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El robot alemán que golpea gente... por su propio bien

Los cobots o robots colaborativos son dispositivos tecnológicos de trabajo que están configurados para que tengan en cuenta la presencia de sus colegas humanos en función de evitar colisiones inesperadas; investigadores alemanes utilizan humanos para evaluar la rudeza de los golpes que se podrían generar. 

Un científico alemán ha atado al pastor Stephan Bernstein a una estructura metálica. Bernstein lleva una venda sobre los ojos y auriculares para no ver ni oír a la máquina que está a punto de asestarle un puñetazo.

No se preocupe: Bernstein, un hombre de 54 años, espeso bigote y sonrisa cálida, va a estar bien. Es uno de los quince voluntarios que trabajan con investigadores en el Fraunhofer IFF Institute de Magdeburgo, Alemania, para averiguar cómo hacer que los robots no aplasten a sus colegas humanos cuando trabajan unos junto a otros en las fábricas.

Los robots colaborativos —o cobots— deben configurarse de modo que tengan en cuenta la presencia de sus colegas de carne y hueso y bajen la velocidad o se detengan luego de una colisión inesperada para evitar cortar la piel o cercenar miembros. ¿Pero con cuánta fuerza puede un robot golpear a un ser humano antes de causarle daño? ¿Y cómo cambia la situación cuando el robot lleva un accesorio más afilado en el brazo o entra en contacto con una parte sensible del cuerpo? Estas son preguntas para las cuales Roland Behrens, científico que trabaja con voluntarios incluyendo a Bernstein, busca respuestas.

"La mejor forma es evitar el contacto en primer lugar", dijo el investigador después de desatar a Bernstein de la estructura. "Si el contacto ocurre, las consecuencias deben ser tan leves que la persona pueda venir al trabajo al día siguiente, en el peor de los casos con un hematoma, pero no con una lesión o una herida abierta".


Hubo 158 accidentes laborales que involucraron a humanos y robots el año pasado en Alemania, el número más alto desde al menos 2005, según DGUV, un grupo alemán especializado en seguros contra accidentes en los lugares de trabajo.

En junio, un robot que usualmente se mantenía en una jaula mató a un trabajador en una planta de Volkswagen agarrándolo y empujándolo contra una placa metálica. El año pasado se vendieron más robots industriales —como los fabricados por empresas como la alemana Kuka o la japonesa Fanuc— que nunca, según la Federación Internacional de Robótica.

Ya existe un patrón de seguridad para los robots industriales, el cual estipula un umbral de 150 newtons de fuerza de contacto, pero sólo se trata de una cifra orientativa. "No hay información sobre la forma o las partes del cuerpo. Una aguja de 150 newtons en el ojo es muy diferente que una gran esfera que golpee una pierna", dice Behrens, que trabaja en el Instituto para la Seguridad Ocupacional de Alemania para elaborar estándares de seguridad. (Generalmente, 150 newtons se sienten como una cachetada leve, cuando mucho. Los boxeadores peso pesado pueden asestar un puñetazo de cerca de 5 mil newtons).

Con fines experimentales, el equipo diseñó una máquina para golpear a las personas y registrar el impacto. En esencia es un péndulo mecánico que imita el miembro de un robot. El péndulo se impulsa hacia cada voluntario a la menor velocidad y con la máxima masa — contra la mano, el antebrazo, el brazo y el hombro—. Los voluntarios evalúan su dolor en una escala de 1 a 10 (Behrens detiene las pruebas en 5), y luego se escanea la piel con ultrasonido para controlar los moretones y la inflamación.

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