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GDF decidirá qué hacer con terrenos del AICM: Salomón Chertorivski

Los terrenos del actual AICM son propiedad del gobierno federal, sin embargo, el GDF quiere decidir qué se construirá sobre ellos cuando dejen de albergar a las terminales aéreas, señaló Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México.

Pese a que el secretario de Desarrollo Económico de la capital, Salomón Chertorivski, reconoce que los terrenos del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) son propiedad del gobierno federal, el GDF quiere decidir qué se construirá sobre ellos cuando dejen de albergar a las terminales aéreas.

El funcionario proyecta que las 710 hectáreas que lo integran pueden convertirse en un nuevo bosque de Chapultepec, en un parque, en vivienda, en un centro industrial, en una universidad o en una mezcla de todos los anteriores.

"Setecientas diez hectáreas es más grande que Chapultepec, es más grande que Ciudad Universitaria, es del tamaño de Santa Fe. Es un terreno que representa una oportunidad de replantear la transformación urbana", dijo Chertorivski en entrevista con EL FINANCIERO.

Tras la realización de unos foros con expertos en septiembre y de consultar a los capitalinos, en febrero de 2016 el GDF (Gobierno del Distrito Federal) tendrá listo un proyecto de construcción que planteará al gobierno federal, el cual decidirá si lo realiza o no.

"No cabe el conservadurismo extremo, pero tampoco el desarrollo inmobiliario rapaz", afirmó.

Sin embargo, Chertorivski asegura que cualquier permiso para construir sobre los actuales terrenos del aeropuerto debe ser autorizado por el GDF.

"Efectivamente el terreno es federal para uso de aeropuerto, pero lo que no hay duda es que lo que se puede o no hacer ahí es una determinación 100 por ciento local, es decir, los usos de suelo no son más que facultad local", señaló el secretario.

Si la federación decide vender las propiedades en que se ubica el actual AICM, el gobierno local no cambiaría el uso de suelo ni los permisos para la construcción si el tipo de edificación no coincide con el proyecto que presentó.

"(Por ejemplo) esos permisos para construir vivienda en la Ciudad los tiene que dar la Ciudad y tendría que tener uso de suelo habitacional. Hasta que no tenga usos de suelo, no hay un valor", dijo Chertorivski.

El gobierno local no busca tener la propiedad de los terrenos, sino que los habitantes de la Ciudad de México opinen sobre lo que se construirá en el actual AICM, agregó.

"Hoy no hay edificios altos en las inmediaciones, eso puede cambiar", previó el funcionario sobre las posibilidades.

Se espera que el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México comience a operar el 20 de octubre de 2020 y aunque faltan cinco años, el Chertorivski pide no perder tiempo y empezar a planear el proyecto para evitar que la prisa afecte a la construcción.

"Tenemos estos cinco años para que llegando esa fecha tengamos los consensos sociales, gubernamentales de los diferentes órdenes y para eso tenemos que estar preparados", comentó.

De ser necesario, el GDF aportaría inversión para la construcción del proyecto que se decida.

Recientemente, el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, negó que los terrenos del aeropuerto vayan a estar disponibles en 2020, y afirmó que será hasta 2023 cuando queden vacíos, pues debe coordinarse la operación de los negocios y restaurantes. El funcionario federal señaló que es necesario coordinarse con el gobierno local, independiente de quién sea el dueño del terreno y uso de suelo que tenga.

EXPERTOS OPINARÁN

El 22 y 23 de septiembre de este 2015, la Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito Federal realizará foros a los que ha invitado a expertos internacionales que recientemente participaron en proyectos en los que se mudó un aeropuerto, así como al gobierno federal.

"Escucharemos al gobierno federal y a prestigiados arquitectos para que hagan planteamientos para la zona. Vamos a escuchar todo", afirmó Chertorivski.

Hasta ahora han sido convocados especialistas del aeropuerto de Tempelhof, en Berlín, que cerró sus puertas en 2008 y donde se construyó un parque con una inversión de 60 millones de euros; así como expertos del proyecto de Mariscal, en Quito, Ecuador, que empezó a operar en 2013; y personas familiarizadas con el aeropuerto Robert Mueller, en Austin, Texas.

"Son las tres experiencias más recientes de un nuevo aeropuerto, en el que el que queda ya no opera y se tiene que cerrar", destacó Chertorivski.

El funcionario señaló que en el caso del aeropuerto de Berlín se decidió hacer un referendo popular para determinar qué se construiría y la población votó por un parque.

También están invitados al foro participantes de la transformación urbana de Corea del Sur, Seúl.

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