México enfrentará a Alemania, Corea del Sur y Suecia en el Mundial de Rusia 2018 y lo hará en sedes con capacidades y climas diferentes entre sí.
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El debut ante Alemania se jugará en Moscú. Dicho compromiso se disputará en el Estadio Luzhniki, con capacidad para 81 mil personas, que lo hacen el inmueble más grande del torneo.
Construido en la década de 1950 para mostrar el poderío deportivo de la Unión Soviética, Luzhniki ha sido transformado para ser sede de diversos partidos, entre ellos la Final.
Las viejas gradas fueron arrancadas y la pista de atletismo de las Olimpiadas de 1980 cubierta, con el estadio transformado en una instalación puramente futbolística.
Luzhniki fue reabierto el 11 de noviembre, cuando Argentina venció 1-0 a Rusia en un amistoso. Los hinchas rusos elogiaron la remodelación, pero muchos expresaron furia por la manera en que la policía trató a las muchedumbres después, forzando a algunos a pasarse hasta 90 minutos en medio de frío intenso para llegar al transporte público.
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El inmueble ubicado en Rostov del Don, con capacidad para 45 mil espectadores, será la sede del partido ante Corea del Sur, segundo compromiso de la fase de grupos para el Tri.
El intenso calor en el verano pudiera ser problemático para México y el resto de los equipos que lleguen a la estepa sur de Rusia para jugar partidos de grupos o de octavos de final.
El estadio está en la ribera del Don y está planeado como centro de un vasto complejo residencial y de entretenimiento tras la Copa del Mundo.
Tras el torneo, el estadio será la nueva base del FC Rostov, que venció a Bayern Munich en la Liga de Campeones la campaña pasada, pero ha caído a mediados de la tabla en la liga rusa.
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Con capacidad para 35 mil personas, el estadio en la ciudad de Ekaterimburgo, en los Urales, es conocido por su diseño inusual. En este inmueble, México jugará su tercer partido de la fase de grupos, ante Suecia.
En un intento por reducir costos, el estadio tiene 12 mil asientos temporales que están en torres de andamios y que se extienden sobre los muros del estadio principal, lo que pudiera provocar una experiencia de vértigo.
El club local, Ural Yekatermburgo promedia apenas 5 mil personas por partido en la liga.
Human Rights Watch informó que se requirió a algunos trabajadores laborar en temperaturas de -25 grados centígrados y que no se le les dio suficientes descansos para mantenerse cálidos.