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¿Por qué nos tiene que preocupar el exceso de dióxido de carbono?

La alta concentración de CO2 en la atmósfera, que para el año pasado tuvo su mayor nivel en más de 800 mil años, es cosa seria y va más allá de sus efectos en el calentamiento global.

Hay dos buenas razones por las que es preocupante que el principal gas de efecto invernadero, el dióxido de carbono, alcance sus niveles máximos y todo parece indicar que seguirá creciendo: no es tan fácil de eliminar de la atmósfera y puede resultar peligroso para la salud. 

Según la Organización Mundial de Meteorología (OMM), el efecto de calentamiento del clima producido por los gases invernadero ha crecido 40 por ciento desde 1990, pero tan solo en un año, de 2015 a 2016, el crecimiento fue de 2.5 por ciento. Es decir, el efecto de calentamiento del último año fue mucho mayor que en los otros 25 años.

Aunado a ello, eliminar el dióxido de carbono emitido es muy difícil y requiere de mucho tiempo.

"El CO2 permanece en la atmósfera por cientos de años y en los océanos por aún mucho más tiempo. Las leyes de la física señalan que nos enfrentaremos a climas mucho más calientes y mucho más extremos en el futuro. Actualmente no hay una varita mágica para eliminar el CO2 de la atmósfera", Petteri Taalas, secretario general de la OMM, en el comunicado que alerta sobre las históricas concentraciones de dióxido de carbono.

Por otro lado, el dióxido de carbono también puede tener efectos en la salud de las personas. De acuerdo con el portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, exponerse a concentraciones elevadas de ese gas pueden causar lesiones a la vista, congestión pulmonar y dificultar la respiración.

"La exposición a bajas concentraciones de dióxido de carbono puede causar hiperventilación, ... lesiones del sistema nervioso central, contracciones musculares repentinas, hipertensión arterial (...).

"También puede causar mareo, dolor de cabeza, sudor, fatiga, adormecimiento y hormigueo de las extremidades, pérdida de la memoria, náuseas, vómito, depresión, confusión, quemaduras de la piel y los ojos y zumbidos en los oídos", detalla el texto.

Las zonas en las que se puede estar más expuesto al dióxido de carbono son en el aire exterior de ciudades y puertos, cerca de fábricas y vehículos automotores, así como en el propio hogar, según el texto de la biblioteca.

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