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Banco alemán comienza a aplicar tasas negativas para la gente

Cuando el Banco Central Europeo introdujo una tasa de interés negativa sobre los depósitos de las entidades crediticias hace dos años, pocos pensaron que las cosas llegarían tan lejos.

Esta semana, un banco cooperativo de ahorro alemán en la localidad bávara de Gmund am Tegernsee –con una población de 5 mil 767 habitantes- dijo que comenzará a cobrar a los clientes minoristas por tener su efectivo. A partir de septiembre, por ahorros superiores a 100 mil euros, el banco comunitario Raiffeisen retendrá el 0.4 por ciento. Esto representa un traslado directo del nivel actual de la tasa de depósito negativa del BCE.

"Con nuestros clientes empresariales la tasa negativa está desde hace tiempo, ¿por qué habría de ser diferente para los particulares con grandes saldos?" dijo por teléfono este jueves Josef Paul, miembro del directorio del banco. "Tal como se ven las cosas en este momento, los cargos sobre los depósitos no se extenderán a clientes con sumas inferiores" a 100 mil euros, dijo.

Raiffeisen Gmund am Tegernsee quizá sea un banco diminuto que simplemente está introduciendo penalidades para los clientes pudientes –dice que los afectados son menos de 140- pero en principio, la tasa de depósito negativa del BCE estuvo pensada para alentar el gasto y la inversión en la economía floja de la eurozona, no para gravar a los bávaros ahorrativos. Un portavoz del banco central con sede en Fráncfort no quiso hacer declaraciones.

De hecho, al introducir la política sub-cero en junio de 2014 con una reducción de la tasa de depósito hasta menos 0.1 por ciento, el presidente del BCE, Mario Draghi, dijo que la medida era "para los bancos, no para la gente". Si los bancos deciden trasladar la decisión a los ahorros, es su decisión. "No somos nosotros", dijo.

Desde entonces, el BCE recortó su tasa de depósito –lo que pagan los bancos por estacionar el excedente de fondos a un día- tres veces más. Hasta el momento, los funcionarios a cargo de la política han dicho que no ha habido ningún efecto colateral negativo, como por ejemplo que los clientes retiren su efectivo y lo acopien en otra parte. En ese tiempo, en medio de una recuperación económica moderada, el crédito bancario reanudó su crecimiento.

Aun así, las entidades crediticias de Europa normalmente se quejan y el BCE ha reconocido que las tasas negativas deprimen su rentabilidad. Algunos ya están cobrando a los clientes corporativos con grandes depósitos. El Bundesbank estimó el año pasado que el entorno de tasas bajas reduciría un 25 por ciento la ganancia antes de impuestos de los bancos para 2019.

No obstante, hace apenas dos semanas, Benoît Coeure, miembro del consejo de gobierno del BCE, dijo que los clientes minoristas permanecían en sus bancos debido a las señales de que no se les cobraría por sus ahorros en un futuro cercano.

"Los depósitos tanto de los hogares como de las corporaciones no financieras han venido creciendo en estos dos últimos años a un ritmo similar al período previo a ingresar en territorio de tasas de interés negativas", dijo en un discurso el 28 de julio. "Parecería que el límite inferior de las tasas sobre los depósitos minoristas es cero".

Que Coeure tenga esencialmente razón –que Raiffeisen en Gmund am Tegernsee sea un caso raro y que en una escala más amplia las tasas para los depositantes ordinarios no bajen de cero- quizá dependa de cómo reaccionen las entidades crediticias en Alemania y en otras partes al tabú de cobrar a clientes minoristas.

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