Como en México, Inglaterra implementará un nuevo impuesto a los refrescos, esto como parte de su presupuesto de 2016, con el cual recaudaría más de 520 millones de libras al año (unos 742.6 millones de dólares), informó George Osborne, ministro de Economía de ese país.
Osbourne señaló que este dinero sería utilizado para pagar actividades deportivas en las escuelas primarias. El anuncio ha sido bien recibido por aquellos que han hecho campaña política y están a favor de impuestos a alimentos y bebidas azucaradas, que contribuyen a la obesidad infantil, la caries dental y enfermedades como la diabetes.
El impuesto se concretará en dos años, con el fin de que las empresas que los fabrican tengan la oportunidad de cambiar sus ingredientes.
En México, en 2013 como parte de la Reforma Fiscal se aprobó un impuesto especial a las bebidas azucaradas, que se hizo efectivo en 2014 con el incremento de un peso por litro en el costo de los refrescos.
El año pasado, legisladores de la fracción del PRI y el PAN propusieron una reducción del 50 por ciento del impuesto a las bebidas endulzadas que tuvieran hasta 5 gramos de azúcar añadida por cada 100 mililitros, pero no fue aprobada por el Congreso.
Con el impuesto se buscaba reducir el consumo de bebidas calóricas; sin embargo, especialistas consideran que es insignificante, pues se le atribuye una reducción en el consumo de refrescos de tan solo 3 por ciento.