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El robot que casi nadie quiere está por llegar

El miedo es el mayor obstáculo para los robots que tecnológicamente podrían estar listos en esta década, pues aún falta convencer a los consumidores que son cautelosos cuando se trata de confiar su seguridad a un programa informático.

Brian Lesko y Dan Sherman odian la idea de los autos sin conductor, aunque por razones diferentes.

Lesko, de 46 años, un ejecutivo de desarrollo de negocios en Atlanta, no confía en que un robot pueda evitarle un accidente. "Me aterroriza la idea", dice.

Sherman, de 21 años, estudiante de ingeniería mecánica en la Universidad de Minnesota, Twin Cities, confía en la tecnología y ve con el tiempo a estos vehículos en las calles. Pero teme el cambio porque le apasiona trabajar en autos para hacerlos más rápidos.

"Es algo que me ha gustado toda la vida, y en cierto modo se está terminando", dice. "Esa es la triste verdad".

La revolución de los autos sin conductor sigue adelante conforme los inventores superan desafíos técnicos como navegar de noche y los reguladores elaboran nuevas reglas. Pero la carrera para llegar primero a la producción de vehículos robots enfrenta dos grandes obstáculos: la gente no está lista para soltar el volante. Encuestas recientes realizadas por J.D. Power, la consultora EY, el Texas A&M Transportation Institute, la Canadian Automobile Association, la firma de investigaciones de mercado Kelley Blue Book y el proveedor de partes de automóviles Robert Bosch LLC muestran que entre la mitad y las tres cuartas partes de los encuestados rechazan esos modelos.

"Tecnológicamente estaremos listos para la conducción autónoma en esta década", dijo Kay Stepper, vicepresidente y jefe de la división de conducción autónoma en Bosch, que suministra componentes a los principales fabricantes del mundo. "Pero llevará un tiempo, hasta bien entrada la próxima década, convencer a los consumidores".

GRANDES ESPERANZAS

Los fabricantes de automóviles y los gigantes tecnológicos, como la división Google de Alphabet Inc., han puesto grandes esperanzas en una rápida producción de los vehículos autónomos, que según dicen reducirán de manera drástica las muertes por accidentes de tránsito y eliminarán las congestiones de las grandes ciudades. Google, que el martes anunció planes para expandir su flota de prueba con 100 minivans Chrysler Pacifica, pronostica que para 2020 la gente paseará en modelos robots. Boston Consulting Group dice que el mercado para la tecnología autónoma crecerá a 42 mil millones de dólares para 2025, y que los autos sin conductor podrían representar un cuarto de las ventas globales para 2035.

Todo esto depende de que la gente compre algo que actualmente no quiere. En el estudio Kelley Blue Book, 75 por ciento de las dos mil 76 personas encuestadas dijeron que no creen que alguna vez vayan a poseer un auto de conducción autónoma. En el estudio de EY, solo 40 por ciento podía imaginarse encendiendo el piloto automático, una función ya disponible en el utilitario deportivo y el sedán de Tesla y que llegará pronto a modelos de Audi, Volvo, Mercedes y Cadillac.

EL MAYOR OBSTÁCULO

El miedo es el mayor obstáculo. Los consumidores que han soportado el colapso de sus computadoras como parte de la vida cotidiana son cautelosos cuando se trata de confiar su seguridad a un programa informático.

El estudiante de ingeniería Sherman, que ha estudiado los sensores y software autónomos, entiende mejor que nadie cómo los autos sin conductor harán más seguras las calles. Pero lamenta que las máquinas sin alma no sean divertidas.

"Tendré que encontrar alguna forma de superarlo", dijo Sherman. "Espero que todavía haya personas como yo, a quienes les guste controlar el vehículo. Pero tal vez no podamos conducir ese auto por la calle".

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