Viajes

Montreal y Mont-Tremblant, de la isla a la montaña

Un pedacito de Europa en América lleno de festivales, arte y buena comida para vivir la vida al máximo.

La ciudad

Un dato curioso sobre esta urbe es que siempre ha existido una rivalidad entre los barrios franceses y los ingleses. De hecho se pueden ver símbolos de ambas culturas una frente a la otra en varias partes de la metrópoli.

El artista Marc Andre Jacques Fortier lo ejemplifica con sátira en la Place d’Armes con dos esculturas de bronce. “The English Pug” representa a la parte inglesa a través de la figura de un hombre vestido con traje, sosteniendo un perro de raza pug, con una máscara puntiaguda que le cubre la cara; y por otro lado “The French Poodle”, la parte francesa de Montreal a través de una señora en traje sastre con una falda tipo Chanel y también portando una máscara cubriendo su frente y nariz. Las estatuas están viendo hacia puntos cardinales diferentes y simboliza el desprecio que tienen la una por la otra, aunque los perros parecen querer jugar juntos. Esta dualidad de amor y odio cultural crea un ambiente que no se puede apreciar en ninguna otra ciudad de Canadá.

Es complicado explicar la vibra que tiene Montreal, pues hoy en día es una mezcla de todos los migrantes que viven ahí. Tienen la bondad de los canadienses, un poco de sabor latino y la vibra del jazz. Es una ciudad elegante pero relajada; les gusta la fiesta, sin embargo, al día siguiente salen a hacer ejercicio por la mañana. No viven para trabajar, buscan el equilibrio entre la oficina, la familia y los tiempos personales. Si bien es una ciudad en la que puedes encontrarlo todo, tiene un aire de pueblo grande.

Una de las cosas que siempre recomiendo sobre esta ciudad es tomar un City Tour a pie; te enseña bastante bien sobre la distribución y la diferencia entre los principales barrios.

Plateau Mont-Royal

Aquí se puede encontrar una arquitectura victoriana con casas de colores cuyas entradas se encuentran elevadas mayormente con escaleras en espiral de hierro forjado. Esta zona también es conocida porque alberga muchos comercios “boutique”, restaurantes y bares que aprovechan el verano para montar terrazas y disfrutar del clima.

Mile End

Es considerado como la parte hípster de la isla. En él puedes encontrar pequeños cafés independientes, tiendas de ropa y artículos vintage, restaurantes con platillos originales y los famosos bagels de Montreal. También es muy probable que veas artistas de todo tipo en este lugar.

Vieux-Montreal

El viejo Montreal y el puerto son lugares de contraste entre lo histórico y lo moderno. Sus calles de piedra y vestigios de la muralla, que antes delimitaba la ciudad, le dan el toque histórico perfecto. Se encuentra el museo Pointe-à-Callière que cuenta la historia de casi 4500 años del lugar, pasando por los primeros asentamientos indígenas y hasta nuestra época.

Otros atractivos que se encuentran aquí son la Basílica de Notre-Dame, de la que hablaré más adelante detalladamente, “La Grande Roue de Montreal” y la carpa de “Cirque du Soleil”.

Quartier Latin

Este distrito es uno de los más efervescentes, la mezcla entre estudiantes y turistas hacen que sus calles estén siempre en movimiento. Fue el primer sitio donde la burguesía francófona se asentó a principios del siglo XIX. Hoy en día sus calles están repletas de restaurantes y bares y ofrece una vida nocturna como ninguna otra parte de Montreal.

Actividades imperdibles

The Aura Experience

Como lo mencionaba hace unos momentos, la Basílica de Notre-Dame es uno de los puntos más importantes que se pueden visitar. Construida entre 1824 y 1829, su arquitectura gótica impresiona a todos los visitantes. Su fachada se asemeja a la Basílica de Notre-Dame-de-Paris, cuenta con una campana que pesa más de 10,900 kg en la torre izquierda y es un vivo recuerdo de la importancia que tuvo la religión en la historia de los canadienses.

En el interior se pueden ver muchos detalles en oro y tonos azules. The Moment Factory creó el show de proyecciones láser que resaltan tanto la arquitectura como las obras que se encuentran en la capilla principal. Además, el espectáculo visual se acompaña de música creada especialmente para aprovechar el órgano Casavant que cuenta con más de 7 mil tubos.

Cirque du Soleil

Esta empresa montrealense sigue innovando con diferentes puestas en escena. Por ahora se presenta Kooza que es una historia donde se habla de sentimientos como el miedo, la felicidad, el poder, y todo gira alrededor de la inocencia. La narrativa combina la destreza de distintos acróbatas que sorprenden con actos emocionantes y escalofriantes. Definitivamente es algo que se debe contemplar en cualquier visita a la ciudad.

Bota Bota, spa sur l’eau

Una joya escondida en la isla, es el spa Bota Bota creado en la adaptación de un viejo ferry. Éste es un escape perfecto del bullicio de la metrópoli. El barco está estacionado sobre el río San Lorenzo y tiene una de las mejores vistas a la ciudad. Está inspirado en los circuitos escandinavos de albercas frías y calientes y zonas de descanso para relajarse y desconectarse por completo.

Los celulares están prohibidos en cualquier parte del lugar, y en algunas zonas está prohibido hablar. Sin embargo, ese viaje al interior te hace recargar baterías y aprovechar el Salus per aquam o salud por medio del agua.

Dónde hospedarse

Hotel Marriott Chateau Champlain

Este hotel fue construido para albergar a las multitudes que visitaban la Expo 67. Hasta ese momento el Chateau Champlain era el hotel más alto de Canadá. El presidente de Canadian Pacific Railways, Buck Crump, propuso nombrar el hotel en honor al fundador de la ciudad de Quebec y Nueva Francia, Samuel de Champlain. El hotel tiene 139 metros de altura con 40 pisos, 596 habitaciones y 19 suites que recientemente fueron renovadas. Además, cuenta con vista a Place du Canada y a la Catedral María Reina del Mundo.

De cultura

La oficina de turismo de Montreal tiene un programa para fomentar las exposiciones artísticas y culturales de entrada gratuita para el público en general. Por ahora, esta una exhibición de Yayoi Kusama por el 15º aniversario de PHI Foundation for Contemporary Art. También, se encuentra en la ciudad la experiencia imersiva de Vincent Van Gogh y hasta hace poco estaba Frida Kahlo “La vida de un ícono”.

A la montaña

Mont-Tremblant es un resort de esquí que tiene actividades durante todo el año. En un principio, visitar una montaña para hacer deportes de invierno sin nieve, me parecía algo inverosímil. Sin embargo, descubrí que hay muchas actividades que se pueden hacer además del famoso hiking.

Basta con pasar unos días en este pueblo pintoresco para darse cuenta de que el relax y la aventura pueden ir de la mano. Empecemos por las tirolesas; en Tremblant crearon una experiencia mixta entre senderismo y esta actividad, ellos la conocen como ZipTrek.

Cuentan con casi 4 km de cables suspendidos en 5 estaciones con diferentes inclinaciones y longitudes. Para alguien que le tiene miedo a las alturas, estar suspendido a 76 m sobre el piso no es nada fácil. Pero, las vistas hacen que valga la pena vencer el ansiedad.

Sobre ruedas

Dicen que de bajada, hasta las calabazas ruedan. ¿Pero qué hay de la subida? Una excelente opción que encontré para poder pasear por la montaña fueron las bicicletas eléctricas de llanta ancha, también conocidas como e-fat bikes. Tienen un pequeño motor eléctrico que te da un impulso cuando lo necesitas. No significa que no vas a pedalear, pero sí hace que todo sea mucho más sencillo.

Tonga Lumina

La diversión no se acaba cuando se mete el sol; esta experiencia nocturna es todo lo que promete. Cuenta la leyenda que el último de los gigantes vive en Mont-Tremblant, esta raza es protectora de la flora, fauna y los ríos. Cuando se desata la furia de este ser por desobedecer las leyes sagradas de la naturaleza, la montaña tiembla.

La caminata por el bosque tiene 1.5 km y muchas interacciones con el gigante. Se empieza por subir a la góndola de media montaña y después de una caminata cuesta arriba, empieza el espectáculo. Toda la iluminación está pensada de forma que sea seguro caminar en la penumbra, y también disfrutar de las proyecciones y los pequeños retos que se deben cumplir.

Descenso por la montaña

Existen varias formas de bajar cualquier montaña, no obstante, la avalancha es una opción poco común. Los caminos que en invierno se usan para crear pistas de esquí, en verano funcionan como vías estos pequeños carros.

Scandinave Spa

Ya sea en verano o invierno, esta experiencia de circuitos de agua al aire libre es sin dudas una de las mejores que he vivido. El concepto escandinavo de pasar un tiempo en agua muy caliente y luego hacer un choque térmico con agua fría ayuda a través de la hidroterapia a relajar el cuerpo y el alma.

Después puedes tomar un descanso de 15 a 20 min en alguna de las zonas secas para que el cuerpo descanse y de nuevo hacer otra ronda de pozas. Es importante desconectarse y guardar silencio. También es bueno mantenerse bien hidratado.

Para los más valientes existe un acceso al río que en verano tiene temperaturas agradables, pero en invierno hace falta hacer un hoyo en el hielo para hacer la terapia acuática.

La gastronomía

Entre ambas ciudades se complementa la escena gastronómica entre lo modenrno y lo tradicional. La apuesta en Montreal es cada vez más sofisticada y se ven bastantes chefs retándose a mostrar una cara original con cada apertura de restaurantes.

Por el otro lado, en Tremblant se come uno de los mejores “Poutine”, platillo tradicional a base de papas a la francesa, un queso muy particular y gravy por encima.

Sin importar la época del año, la combinación de estos destinos hará que disfrutes lo mejor de ambos mundos ya sea visitando la ciudad en la isla o de paseo por la montaña.

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