Financial Times

Trump ‘apaga’ en EU el faro para la libertad de prensa

Es impactante ver a un periodista profesional calificado como 'enemigo del pueblo' por el presidente de Estados Unidos.

Hace poco, cené con algunos periodistas y académicos turcos en Estambul. El entorno era hermoso, la comida deliciosa, pero la conversación era sombría. Hablamos de sus colegas que se encuentran entre las veintenas de periodistas turcos que han sido encarcelados. Otros han perdido sus trabajos o han huido del país.

La conversación con mis colegas turcos me impresionó. Trabajar como columnista para un periódico occidental es agradable y prestigioso. Si escribo una columna que le molesta a un ministro del gobierno, lo peor que puede suceder es que tal vez reciba una llamada telefónica de un funcionario de prensa o que me nieguen la entrada a la fiesta de Navidad.

Pero cuando los periodistas turcos escriben columnas controvertidas, están arriesgando su libertad. En otros lugares, los periodistas arriesgan sus vidas. Se estima que más de 20 periodistas rusos han sido asesinados durante los años de Vladimir Putin, y la mayoría de los casos siguen sin resolverse.

Los peligros que enfrentan los periodistas en Turquía y Rusia pusieron en perspectiva la confrontación de la Casa Blanca con Jim Acosta de CNN la semana pasada. Es impactante ver a un periodista profesional calificado como "enemigo del pueblo" por el presidente de EU. Y la justificación de la Casa Blanca para privar a Acosta de su pase de prensa (que había maltratado a un interno) no parecía ser convincente. Desde entonces Trump ha sugerido que se les podrían retirar las credenciales de prensa a otros periodistas, si no son "respetuosos".

Pero aunque el presidente estadounidense está exhibiendo los instintos de un dictador, EU no es una dictadura. Acosta ha sido tratado injustamente. Sin embargo no perderá su libertad ni su trabajo. Y la confrontación tuvo lugar en el contexto de una conferencia de prensa, en la que el presidente de EU respondió a preguntas sin un guión durante 90 minutos.

La triste verdad es que los periodistas más amenazados por los ataques en contra de los medios de comunicación de Trump son probablemente los que están fuera de EU.

Tradicionalmente, los periodistas en países autoritarios han seguido el ejemplo y buscado el apoyo de EU. Era considerado como un país donde los periodistas podían derrocar a un presidente y recibir premios, en lugar de ser encarcelados. También es una nación poderosa, cuyo gobierno habló a favor de la libertad de expresión. Según el Acta de Libertad de Prensa de Daniel Pearl, el Departamento de Estado de EU debe realizar un informe anual sobre la libertad de prensa en todo el mundo.

Pero los esfuerzos oficiales estadounidenses para ser un faro para los medios de comunicación libres ahora se contradicen con los mensajes muy diferentes del propio Trump. Después de todo, si el presidente de EU dice que los periodistas son "enemigos del pueblo", ¿por qué van a estar en desacuerdo los presidentes de Turquía, China o Rusia? Trump ha ofrecido inadvertidamente a los dictadores un nuevo vocabulario para tratar con los medios de comunicación. Ahora todos saben que un hecho inconveniente o una línea incómoda de preguntas puede minimizarse como una "noticia falsa".

Por supuesto, los gobiernos autoritarios estaban asesinando y encarcelando a periodistas mucho antes de la era Trump. Pero el asalto global en contra del periodismo ahora parece estar intensificándose. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) informa que en el año 2017 se estableció un nuevo récord para el número de periodistas en prisión en todo el mundo; Turquía, China y Egipto fueron nombrados como "los peores carceleros del mundo" de periodistas. La semana pasada, Hungría y Filipinas, dos democracias con presidentes populistas similares a Trump, anunciaron cargos que podrían provocar el encarcelamiento de destacados periodistas.

El caso Acosta proyecta una sombra. Retirar la acreditación de periodistas "difíciles" es una táctica popular en regímenes autoritarios como China, que ahora está extendiendo su represión contra la libertad de prensa a Hong Kong.

Como ilustra el caso de Hong Kong, las libertades ganadas con mucho esfuerzo pueden perderse, incluso en lugares que se han acostumbrado a la libertad de prensa. Y una vez que comienza la podredumbre, puede propagarse rápidamente.

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