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Construir un hogar, construir una familia

Voluntarios de las aerolíneas Delta y Aeroméxico, en conjunto con la organización Hábitat para la Humanidad, viajaron a Chulavista, en Nayarit, para construir viviendas para personas de escasos recursos, aunque el verdadero objetivo es construir un 'hogar'.

No era un festival común. No había grandes esculturas desfilando por las calles. No había miles de personas en las banquetas. Y por supuesto que no había cámaras por doquier que se encargaran de recordar el espectáculo.

Este festejo no era normal por el hecho de que los asistentes y los habitantes del lugar se habían conocido hace apenas una semana y, después de la celebración, quizá jamás se volverían a ver… No importaba. Se habían convertido en una familia.

Una familia que, al clamor de una banda de metales, más de 30 grados centígrados y la humedad de un terreno a 40 metros al nivel del mar, ahora celebraba no sólo el haberse conocido, sino la construcción de un patrimonio. Se le conoce como 'Global Build' y el lugar elegido en esta ocasión fue la comunidad de Chulavista, en el estado de Nayarit.

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Aeroméxico y Delta Airlines, en conjunto con Hábitat para la Humanidad, llevaron a cabo el 'Global Build - Fall 2017' en Chulavista, Nayarit. Se trata de un programa de construcción de soluciones de vivienda para personas de escasos recursos o para aquéllas que comprueben que necesitan una casa.

"En promedio, una familia mexicana se tarda 10 años en pagar una casa. Entonces, de la mano con Delta y Hábitat, la intención es otorgar una casa para familias mexicanas, quienes se encargan de pagarla a Hábitat", dice Adriana Prieto, directora de responsabilidad social corporativa de Aeroméxico.

En esta edición, se logró levantar una vivienda para seis familias en Chulavista. En palabras parece muy sencillo, pero es todo lo contrario.

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Las dos aerolíneas, Aeroméxico y Delta, convocaron a personas de sus compañías para hacer voluntariado en diversas comunidades de sus programas de responsabilidad social. Uno de ellos fue en Chulavista.

Por parte de Aeroméxico, fueron 16 voluntarios; de Delta, 47. Desde su llegada a la comunidad nayarita (el 23 de octubre), los voluntarios se organizaron en seis grupos para levantar lo más posible las viviendas de las familias de Chulavista.

De acuerdo con Courtney Ehrler, quien trabaja en la división de compromiso con la comunidad de Delta, el objetivo es dejar la construcción de la casa entre un 60 y 80 por ciento completa.

Los voluntarios debían culminar el trabajo en una semana en condiciones de humedad originadas por la cercanía con el océano Pacífico y más de 30 centígrados que se sentían como 40.

"Yo vivo en Atlanta y podemos tener temperaturas similares a las de aquí (Chulavista), pero hay personas que vienen del sur de Estados Unidos que no están acostumbradas a este clima. Para mí no es gran problema, pero de que hace calor, sí, hace mucho calor", comenta Michel Aletraris, director de línea de producción de motores de Delta.

Las labores comenzaban a primeras horas de la mañana hasta las tres de la tarde. Una jornada laboral completa, pero con un tono distinto: la solidaridad. Como repetían constantemente los voluntarios, "es más lo que recibimos que lo que damos".

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Hábitat para la Humanidad es una organización afiliada a la ONU que está activa a nivel global desde la década de los 70, pero en México llegó en el año de 1989.

Hábitat tiene como misión otorgar una facilidad de construcción de vivienda para personas que no pueden costear o definitivamente no tienen la posibilidad de un crédito para una casa.

Desde 1989, con diferentes empresas y programas de vivienda, Hábitat ha otorgado 61 mil casas en México, las cuales han beneficiado a 300 mil personas.

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De acuerdo con Ana Laura Herrera, coordinadora de alianzas internacionales de Hábitat en México, el lugar para la construcción de vivienda se selecciona después de hacer un proceso de estudio socioeconómico.

"(Además), las viviendas se entregan a las personas después de un largo proceso de capacitación financiera y familiar" con el fin de que noten cómo llevar el control de pago de sus casas y cómo lograr que la familia se sienta unida mediante un hogar, destaca Herrera.

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Las bondades que regala una lengua son variadas. En la charla con Aeroméxico y Delta, donde unos hablan muy poco español, otros tienen un inglés natal y algunos más escuchan atentamente para no perderse en la conversación, alguien confunde la palabra «patrimonio» con «matrimonio» y las implicaciones de esta confusión van desde las risas hasta el diálogo. Todo se conecta al final, pero va por partes.

En la plática en español se hablaba del patrimonio que te otorga la solución de vivienda de Hábitat, pero un ruido hizo confundir esa palabra con «matrimonio».

—Si no hubiera llegado Delta y Aeroméxico a Chulavista, las familias no habrían conocido el programa. Ya vieron que se construyeron casas y empieza a pasar de boca en boca. El impacto en las familias es mayor. Una casa te da calidad de vida, te da seguridad...

—Patrimonio.

—Te da matrimonio también.

—No, no. "Patrimonio".

En comunidades como Chulavista, no es extraño encontrar parejas casadas apenas cumplida la mayoría de edad. Tal es el caso de Blanca Gómez, de 19 años, quien fue una de las seleccionadas para la vivienda construida en conjunto por Delta, Aeroméxico y Hábitat.

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Blanca Gómez, una de las beneficiarias de Hábitat.


Como ella misma indica, Hábitat pone ciertas condiciones a los que quieren participar en sus programas. Primero, la vivienda no es un regalo, sino que es un crédito de 75 mil pesos: la mitad es costeado por la organización y la otra mitad es pagado por la familia a lo largo de 4 años (es decir, poco más de 700 pesos al mes). Por ende, los beneficiarios del programa deben tener las posibilidades de pagarlo; Blanca es ama de casa y su marido Édgar, de 23 años, trabaja en el campo como agricultor de piñas, donde gana mil 800 pesos a la semana, por lo que Hábitat no tuvo problema en ese rubro.

Pero Blanca menciona un requisito más: al no tener hijos, debían comprobar que sus intenciones de formar una familia eran reales, por lo que se casaron y ello funcionó como detonante.

Las palabras «patrimonio» y «matrimonio», alejadas por una sílaba y por un contexto de referencia, son más cercanas de lo que aparentan, al menos para Blanca y para Édgar.

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Y la lengua te brinda otras bondades, como la diferencia entre «vivienda» y «hogar», en este caso tanto para español como para inglés.

"Cuando un niño pequeño ve su cuarto, no sólo se trata de muros de concreto: es su habitación. Es algo que dura para siempre. Es un legado que nosotros dejamos para las familias", añade Michel Aletraris.

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Hábitat da la oportunidad de una solución de vivienda, pero, como dijo Aletraris, un hogar se construye paso a paso y no tiene nada que ver con lo material.

"Nosotros ayudamos en la construcción de la vivienda y sí es un avance, pero lo material no se compara con lo que ellos van a construir después. El hogar es mucho más de lo que se piensa: tiene que ver con los valores, con la seguridad, con tener un patrimonio; es el soporte para la construcción de una familia", menciona Aletraris.

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La familia es un factor importante para determinar quién puede ser beneficiario de Hábitat, pero el concepto de «familia» va más allá y es mucho más amplio de lo que se piensa, algo que entiende a la perfección Nallely Plasencia, de 28 años de edad.

Nallely es madre soltera de dos hijos -una niña de 7 y un niño de 10 años- y, como ella misma cuenta, la situación no es fácil para ella ni para otras mujeres que viven una situación similar.

"Es duro, pero tus hijos te hacen salir adelante. Aunque no puedas, aunque caigas, te motivan para seguir", dice Nallely.

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Nallely Plasencia junto a sus hijos.


Y no sólo ha recibido apoyo de sus hijos, sino también de su mamá, quien le aconsejó asistir a las pláticas y cursos de Hábitat para ser candidata a la solución de vivienda.

Nallely cuenta que no sólo basta con postularte, sino, como Blanca, tuvo que contar con las posibilidades de pagar el crédito que brinda la organización, tener un terreno propio (a un lado de la casa de su madre) y asistir a capacitaciones meses antes de que comenzara la construcción de casas.

Nallely trabaja en Tepic, capital nayarita, y gana mil 300 pesos semanales. A sus hijos y a su mamá sólo puede verlos los fines de semana. "Cuando la casa esté terminada, podremos estar juntos y conseguiré un empleo por aquí. Es más tranquilo y mis hijos están más seguros (...). Saber que a ellos les queda una casa es lo mejor que puedo hacer", agrega Nallely.

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El festejo en Chulavista tiene una relevancia especial. Por una parte, ésta es la segunda visita que hace Hábitat junto con Aeroméxico y Delta en 2017: la primera fue en marzo e igualmente se construyeron seis casas, por lo que el año cerrará con 12 soluciones de vivienda en Chulavista. Por otra parte, Delta celebró la construcción de su casa número 250 junto con Hábitat, las cuales se ubican en 12 países diferentes.

Delta trabaja con Hábitat desde 1995, pero en esos años comenzó con soluciones de vivienda para territorio estadounidense. Hace 12 años, la aerolínea de EU abrió el programa a la aldea global para llegar a otras partes del mundo, como Chulavista.

La colaboración de Aeroméxico con Delta y Hábitat surgió en 2013 con una primera edición de su alianza en una 'Global Build' en Puebla. Este acuerdo se detuvo y regresó con una segunda edición en 2016 en el estado de Yucatán. Junto con las dos visitas a Chulavista, la unión entre ambas aerolíneas ha logrado la construcción de 24 soluciones de vivienda para familias mexicanas en cuatro ediciones.

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Adriana Prieto dice que en los últimos años el voluntariado de la empresa mexicana ha crecido de forma relevante.

"Yo llevó dos años en Aeroméxico y en ese momento las inscripciones a los voluntariados eran abajo del 20 por ciento; ahora hay lista de espera para asistir. Eso se traduce en varias cosas: en un tema de lealtad a la empresa, pues los empleados agradecen mucho que se hagan este tipo de actividades extracurriculares; en un tema de trabajo en equipo, ya que conoces a gente de otras áreas (incluso de la misma empresa que están en otros países). Es un tema de integración que nunca vas a tener en una oficina", comenta Prieto.

Respecto a este mismo tema, Michel Aletraris menciona que este comportamiento en una empresa se contagia si se promueve en toda la estructura. "Los títulos no importan. No sólo es el CEO, sino también el consejo de administración de la compañía y de ahí pasa por cada empleado. Es parte de nuestro ADN".

Aunado a esto, Aletraris destaca la importancia de este tipo de actividades en el mundo empresarial: "Nosotros que estamos del lado corporativo, que lidiamos con máquinas y computadoras todo el tiempo, no tenemos mucha interacción con personas. Pero luego llegas aquí y tu corazón se tranquiliza; y cuando tu corazón se tranquiliza, te conviertes en una persona muy diferente. Tus relaciones con las personas se vuelven más humanas".

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Los voluntarios venían de cuatro países distintos: Estados Unidos, Reino Unido, Colombia y México. Y no sólo se trataba de trabajadores de Delta y Aeroméxico, sino también clientes.

Delta tiene un programa en el que los clientes con más 'SkyMiles' (millas aéreas) son acreedores de un viaje a uno de los programas de voluntariado.

Siete clientes de SkyMiles fueron ganadores y dos de ellos acumularon 300 mil millas de marzo a septiembre; es decir, poco más de 482 mil kilómetros cada uno. Un ejemplo para asimilar esta distancia es contrastar con uno de los vuelos más largos de Delta, que va de Atlanta (EU) a Johannesburgo (Sudáfrica) y recorre alrededor de 13 mil 500 kilómetros. Acumular 300 mil millas es como realizar aproximadamente 36 veces este viaje de casi 17 horas.

Uno de los clientes que consiguió 300 mil millas fue Ron Berg, mejor conocido por los voluntarios como 'El Diablo'.

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Ron Berg, 'El Diablo', junto a su esposa Julie.


El Diablo es un empresario estadounidense y a sus de 68 años de edad prefiere ayudar en Chulavista que vacacionar en un destino lleno de horas de descanso.

De acuerdo con empleados de Delta, El Diablo viaja al menos una vez por semana debido a su trabajo. De hecho, su viaje es tan constante que, en la edición pasada del Global Ville que se hizo en Chulavista, también ganó y fue voluntario. La comunidad nayarita no le es ajena y lo demuestra a cada palabra: "He viajado a muchos lugares de México y aquí es hermoso. Su gente es muy bonita, es tranquilo y haces amigos para toda la vida".

La situación es paradójica: hay un diablo que parece vivir en los aires; con un poco de ayuda, desciende para ofrecer asistencia a personas que le son desconocidas. El apodo es inversamente proporcional a lo que demuestra.

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Motivos para celebrar sobraban. Se cortó el listón para inaugurar cada una de las casas en el festival; se cantó al ritmo de 'La bamba' y el 'Cielito lindo'; se disfrutó cada gota de sudor y cada músculo entumecido.

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Y a pesar de todo, de las risas, del baile, de la comida, de la convivencia, de la familia, el ambiente se tornaba con un poco de nostalgia.

Más de uno se preguntaba si ésta sería la última vez que verían a los beneficierios. Y más de uno prometió regresar a Chulavista para visitar a las personas y para ver cómo quedaron las casas que a lo largo de una semana ayudaron a construir.

Pero ellos mismos saben que realizar esas promesas es una jugada complicada contra la vida misma. ¿Y qué pasa si no vuelvo? ¿Y qué será de las familias? ¿Y qué si...?

No importaba. Se habían convertido en una familia. Por esto mismo, el pequeño dejo de nostalgia disminuía. Y se apagaba completamente cuando, en la clausura, se escuchaban las siguientes palabras: "El lunes que llegamos éramos extraños, pero ahora somos unidos como una familia".

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