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Einstein siempre lleva razón

Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne obtuvieron el galardón por sus aportaciones en ese tema, en el cual contribuyeron con observaciones, análisis y para elaborar un aparato que mide con precisión las ondas.

Para hacerlo cercano se le puede llamar LIGO o detector de ondas gravitacionales, que confirma la predicción de Albert Einstein de 1915. El jurado del Nobel ha calificado el trabajo de los tres investigadores como decisiva. Rainer Weiss recibirá la mitad del metálico y Kip Thorne y Barry Barish, el resto.

Lo que sucede es que Einstein siempre lleva razón. Salvo en una cosa. Estaba convencido de que nadie podía detectarlas. Pues no. Fue enteramente posoble. Hace dos años los LIGO se dieron cuenta que era posible. El 14 de septiembre de 2015 un choque de dos agujeros negros produjo un choque gravitacional cientos de veces más masivos que el sol.

Su onda expansiva, intuyeron (y verificaron) los científicos, había viajado unos mil 300 millones de años desde que fue emitida. Fue una recompensa para Weiss, quien había trabajado (desde el Instituto Tecnológico de Massaachusetts) en la fabricación de interferómetros láser desde los años 60. Thorpe, no mucho después, realizó sus propias investigaciones en California.

El trabajo de Barish consistió en la instalación de esos detectores, que se encuentran separados unos 3 mil kilómetros para hacer más amplia la posibilidad de captar las señales de las ondas gravitacionales pensadas por Einstein.

El proyecto LIGO fue creado en 1990 y en él han participado más de mil científicos de más de 20 países. Barish, en entrevista, dijo que el alemán solamente se equivocó en subestimar el avance de la tecnología para la captación de esos fenómenos celestiales, cuyo tamaño real de la señal es mil veces más pequeño de un protón.

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