Economía

Estabilidad financiera mundial se deteriora, advierte el FMI

El Fondo Monetario Internacional sugiere una combinación de medidas que den paso a políticas más equilibradas para mejorar las perspectivas de crecimiento e inflación y conseguir la estabilidad financiera.

El deterioro en la confianza tras la turbulencia al arranque del año tuvo repercusiones negativas para la estabilidad financiera global y se requieren medidas que den paso a una combinación de políticas más equilibradas y potentes para mejorar las perspectivas de crecimiento e inflación y conseguir la estabilidad financiera.

De lo contrario, es posible que reaparezca la revuelta en los mercados, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En el reporte sobre la Estabilidad Financiera Mundial, el organismo identifica diversos riesgos, desde un nuevo endurecimiento de las condiciones financieras que "daría lugar a una perniciosa cadena de interacciones entre la fragilidad de la confianza, el débil crecimiento, niveles más bajos de inflación y cargas de deuda cada vez más pesadas", señala el reporte. 

También está la posibilidad de caer en una desaceleración más grave y prolongada, marcada por un estancamiento financiero y económico.


El FMI recomienda a las autoridades económicas abordar desafíos a escala mundial en tres frentes: los problemas heredados en las economías avanzadas, las elevadas vulnerabilidades en los mercados emergentes y los mayores riesgos sistémicos de liquidez en los mercados.

"Los avances en estos frentes permitirán a las economías del mundo dar un giro decisivo hacia un sistema financiero sólido y saludable y hacia una recuperación sostenida". 

En un escenario tal, para 2018 la producción mundial podría aumentar 1.7 por ciento con respecto al escenario base, indica el reporte. 

En cambio, en un contexto de estancamiento financiero, es posible que las instituciones financieras que se encargan de asignar capital y movilizar el ahorro deban hacer frente a balances deteriorados durante largo tiempo.

La erosión de la solidez financiera afectaría negativamente el crecimiento económico en el mediano plazo y bajo este escenario, para 2021 el producto mundial podría haber caído 3.9 por ciento con respecto al escenario base.

En las economías avanzadas el organismo identifica problemas para alcanzar la rentabilidad sostenible en al menos 15 por ciento de los bancos; percibe mayor contribución del sector asegurador al riesgo sistémico y en Estados Unidos encuentra aún un amplio respaldo del gobierno al mercado hipotecario, ubicado en el epicentro de la crisis del 2008.

Respecto a los mercados emergentes, apunta la necesidad de reforzar su capacidad de resistencia a los factores mundiales adversos, aunque reconoce que algunas economías han demostrado "extraordinaria capacidad de resistencia a esta coyuntura interna y externa".

Advierte de que el sistema bancario en estos mercados podrán ver sometidas a prueba sus reservas de capital por el deterioro de las ganancias y la desaceleración del ciclo de crédito.

"Las autoridades de las economías de mercados emergentes deben seguir utilizando sus reservas y el margen de maniobra de las políticas, si existen, para suavizar los ajustes y apuntalar los balances de las entidades soberanas y los bancos", señala el reporte.

Ante el complejo reequilibrio de la economía de China, el organismo expone la necesidad con urgencia de que el gobierno adquiera un compromiso con un programa de políticas más amplio para anticiparse a las crecientes vulnerabilidades.

Como foco rojo identifica que ante la desaceleración económica, se ha dañado la solidez de empresas con problemas en su capacidad de servicio de la deuda que son responsables de alrededor de 14 por ciento de la deuda de las emisoras que cotizan en bolsa agravando las tensiones en los balances de todo el sistema.

Como tercer área de acción, el FMI recomienda reforzar la capacidad de resistencia de la liquidez del mercado y para evitar el riesgo de que los shocks del mercado se amplifiquen es necesario adoptar un enfoque integral para reducir los riesgos de retiradas de liquidez de los fondos comunes de inversión y reforzar los servicios que proporcionan liquidez a los mercados.

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