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Mano a mano con Jamie Dimon

El jefe de JPMorgan habla en entrevista con Bloomberg de temas que van desde Silicon Valley, los bancos chinos y hasta la moralidad de los mercados y los bancos.

¿Cuál es el futuro del sector financiero? ¿Desafiará Silicon Valley a Wall Street? ¿Puede China construir bancos globales? No hay mejor lugar para formular estas preguntas que la oficina de Jamie Dimon, en las alturas de la sede de JP Morgan Chase en Nueva York.

En esta entrevista, Dimon reflexiona sobre su carrera, enlista sus mayores errores, argumenta que los bancos son más morales que los mercados y escruta el futuro.

John Micklethwait: En tu carrera has visto numerosas empresas desafiar el statu quo en las finanzas; algunas lo han logrado, otras han fracasado. La nueva amenaza viene de Silicon Valley. Toda clase de startups del 'fintech' van a por Wall Street. ¿Se siente vulnerable?

Jamie Dimon: La mejor manera de ver cualquier negocio es desde el punto de vista de los clientes. Así que hay ciertas cosas básicas que no van a cambiar. Las empresas seguirán necesitando capital, deuda, asesoramiento y derivados. Las personas van a necesitar préstamos para automóviles, hipotecas, cuentas bancarias y la capacidad de enviar dinero. Esas cosas no van a cambiar.

JM: ¿La tecnología no cambiará algunas de estas cosas?

JD: Si nos fijamos en el negocio de la banca, siempre ha usado la tecnología, la han incorporado, digitalizando los servicios para que sean más baratos, mejores y veloces para el cliente. Ahora Silicon Valley quiere incursionar en este negocio, ven una oportunidad. Creo que los bancos son muy buenos utilizando la tecnología digital. Hoy tenemos 23 millones de clientes que usan la banca móvil, será un desafío para cualquiera ser mejor, más rápido y barato que nosotros. Pero algunas personas creen que la banca electrónica, sin sucursales, puede competir, y eso podría ser verdad en algunos casos.

JM: ¿Es porque ustedes están regulados de una manera distinta?, ¿te preocupa la permisividad en la que operan ellos?

JD: No. Mira, si se vuelven grandes y relevantes, inevitablemente serán regulados. El gobierno no dirá: "Vamos a regular a los bancos, pero dejemos en paz a estas otras empresas." Creo que los reguladores quieren asegurarse de que tienen algún tipo de regulación en cualquier cosa sistémica.

JM: Pronto cumplirás 60 años, llevas más de tres décadas en la industria. Tu abuelo y tu padre eran agentes de bolsa. En ese entonces, ser un corredor no era una carrera ordinaria, pero tampoco glamorosa. Todo eso cambió en tu época, cuando los financieros llegaron a ser "los dueños del universo". Hoy son vilipendiados, aunque ganan muy bien. ¿Puedes explicar esa historia, qué cambió?

JD: En efecto, las finanzas pasaron de ser un pequeño negocio a ser un gran negocio. En parte, es el crecimiento de la riqueza del mundo. Eso se llama ahorro. A medida que los países se hacen más ricos vas a tener activos financieros. Eso es algo positivo. Se podría argumentar que los activos se negocian demasiado, o que tienen valoraciones muy altas, o están muy apalancados. Pero, en general, conforme los países se hacen más ricos, habrá más ahorros, lo que significa que tendrá que haber intermediación. Así que parte de esto es el enorme crecimiento de la riqueza, y parte es la globalización, estas compañías, estos clientes, son cada vez más grandes y globales.

JM: ¿Y cómo ha cambiado la regulación?

JD: Desde mi punto de vista, el sistema financiero de Estados Unidos -incluidos los bancos y la banca de inversión- es mucho más seguro gracias a los requisitos de capital y liquidez. A pesar de todas las turbulencias de este año, no creo que nadie esté cuestionando nuestro sistema. Y eso, obviamente, es algo bueno.

JM: Has jugado un papel muy importante en la creación de la banca universal, primero en Citi y luego en JPMorgan. ¿Crees que los chinos quieran hacer lo mismo?

JD: Sí, aunque no me gusta el término "banca universal". El gobierno chino quiere tener una economía muy fuerte, cuando hablan de reformar las empresas públicas, saben que eso forma parte. China tiene para sus grandes compañías la política de la expansión internacional. Es lógico que la empresa y el país quieran crecer, ser exitosos. Sobre todo en áreas en las que lo necesitan: la agricultura, la energía, la tecnología y también la banca. Algunos bancos ya han iniciado su expansión en todo el mundo, claro que van a tener esas ambiciones. ¿Por qué no? Sólo que lo están haciendo metódicamente. Es una estrategia lógica y, bien ejecutada, lo lograrán.

JM: ¿Qué banco chino hay que vigilar?

JD: Si los números son correctos, el ICBC [Banco Industrial y Comercial de China], que ya gana casi el doble de lo que gana JPMorgan. Es posible que algún día sea mucho más grande que nosotros.
Creo que dentro de 20 años los grandes bancos chinos estarán en 100 países. Tendrán operaciones muy sofisticadas, y pueden muy bien haber comprado bancos en todo el mundo en los países que lo permitan. Es decir, yo no creo que el gobierno de Estados Unidos les permitiría comprar JPMorgan. Pero en algún momento serán capaces de comprar un banco de gran tamaño en Estados Unidos. Ignoro si lo harán, o si lo permitirán.

JM: ¿Y qué banco estadounidense sigue muy de cerca ahora?

JD: Aprendo de todos nuestros principales competidores, extranjeros o nacionales. Wells Fargo está siendo muy activo y agresivo, y está construyendo con mucho éxito su banco de inversión en Estados Unidos. Su gran problema será si quieren relacionarse con las grandes empresas, que están haciendo muchos negocios en el extranjero. Es casi imposible construir un banco de inversión global a partir de cero. Si quieren hacer eso, es probable que tengan que hacer una adquisición.
Creo que hay unas cinco o diez instituciones globales que van a surgir como nuestros principales competidores. Están adaptándose a este nuevo mundo, como nosotros. Mi hipótesis es que siempre tendremos una competencia muy dura. Incluso con algunos bancos europeos que ahora están en apuros, algunos de ellos pueden resurgir y tal vez más fuertes.

JM: ¿Cómo explica el desastre de la Ballena de Londres, fue falta de supervisión?

JD: Mira, cada institución comete errores. Reconozco que cometemos errores y que pueden dañar mi reputación y la de nuestra empresa. Pero también debes estar dispuesto a dar espacio, confiar en los demás y no ser tan estricto, siempre que dispongas de controles robustos. Creo, sin embargo, que debí de haber detectado algo, por eso que estoy tan molesto conmigo mismo.

JM: ¿Cuál ha sido su mayor error?

JD: He cometido muchos. Los más difíciles tienen que ver con las personas, cuando pones a la persona equivocada en un trabajo. A veces eres demasiado lento para sacarla. O no involucras a las personas adecuadas para resolver un problema, o te mueve la rabia; pero aprendes. Con todo, tengo que decir que la 'Ballena' fue uno de ellos, aunque ningún cliente salió perjudicado, lamentablemente sí mis accionistas. Y también tendría que añadir a Bear Stearns y Washington Mutual en esa lista.

Si bien gracias a esas dos operaciones obtuvimos excelentes personas y negocios, Bear fue muy doloroso, pagamos un precio mucho más alto del que pude haber imaginado. Yo diría que 20 mil millones de dólares en total. Los costos adicionales y el daño a nuestra reputación han sido tan altos que, en retrospectiva, cometimos un error al aceptar comprarlo. Nuestra reputación estaría menos deteriorada de no haber participado en esas dos operaciones.
Compramos Bear Stearns porque pensábamos que estábamos ayudando en esa situación. No íbamos a desentendernos y correr. Recuerda que los bancos no son los mercados. El mercado es amoral. Al mercado no le importa quién eres. Para el mercado eres algo negociable, el mercado te vende si cree que eres un riesgo. Los bancos no hicieron eso.

JM: ¿Estás diciendo que los bancos son más morales que los mercados?

JD: Sí, porque un banco es una relación. No puedo abandonarte y esperar tener una buena relación después. Si le dijera a alguien, "Sé que has estado comprándome leche y que necesitas leche para sobrevivir. Pero el precio ya no es de 2 dólares por galón, ahora será de 40 dólares por galón. Te llevaré a la quiebra. "¿Qué pensarían de nosotros? Nos odiarían. Es cierto que algunos de estos bancos hicieron cosas malas. Sin embargo, incluso en el punto más álgido de la crisis, los bancos no cambiaron sustancialmente los precios para los clientes.
Los bancos también tienen que decirle "no" al cliente. No siempre podemos darle al cliente lo que quiere; puede que no sea en su mejor interés. Cuando entras en una tienda y quieres comprar algo, les das dinero y te lo venden. Sin embargo, a veces entras en nuestra 'tienda' y quieres algo -una tarjeta de crédito, tal vez, o un préstamo- y muy a menudo la respuesta es "No", incluso si eres una gran empresa. A veces, porque queremos ayudar a nuestros clientes, tenemos que decir que no.

John Micklethwait es editor en jefe de Bloomberg
Esta entrevista fue traducida y acortada desde la original publicada en inglés y la cual puede consultarse aquí.

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