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Uber y ‘compañía’ ayudan a combatir a los grupos de poder locales: estudio

Un estudio de la universidad de Nueva York señala que las empresas de la economía compartida, como Uber y Cabify, pueden contribuir a que los gobiernos superen la captura regulatoria que existe en los servicios.

Las compañías que ofrecen servicios a través de plataformas digitales como Uber, Cabify o AirBnB pueden ayudar a los gobiernos locales a combatir los grupos empresariales incumbentes, es decir, los que en la actualidad concentran el poder en un mercado por haber llegado primero, por lo que las regulaciones que se les piense imponer deben evitar que se perjudique su expansión, opinaron expertos en un trabajo para el Instituto de Gestión Urbana Marron de la Universidad de Nueva York.

"Las empresas de la economía compartida pueden resultar una alternativa atractiva para los políticos y líderes locales que busquen superar la captura regulatoria que se percibe", expresaron los académicos Daniel E. Rauch y David Schleicher, en un estudio sobre el futuro de la regulación de la 'economía compartida'.

El gobierno del Distrito Federal, y otros gobiernos locales, han sentido la presión de los grupos de taxistas que han pedido el cese de servicios como Uber, Easytaxi o Cabify, al considerar que actúan en la ilegalidad; por lo que se les ha instado a tomar postura acerca de estos temas. Además la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) prepara la emisión de una opinión sobre esta situación, la cual debieron discutir este lunes en una sesión extraordinaria.

"Las emprendedoras de la economía compartida se han levantado de sectores que van desde los botes a las mudanzas, e incluso hasta el envío de mariguana a domicilio" y ya pueden presumir de generar cerca de 100 mil millones de dólares, explicaron estos expertos en su estudio.

Los expertos prevén que los gobiernos locales adquieran tres perspectivas para regular a este tipo de empresas, que a pesar de la resistencia actual, acabarán triunfando: subsidiándolas con menores cargas impositivas; apoyándolas con cargas impositivas diferenciadas para ofrecer sus servicios en zonas de menores ingresos; o contratándolas como prestadores de servicios del gobierno.

1. Subsidiarlas como si fueran estadios de eventos deportivos

¿Qué tiene que ver Uber con un estadio de futbol americano? Los investigadores creen que los gobiernos otorgarán estímulos económicos a las firmas de la economía compartida como si se trataran de recintos deportivos, pues permiten atraer a gente joven con recursos, además de "poner en el mapa" a la ciudad por fomentar servicios innovadores.

2. Otorgar subsidios para fomentar su expansión a zonas de menores recursos

Las autoridades pueden enfocar su regulación a otorgarles exenciones o beneficios fiscales por dar sus servicios en áreas de menores ingresos o contratando personal en este tipo de áreas.

"Como en el caso de cualquier exención fiscal tradicional, las ciudades deberán medir con cuidado si esta clase de medidas ayudarán a alcanzar el objetivo de una redistribución, y si quitar esta carga a las empresas y usuarios de la economía compartida resulta justa, eficiente y en realidad ayuda al bienestar de las zonas pobres", advierten los expertos.

3. Integrarlas a los gobiernos…o incluso convertirlos

Los gobiernos pueden optar por contratar a este tipo de compañías para cubrir sus necesidades, en especial para actividades que se requieren cada cierto tiempo, como las máquinas para pavimentar calles. Pero también pueden decidir ofrecer sus propios recursos, como rentar oficinas o instalaciones que no se encuentran en uso todo el tiempo.

Ambas perspectivas ya se aplican, aunque el cambio viene dado por la tecnología, que ayudaría a que esto se realizara de manera más ágil y a través de aplicaciones.

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