Economía

Así ganan dinero las empresas de tarjetas de crédito

Las empresas de tarjetas de crédito necesitan personas que gasten más de lo que pueden pagar, pero no tanto que entren en incumplimiento de pago. Así pueden beneficiarse de apuntar a quienes son más propensos a tener fallas cognitivas. Este el lado oscuro del comportamiento financiero.

Los emisores de tarjetas, y principalmente los bancos, se benefician cobrando comisiones de penalización cuando la gente paga el saldo de su tarjeta de crédito con atraso.

Claro que esta no es la única manera en la que hacen dinero; ellos, junto con MasterCard y Visa, también le cobran a los comercios una comisión por utilizar sus servicios de pago y cobran otras comisiones en transacciones como transferencias. Pero mucho de su modelo de negocio es simplemente el préstamo a los clientes a una tasa del 12 a 14 por ciento.

Ahora, ¿por qué un cliente sacaría un préstamo a tasas como esas? Si quieres comprar una casa podrías conseguir una hipoteca a una tasa de casi el 3.5 por ciento. Si vas a comprar un automóvil puedes conseguir un préstamo de entre el 1 y 3 por ciento.

Artículos como los muebles y los electrodomésticos cuestan mucho menos así que la mayoría de las veces es más sencillo ahorrar dinero para comprar estas cosas. Tal vez gastas más de lo que puedes pagar al instante si apenas conseguiste tu primer empleo y necesitas usar tarjetas de crédito para amueblar tu departamento, pero eso no ocurre todos los días.

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El único uso razonable y rutinario que se me ocurre para no pagar el saldo de las tarjetas de crédito es con los gastos médicos. Estos gastos llegan de manera repentina y puede ser un gasto importante, aún con los seguros médicos.

En 2012 una encuesta del New York Times descubrió que los hogares con un ingreso de bajo a moderado tenían más de mil 600 dólares en deuda en tarjetas de crédito por gastos médicos. Sin embargo, el total de la deuda en consumo de tarjetas de crédito en Estados Unidos excede por mucho esta cifra.

Básicamente esto significa que hay muchas personas allá fuera que compran cosas con tarjetas de crédito y que o no pueden o no pagarán por esas cosas al final del mes y que en vez de eso deciden pagar la deuda mensual. Pagar intereses de entre el 12 y 14 por ciento es una manera muy costosa de vivir, pero algunas personas lo hacen.

¿Por qué? Bueno, no encontrarás una explicación en la escuela de economía que asume que todos son racionales y que la gente solo pide prestado cuando el hacerlo tiene un sentido económico.

Pero el comportamiento financiero está repleto de ejemplos de miopía, falta de autocontrol y sobre optimismo sobre el futuro de uno mismo. Estos sesgos de comportamiento puede no afectar a todos, pero muchas personas ciertamente son vulnerables, especialmente los pobres y menos educados.


Las empresas de tarjetas de crédito necesitan personas que gasten más de lo que pueden pagar, pero no tanto que entren en incumplimiento de pago. Así pueden beneficiarse de apuntar a individuos que son más propensos a tener fallas cognitivas. Este el lado oscuro del comportamiento financiero.

Un estudio nuevo de la economista Antoinette Schoar del Instituto Tecnológico de Massachussets y Hong Ru de la Universidad Tecnológica de Nanyang afirma haber encontrado tal resultado. Los autores utilizan información de una empresa privada que monitorea ofertas de tarjetas de crédito. Descubrieron que los consumidores con menos educación -que por lo general también son menos sofisticados en cuestión de finanzas- reciben más frecuentemente ofertas que incluyen pagos diferidos.

Estos son planes que inician con tasas bajas pero después aumentan y cuyas comisiones de retraso de pagos son extra altas y superan el límite, haciendo que la deuda se acumule y eventualmente se paguen muchos más intereses. Mientras tanto, los hogares con una mayor educación generalmente no reciben estos planes.

En un mundo racional, donde la gente paga tasas de interés altas solo cuando realmente lo necesita, a los emisores de tarjetas de crédito les cuesta mucho más trabajo hacer dinero. Aun así cobran comisiones a los comercios, claro, pero no serían tan sistemáticamente rentables sin la habilidad de explotar los errores de cálculo de la gente.

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