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Una razón más para que dejes de tomar refresco

Investigadores han encontrado que un mayor consumo de bebidas azucaradas está ligado a un patrón consistente con el Alzheimer preclínico, que incluye menor volumen total del cerebro.

En lo que respecta a los peligros de consumir gaseosas y otras bebidas azucaradas de manera regular, la ciencia es clara. Pudre los dientes, engorda y eleva el riesgo de diabetes, ataques cardíacos y derrame cerebral. La lista sigue y sigue: solo pregúntele a su médico.

Cuando se trata de refrescos de dieta, la ciencia ha sido menos tajante. Reducirá su consumo de azúcar en general si se cambia de la Coca-Cola regular a su versión Diet, pero podría encontrar otros problemas. Los edulcorantes artificiales se han asociado con el aumento de peso, la diabetes y las enfermedades cardíacas, si bien no han mostrado necesariamente que ocasionen estos males.

El jueves, dos estudios del mismo grupo de investigadores dieron a los consumidores de gaseosas, tanto dietéticas como regulares, una nueva razón para dejar el hábito por completo.

La primera, publicada en la revista médica Stroke, encontró que el consumo de bebidas endulzadas artificialmente estaba asociado con un mayor riesgo de derrame cerebral y demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer. El segundo, publicado en Alzheimer & Dementia, encontró que un mayor consumo de bebidas azucaradas se asoció con indicadores del Alzheimer preclínico.

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Dirigidos por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, los autores del estudio de Stroke realizaron una revisión de los datos recopilados a través del Estudio del Corazón Framingham, una revisión observacional de varios decenios que comenzó con más de 5 mil participantes voluntarios en 1948 y que ha incluido a sus hijos desde 1971 y sus nietos desde 2002.

El estudio incluyó nueve ciclos de exámenes que se realizaron aproximadamente cada cuatro años. Los participantes registraron la ingesta de bebidas a través de cuestionarios que sondearon sus dietas durante los 12 meses anteriores. En estos estudios, los investigadores examinaron el séptimo ciclo de la descendencia, de 1998 a 2001, y el segundo ciclo para los nietos, de 2008 a 2011.

En el estudio citado en Alzheimer & Dementia, los investigadores encontraron que un mayor consumo de bebidas azucaradas estaba ligado a un patrón consistente con el Alzheimer preclínico, incluyendo menor volumen total del cerebro y una memoria episódica más débil.

Los autores llamaron a los resultados "sorprendentes" porque se encontraron en una muestra de mediana edad y resistieron el ajuste estadístico para factores tales como la actividad física y la ingesta calórica total.




Los resultados se alinean con investigaciones anteriores realizadas con muestras más pequeñas, incluyendo una con 737 participantes de mediana edad en el Estudio de Salud Puertorriqueño de Boston, que encontró que una mayor ingesta de azúcar se asoció transversalmente con los patrones de comportamiento similares al Alzheimer.

El estudio Alzheimer & Dementia señala sus limitaciones, incluyendo que no establece causalidad, la muestra de población homogénea no incluye minorías y los datos de consumo basados en cuestionarios son inherentemente poco fiables.

"La Asociación del Alzheimer señala que los mayores factores de riesgo para la enfermedad son el aumento de la edad, la historia familiar de Alzheimer y la genética, no el azúcar, de ninguna fuente", respondió William Dermody Jr., vicepresidente de política de la Asociación Estadounidense de Gaseosas, el principal grupo de lobby de la industria de refrescos.

El estudio de Stroke, por su parte, encontró una asociación con bebidas endulzadas artificialmente y derrames cerebrales y demencia, sin encontrar una asociación similar para el consumo de bebidas azucaradas, una observación que los autores calificaron de "intrigante".

Todo esto, dijo Dean M. Hartley, director de Iniciativas Científicas en la Asociación del Alzheimer, señala un importante recordatorio: la correlación no significa necesariamente causalidad. Dermody, de la Asociación Estadounidense de Gaseosas, enfatizó este punto: "Los autores de este estudio reconocen que sus conclusiones no pueden ni prueban causa y efecto".

Sin embargo, Hartley dijo, este estudio proporciona un punto de partida importante para estudios posteriores.

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