LA HABANA, CUBA. "¿Quién ganó?", pregunta el viejo Pánfilo a un joven vecino luego de que su televisor se rompiera cuando estaba viendo un juego de beisbol entre dos equipos locales. "El Real Madrid, con gol de Benzema", responde el muchacho.
El diálogo, incluido en el programa humorístico más popular de la televisión estatal de Cuba, refleja el desinterés de buena parte de las nuevas generaciones por el deporte nacional, en momentos en que la pelota isleña acusa uno de los niveles más bajos de su historia.
"Creo que es una crisis de sistema, desde el más bajo escalón, que es la masividad", asegura Dayán García, comentarista deportivo, en entrevista para El Financiero. "A ello se suma el fenómeno de la migración, que ha borrado de nuestro panorama beisbolero a generaciones enteras".
Lo cierto es que lejos están los tiempos en los que los estadios de beisbol cubano se abarrotaban con fanáticos entusiasmados y en que las novenas de la mayor de las Antillas arrasaban en las competencias internacionales, cuando los profesionales de la MLB no participaban.
"La pasión", como aún insiste en nombrarla un comentarista oficial, ya no lo es tanto. Las consagradas figuras de antaño se han retirado y otros más jóvenes han emigrado hacia la Gran Carpa o hacia otras ligas, mientras que en los partidos locales se ven errores de principiantes, que evitan que la serie cubana ofrezca espectáculo.
"El nivel ha bajado, sobre todo, por las cientos de deserciones, aunque también se añaden una serie nacional con muchos equipos (16) en la que no se concentra la calidad; problemas en la base, falta de recursos para mejorar los estadios, comprar implementos y poco roce internacional", destaca Raúl Rodríguez, narrador deportivo.
Michel Contreras, especialista en el tema, consideró que, si bien las deserciones –calcula alrededor de 500 en una década– "son la punta del iceberg, han servido de pretexto a las autoridades del beisbol cubano para encubrir un mal trabajo".
Desidia, desinterés enorme, abandono de la base, falta de estímulos, métodos de entrenamiento arcaicos, serie nacional que cambia de estructura cada año son algunos de los elementos que, en su opinión, contribuyen al descenso de la calidad del beisbol cubano. "Ya los niños no quieren ser peloteros, ahora quieren ser futbolistas", afirma.
A nombres de peloteros que destacan en la MLB como José Dariel Abreu, Alexei Ramírez, Yasiel Puig, Brayan Peña y Yulieski Gurriel, se suman otros menos conocidos y más jóvenes, que se desarrollan en las Ligas menores. Según la revista digital On Cuba, "la crecida migratoria de los últimos dos años nos puede hacer soñar con más de 50 cubanos en las Mayores en 2019".
En el único artículo publicado recientemente por el oficial diario Granma, en el que se mencionan a jugadores del patio que actúan en Estados Unidos sin discriminaciones de tinte político, se afirma que sólo el representante de la Isla "tiene que renunciar a su país, a no vivir en él con su familia" para poder estar en esa Liga.
A pesar de que hace dos años viajó a La Habana una delegación oficial de las Grandes Ligas, nada se ha avanzado en el camino de la contratación legal de jugadores que viven en Cuba, lo cual desde 2013 se realiza con asociaciones profesionales de otros países, como Japón. Con Estados Unidos, las leyes del embargo lo prohíben.
En un país en el que la gran mayoría sólo tiene acceso a la televisión estatal, los amantes del beisbol hacen malabares para seguir a sus jugadores favoritos en las Mayores, sobre todo si son cubanos. En la Isla no se transmiten habitualmente los partidos en los que ellos participan, aunque fue la excepción la final de este año entre el Dodgers de Los Ángeles –con Yasiel Puig– y el Astros de Houston– con Yulieski Gurriel–, encuentros que pudieron verse diferidos, con 24 horas de atraso.
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