IMPUESTOS a la producción y al consumo, y terminamos por pagar las gasolinas incluso más caras que en Estados Unidos, a pesar que el petróleo es "nuestro".

El autor es especialista en estudios económicos y de finanzas públicas. Actualmente ocupa el cargo de Socio de Economía en Pérez Góngora y Asociados.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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