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Carver, el otro personaje de 'Birdman'

Raymond Carver, uno de los escritores más importantes de Estados Unidos, es el personaje oculto en la película de Alejandro González Iñárritu. Expertos comparten con EL FINANCIERO la relación entre 'Birdman' y el autor norteamericano. 

En Birdman hay un personaje del que poco se ha hablado. Su rostro no aparece en la pantalla porque murió hace 27 años, en el esplendor de su carrera. Se trata del autor estadounidense Raymond Carver (1938-1988), "uno de los mejores retratistas de la vida norteamericana en el siglo XX", según el escritor Julio Patán.

El poeta Julio Trujillo considera que este edificio literario juega un papel importante, casi protagónico, en la película del mexicano Alejandro González Iñárritu. "El filme logra retomar algunas características de la narrativa cerrada y casi claustrofóbica de Raymond. Estéticamente, muchos de los ambientes realistas de Birdman son muy parecidos a los que Carver desarrolla en sus libros", señala.

Julio Patán no logra captar tanta influencia carveriana en el guión escrito por González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo. Apenas percibe ciertos "guiños", algunos más atinados que otros, según él. "La diferencia –continúa– más grande entre Birdman y las obras de Carver es el sentido del humor. Carver tenía un humor muy amortiguado, incluso inexistente. Todo lo contrario al tono de la película".

El filme incurre en una lectura aproximada a los héroes del afamado escritor de Oregón: su valor no está en la tragedia predestinada sino en la autoasumida.

Patán, conductor de Final de Partida y ávido lector de Carver, reconoce en el director de Amores perros (2000) a un cineasta "leído, culto, sofisticado y con una gran fuerza literaria". Desde su punto de vista, en Birdman hay personajes cotidianos que sí podrían encajar en un universo carveriano, como Sam Thomson (Emma Stone), la hija del protagonista, una adolescente en rehabilitación por su adicción a la mariguana. Pero no puede decir lo mismo de Riggan Thomson (Michael Keaton), pues "sus aspiraciones y motivaciones son muy elevadas para un personaje de Carver".

Trujillo afirma que Raymond Carver fue una especie de "Chéjov americano" por la capacidad realista que tuvo para contar breves historias sobre seres cuyas existencias parecen no trascender más allá del relato mismo. "Lo encantador de sus personajes es que en realidad no tienen nada de encantadores: son llanos, comunes, coloquiales, casi anónimos", comenta Patán.

Birdman, que está nominada a nueve premios de la Academia y ya ha ganado dos Globos de Oro, cuenta la historia de un actor en decadencia que quiere olvidar su pasado hollywoodense a través de la puesta en escena de un cuento de Raymond Carver llamado ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, el cual, por cierto, no pertenece a la versión original del escritor, observa Trujillo.

"Ignoro si lo hizo de forma consciente, pero González Iñárritu eligió el texto editado por Gordon Lish, quien siempre se caracterizó por recortar dramáticamente los cuentos de Raymond. De hecho, la versión original se llama Beginners, y es infinitamente superior a la adaptación de Lish. En ese sentido, creo que Birdman sí traiciona un poco la esencia de Carver", asegura.

No obstante, la mejor manera de serle fiel a una pieza maestra es traicionándola, sostiene Patán. "Pensemos en las adaptaciones al cine de las grandes obras narrativas, como Lolita (1962), de Vladimir Nabokov y dirigida por Stanley Kubrick; o El proceso (1962), de Franz Kafka y dirigida por Orson Welles. Lo que sucede en ambas es una traición violenta a su esencia, y curiosamente ésa es una muy buena manera de captar el espíritu original de las piezas. En cambio, cuando se decide fotocopiar una obra, ésta pierde su veneno. Bajo esa premisa, creo que González Iñárritu, paradójicamente, acaba respetando a Raymond Carver".

El amor en en la cinta es uno de los elementos que más guarda similitudes con la narrativa de Carver, consideran los escritores. "En ambos casos encontramos un despoblamiento de cualquier impulso romántico. En general hay poca propensión al romanticismo, más bien hay un aterrizaje a lo terrenal, un despojamiento de idealismos. Existe el amor, pero no ideales amorosos, sino formas del amor, otro rasgo muy carveriano".

La esencia del autor de Tres rosas amarillas (1988) y Catedral (1983) se encuentra impregnada en diferentes planos de la historia, afirma Julio Trujillo. "Lo que hace González Iñárritu es colocar a Carver como el objetivo irreprochable de su protagonista. La cinta da por hecho que la banalidad Hollywood sólo puede ser abandonada a través de Carver como modelo ético y artístico. Creo que el homenaje a Raymond funciona, aunque hay que decir que la historia, al final, queda muy manoseada y se presta a confusiones. Sin embargo, lo mejor de todo es que Birdman, sin duda, le dará muchos más lectores a este gran escritor norteamericano".

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Cuando Carver entró por la ventana de Iñárritu

Era 2012, un año antes del rodaje de Birdman, la primera aventura en la comedia de Alejandro González Iñárritu. La realización del guión estaba en curso. Los autores se comunicaban vía Skype para intercambiar ideas. Iñárritu estaba en Los Ángeles, Armando Bo y Giacobone en Buenos Aires, y Dinelaris en Nueva York. Según relató este último a la prensa inglesa, un buen día fueron iluminados por el mexicano:

"Alejandro tuvo una fuerte reacción a la obra de Carver. En ese momento estaba leyendo ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Nos dijo que le habían encantado las concepciones de Carver sobre el amor al otro y a uno mismo. Creyó que sería un buen argumento para el guión, sobre todo para el protagonista. Así fue como surgió Riggan Thomson y su necesidad de sentirse amado, recordado y respetado en esta tierra. Luego vino su alter ego, El héroe pájaro, en oposición directa a su búsqueda quijotesca. De una u otra forma, los personajes de la película siempre están buscando amor".

González Iñárritu y Raymond Carver se habían encontrado.

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