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Estas vacas están conectadas a la nube

SmaxTec y Molecare colocan sensores dentro de las vacas que monitorean los signos vitales y envían correos electrónicos a los veterinarios cuando detectan alguna anomalía, en una granja de Londres.

Cada mañana, Austin Knowles se pone sus botas de goma, esquiva estiércol del corral y abre la ruidosa puerta de su granero de 200 años de antigüedad en Worcestershire, a 500 kilómetros de Londres.

En el interior, sus vacas lecheras están ocupadas cargando datos a la nube. Cada animal tiene un sensor de 200 gramos en su estómago, que está conectado a través de Wi-Fi a un servicio que ayuda a Knowles a analizar la salud de su rebaño.

Si un animal se enferma, el sistema envía correos al veterinario días antes que la vaca esté visiblemente mal. Cuando alguna cambia su temperatura, Knowles y su personal reciben un mensaje de texto. "Las vacas dan un montón de trabajo", dice el ganadero. "La tecnología da un poco de ventaja".


Hollings Hill, el rancho de Knowles, es una de 350 granjas en más de una veintena de países que utilizan la tecnología de la startup austríaca SmaXtec para monitorear su ganado.

Funciona así: un sensor del tamaño de un hot dog se introduce en la garganta de la vaca mediante un tubo de metal y se aloja en el rumen, el primero de los cuatro estómagos de una vaca. El dispositivo, equipado con una batería que dura cuatro años, aproximadamente lo que dura la vida productiva de una vaca lechera, transmite datos en tiempo real como el pH de su estómago, su temperatura, cuánto se mueve y la cantidad de agua que ha consumido.

Una estación base en el establo recoge las señales, añade lecturas sobre temperatura ambiente y humedad y luego carga toda la información en la nube.

Desde que SmaXtec comenzó a ofrecer el servicio hace seis años, sus dispositivos se han implantado en 15 mil vacas. Los dispositivos como los sensores de SmaXtec proporcionan a los ganaderos y veterinarios un sistema de alerta temprana que puede reducir las enfermedades infecciosas en su ganado, según un estudio independiente de la Universidad de Cambridge.

"Después de todo, es más fácil mirar la situación desde el interior de la vaca que en el laboratorio", señaló Stefan Rosenkranz, cofundador de SmaXtec.

Aunque el equipo de la compañía aún no puede identificar qué enfermedades pueden estar afectando al ganado, sus alarmas de temperatura "te hacen ir y comprobar antes de lo que era habitual", comenta Helen Hollingsworth, una enfermera veterinaria empleada por Molecare Veterinary Services, distribuidor de SmaXtec en Reino Unido.

"Si puedes hacer una detección temprana de la enfermedad, puedes iniciar los antibióticos antes y en última instancia aplicar menos".

Molecare también comercializa su propia tecnología basada en la nube entre los ganaderos británicos para permitirles rastrear animales a lo largo de toda una finca. Uno de los programas que Knowles está considerando implementar estudiaría los datos de las básculas en los bebederos para determinar la rapidez con que crecen sus 450 vacas.

Otro programa coloca sensores en los comederos para medir cuánto están comiendo. Y uno más, que está siendo probado, utiliza indicadores de temperatura y humedad para controlar la salud de los pollos. Los productores pueden compartir los datos con los minoristas de modo que los clientes corporativos puedan comprobar la calidad del producto que están comprando, dice Keith Evans, que supervisa la tecnología de sensores en Molecare.

"La idea es facilitar los datos automatizados en tiempo real a todo el mundo en la cadena de suministro", dice.

SmaXtec señala que con 90 millones de cabezas de ganado en granjas lecheras alrededor del mundo, el mercado para los sensores es enorme.

Busca penetrar en operaciones industriales en China, Medio Oriente y Estados Unidos. La compañía o sus distribuidores suelen pagar los costos iniciales de instalar el equipo y construir la red y cobran alrededor de 10 dólares al mes por vaca por el servicio.

Knowles afirma que el equipo de SmaXtec le ahorra la molestia de separar a las vacas del hato y colocarlas en un gigantesco armazón metálico llamado prensa, donde un veterinario revisa sus signos vitales.

Los sensores también pueden predecir con un 95 por ciento de precisión el momento en que parirá una vaca, lo que permite a los ganaderos maximizar la producción de leche acortando el intervalo entre partos. "Lo esencial para cualquier granja lechera es la fertilidad", dice Knowles mientras revisa gráficas y tablas en una computadora portátil que detallan la salud de sus vacas y la producción de leche.

"Tratamos de tener un becerro por vaca cada año. Todo lo que hacemos en la granja gira en torno a eso".

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