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La lista negra de Trump no logró detener a Huawei y la firma ya se prepara para los desafíos de 2020

Pese a haber sido incluida en la lista negra de Trump, la cual le impide obtener componentes estadounidenses vitales para sus productos, Huawei sigue creciendo.

En los días posteriores al anuncio del gobierno de Estados Unidos en 2019 sobre prohibir a Huawei comprar componentes estadounidenses vitales para sus teléfonos, el fundador de la compañía china, Ren Zhengfei, organizó una reunión de emergencia con sus principales lugartenientes en el cuartel general de la empresa en Shenzhen.

En una gran sala de conferencias, el multimillonario solicitó un informe del jefe de cada unidad de negocios sobre cómo se verían afectados por la prohibición de la administración de Trump, la cual impide que las empresas estadounidenses los suministren de todo, desde semiconductores hasta software.

Sus evaluaciones fueron terribles. "Pensamos que habíamos perdido el mundo", dijo Will Zhang, quien asistió a la referida reunión como presidente de estrategia corporativa.

Resulta que eran demasiado pesimistas. Huawei registró el año pasado un aumento del 18 por ciento en sus ventas hasta llegar a un nuevo máximo de 850 mil millones de yuanes (122 mil millones de dólares), aunque eso fue inferior al 23 por ciento de aumento que tuvo en el primer semestre de 2019 e inferior a sus propios objetivos internos anuales.

Las proyecciones de la compañía para 2020 son similares. Huawei tiene la envidiable posición de ser el mayor proveedor mundial de equipos de comunicaciones para operadores de telecomunicaciones y el mayor fabricante de teléfonos inteligentes a nivel mundial después de Samsung Electronics.

Huawei no sólo está sobreviviendo, en realidad está prosperando en algunas áreas. La pregunta es, ¿por cuánto tiempo? La semana pasada, los ejecutivos advirtieron en un memorando de año nuevo que la supervivencia en sí misma es una prioridad, instando a los empleados a prepararse para un 2020 difícil.

Los inventarios almacenados meses antes de que, en mayo, el gobierno estadounidense los metiera a su lista negra, se están agotando. La compañía ya no puede contar con su propio impulso para crecer en el negocio, advirtió el presidente rotativo Eric Xu.

La forma en que Huawei sobrevivió a la lista negra de los Estados Unidos podría ser un estudio de caso sobre consecuencias no deseadas y un gran cambio en curso en la producción mundial de tecnología informática.

Huawei es un gran cliente para todos sus proveedores, y algunos realmente cortaron los lazos después de que se anunció la lista negra. Otros proveedores perdieron ante sus rivales en Japón y Corea del Sur. Pero las compañías estadounidenses con amplias operaciones globales, incluidas Microsoft y el fabricante de chips Micron Technology, encontraron formas legales de evitar la prohibición, apoyándose en la producción fuera de los Estados Unidos.

Para que los productos destinados a Huawei no se vean afectados, la propia compañía puso ejércitos de ingenieros a trabajar en el rediseño de productos para reducir su dependencia de los componentes estadounidenses.

El ataque de Trump también tuvo implicaciones sorprendentes para la marca Huawei. Algunos países, como Australia, estuvieron de acuerdo con la evaluación del presidente norteamericano y excluyeron sus equipos de sus redes. Pero en el resto del mundo, el reconocimiento del nombre de Huawei se disparó.

Después de trabajar en la oscuridad durante décadas, el fabricante chino fue repentinamente noticia de primera plana en todas partes. Más allá de los Estados Unidos y sus aliados cercanos, los operadores de telecomunicaciones querían averiguar de qué se trataba todo este alboroto. En China, los consumidores y los transportistas se pusieron del lado de Huawei, en respuesta a lo que vieron como una persecución injusta, impulsando un auge de las ventas.

Las sanciones de Trump de alguna manera validaron la capacidad de Huawei para desarrollar tecnología de punta, desde equipos de red de quinta generación hasta chips de inteligencia artificial.

"Es algo bastante estúpido lo que Estados Unidos está haciendo", dijo Zhang, un arquitecto clave de las ambiciones y esfuerzos globales de Huawei para mitigar el impacto de las sanciones estadounidenses. "Están confundidos acerca de cómo funciona este negocio".

Huawei es un gigante mundial con ingresos superiores a los de General Electric o Boeing. En solo tres décadas, ha pasado de ser un oscuro revendedor de conmutadores a una de las compañías privadas más grandes del mundo, con negocios que van desde telecomunicaciones hasta computación en la nube y ciberseguridad.

Después de invertir miles de millones en investigación, la compañía ahora se encuentra entre los principales receptores de patentes internacionales de China, superando a sus rivales Nokia y Ericsson en tecnología que sustenta las aplicaciones de la robótica a la Inteligencia Artificial.

Huawei comenzó a incursionar en los mercados extranjeros a fines de la década de 1990, enviando representantes de ventas a Rusia, así como al sudeste de Asia y África, donde la competencia era menos intensa que en las arenas desarrolladas.

Utilizó precios más bajos como una estrategia para ganar entrada, luego trató de superar a sus rivales en el servicio al cliente las 24 horas. Uno de sus primeros mercados fue Malasia, donde ejerció esa fórmula con gran efecto. "Uno de los miembros de la junta me pidió que tomara en cuenta a Huawei. Recuerdo que mi respuesta en ese momento fue que no quería perder mi tiempo", dijo Jamaludin bin Ibrahim, director ejecutivo de Axiata, compañía operadora inalámbrica de Malasia. "Cuando comenzaron inicialmente, fue el precio lo que nos dio confianza".

Una vez que Huawei aseguró el contrato, no paró. Según Jamaludin, el entonces CEO rotativo de Huawei se involucró personalmente en problemas de Axiata o problemas de mantenimiento. Cuando se desarrolló la fricción entre el personal de tierra de Axiata y los trabajadores de Huawei asignados al contrato, Jamaludin llamó al CEO rotativo de la compañía china y, en dos días, todos los empleados de Huawei habían sido reasignados, dijo, describiendo detalles raramente revelados sobre cómo Huawei hace negocios.

Hoy, el equipo de Huawei ocupa aproximadamente el 80 por ciento de la red central de Axiata. Si bien el equipo no siempre es necesariamente el más capaz o avanzado, la compañía china tiene otras cosas a su favor. "La combinación de tecnología, servicio al cliente, soporte y precio es lo que la hace destacar", indicó Jamaludin.

El cultivo de lazos tan profundos en países como Malasia parece haber valido la pena. En mayo pasado, el primer ministro Mahathir Mohamad dijo que el país del sudeste asiático usará el equipo de Huawei "tanto como sea posible", ya que ofrecen "un tremendo avance sobre la tecnología estadounidense".

A los ejecutivos de Huawei les gusta afirmar que sus empleados suelen ir allá de lo que les exige su trabajo. Es decir, suelen tener la iniciativa. En 2003, sin la bendición de Ren, algunos ejecutivos de Huawei decidieron aventurarse en los teléfonos móviles. No fue sino hasta principios de la década de 2010 que Huawei hizo su primer teléfono inteligente: los primeros modelos fueron aparatos básicos sin mayores complicaciones que buscaban ser competitivos por el precio, al igual que su equipo de redes.

Pero a mediados de la década, Huawei usó una combinación de marketing inteligente (asociarse con Leica en 2016 para las cámaras de sus equipos fue un golpe maestro), así como de investigación, para avanzar en la cadena de valor y desafiar a Apple y Samsung.

Es en los teléfonos inteligentes donde surgen pruebas de los esfuerzos de diversificación de Huawei. Lanzado el otoño pasado, el teléfono móvil Huawei Mate 30 Pro utiliza módulos de comunicaciones del proveedor japonés Murata Manufacturing y contiene una serie de componentes desarrollados internamente. Esto contrasta con el Mate 20 Pro lanzado un año antes, que dependía de componentes del fabricante estadounidense de semiconductores inalámbricos Skyworks Solutions Inc.

Huawei ahora es el número 2 del mundo en el negocio de teléfonos inteligentes, con un crecimiento en los envíos del 16.5 por ciento llegando a un récord de 240 millones de unidades en 2019. Gran parte de ese crecimiento provino de China, donde las sanciones de Trump tienen poco efecto ya que las aplicaciones que Google vetó para ese país, previamente no se podían utilizar de todos modos.

Esta situación ha sido sorpresiva, ya que algunos altos ejecutivos de Huawei no esperaban que el negocio de los teléfonos inteligentes, que hoy constituye aproximadamente la mitad de los ingresos de la compañía, sobreviviera a las sanciones, por no hablar de expandirse.

Pero este año puede no ser tan optimista. "Huawei enfrenta grandes desafíos en 2020, especialmente en el negocio de los teléfonos inteligentes", dijo el analista de IDC, Will Wong. "Su canal minorista enfrentará una inmensa presión ya que algunos compradores pueden recurrir a Samsung u otra marca, debido a que los últimos teléfonos de Huawei carecen de soporte de los Servicios Móviles de Google".

Otra área en la que las listas negras impactarán seriamente a la compañía es en el negocio empresarial, ya que la empresa china fabrica servidores y vende soluciones inteligentes a clientes de todo el mundo.

La lista negra aisló a Huawei de los procesadores Intel x86 que necesitaba y los gerentes de la cadena de suministro de la compañía no pudieron encontrar alternativas porque, en el mercado, no hay ninguna con rendimiento y disponibilidad comparables. Huawei originalmente anticipó hasta $ 8 mil millones en ingresos en el negocio de servidores en 2019. El total final fue sólo de la mitad. "El servidor no es el producto principal. Pero en cada proyecto que tenga Huawei, siempre habrá algunos servidores", dijo Zhang.

A largo plazo, el fabricante asiático también podría perder el acceso a las herramientas de diseño de chips de compañías con sede en los Estados Unidos, como Synopsys y Cadence Design, lo que socavaría sus aspiraciones de convertirse en un jugador de primer nivel en la industria de los semiconductores, un aspecto clave de cualquier esfuerzo para reemplazar la tecnología estadounidense.

Aún así, la verdadera batalla a partir de 2020 será en el 5G. La compañía comenzó la investigación inicial sobre ese estándar en 2009, cuando incluso el 4G estaba a años de su comercialización. Asignó más de $600 millones de dólares al proyecto en los siguientes cinco años, según el sitio web de la compañía. Eso aumentó a 1.4 mil millones de dólares entre 2017 y 2018.

El gobierno estadounidense se ha preocupado durante mucho tiempo por las capacidades 5G de Huawei, con el argumento de que representan una amenaza para la seguridad nacional. En 2018, las autoridades norteamericanas advirtieron que Huawei poseía el 10 por ciento de las patentes 5G esenciales a nivel mundial y una profunda participación en el establecimiento de normas internacionales, lo cual podría debilitar el poder de negociación de las empresas estadounidenses.

Huawei ha firmado más de 60 contratos 5G a nivel mundial, dijo el vicepresidente Ken Hu en septiembre. Washington continúa tratando de persuadir a sus países aliados para que boicoteen el equipo de Huawei en sus redes centrales; si tiene éxito, eso podría afectar severamente las perspectivas futuras de la empresa china en el desarrollo de tecnologías y obstaculizar sus esfuerzos para obtener una ganancia, que ya ha sido proyectada, de cientos de miles de millones de dólares en el negocio de redes informáticas.

"El diseño y el software son realmente los mayores desafíos para Huawei", dijo Paul Triolo del Grupo Eurasia. No obstante, "han sorprendido a las personas con su capacidad de rediseñar productos. Lo hacen a largo plazo".

También existe la posibilidad de que Washington apriete los tornillos. Se dice que el gobierno de los Estados Unidos está sopesando nuevos límites en las ventas de chips y otros componentes vitales para Huawei.

Zhang dijo que la compañía ha decidido desconectarse del ruido de las relaciones entre Estados Unidos y China. "Esta lista negra ha cambiado toda la percepción de la globalización", dijo Zhang. "El mundo ya no es plano, todos están de acuerdo y tratarán de adoptar ese enfoque. Los proveedores y Huawei intentarán adaptarse al nuevo contexto geopolítico".

Con asistencia de Peter Elstrom*

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