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Policía de la basura en Suiza irrita a inmigrantes

Un arresto de dos días o pagar una multa equivalente a 280 dólares, es una de las penas que aplican los elementos policiales por tirar basura en las calles de Zurich.

La policía de Zurich dio dos opciones a Judith Schulte: pagar una multa de 250 francos (280 dólares) o pasar dos noches en la cárcel. El delito de Schulte: arrojar su basura para reciclar un domingo.

"¿Quién habría pensado que se pondrían tan rigurosos con la basura?", dijo la alemana ejecutiva de comunicaciones de 35 años, residente suiza desde hace siete años, que optó por pagar la multa después de que un vecino en su distrito adinerado en las colinas que dominan el lago de Zurich denunció su mala conducta. "Puedo entender que no quieran ser molestados, pero ir a la policía por unas botellas me parece demasiado".

Las leyes municipales –incluidas las prohibiciones de cortar el césped en domingo- constituyen un aspecto de la vida pública suiza que puede resultar difícil para los recién llegados. No cumplirlas enfada tanto a los suizos, que en febrero votaron por volver a introducir límites a la inmigración para los ciudadanos de la Unión Europea. Se espera que el gobierno presente un plan de implementación para fines de este mes.

Más de 20 por ciento de los ocho millones de habitantes de Suiza no son ciudadanos, y en Zurich y Basilea un tercio de los residentes no tiene pasaporte suizo. Si bien muchos de los europeos que llegan tienen una buena formación y vienen al país a ocupar empleos en bancos como UBS AG o en laboratorios farmacéuticos como Novartis AG y Roche AG, adaptarse no siempre es fácil.

"A nosotros los suizos nos gusta lo limpio y atractivo", dijo Juerg Hofer, que se jubiló como director de la Oficina de Medio Ambiente y Energía de Basilea a fines de mayo. El organismo tiene a su cargo un equipo de detectives para la basura que persiguen a los que contravienen las normas de limpieza.

'No es un Estado policial'

El equipo integrado por cuatro personas, creado en 2012 en respuesta a una exigencia pública, funciona de a pares, abre bolsas de basura buscando pistas sobre sus dueños, como envases de medicamentos. Sacar la basura demasiado temprano es pasible de una penalidad de 50 francos, en tanto arrojarla ilegalmente conlleva una multa de 200 francos. El objetivo de las inspecciones es lograr que se cumplan las normas y no recaudar dinero, dijo Hofer. "No queremos un Estado policial, ni siquiera algo que se le parezca", dijo. "Pero, por otro lado, la gente se siente molesta con la basura".

Famosa por su aire fresco y sus calles prolijas, Suiza recicla más basura per cápita que el resto de los países de la Unión Europea excepto Alemania, según datos de Eurostat correspondientes a 2012. Si bien no es obligatorio, el reciclado en Zurich o Basilea es un ahorro para los ciudadanos ya que se les cobran solamente los desechos residuales, para los cuales normalmente compran las bolsas a la municipalidad. Una bolsa para 35 litros (nueve galones) cuesta 2.3 francos en Basilea y 1.7 francos en Zurich. No utilizar las bolsas especiales trae aparejada la intervención de los detectives de la basura.

Si bien el reciclado es normalmente gratuito, adaptarse a las normas puede llevar cierto tiempo. Los diarios y el cartón deben ir separados, atados en fajos prolijos y colocados en el cordón no antes de la noche, cuando se realiza la recolección. Las latas y las botellas de vidrio se depositan en contenedores de basura barriales, identificados por color, en tanto las bombillas de luz, baterías y botellas de plástico se retornan a los supermercados.

No todos los cantones cobran las bolsas de basura, lo que lleva a la gente ocasionalmente a arrojar su basura en una municipalidad vecina para evitar los gastos, una práctica que suele llamarse turismo basurero. En Alemania, las ciudades sobre la frontera también se han quejado de los suizos que arrojan allí su basura.

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