Sociedad

Violencia cobra importancia en fenómeno migratorio: UNAM

El fenómeno de la migración en México ha adquirido características distintas, señala un estudio de la UNAM, con la violencia y la inseguridad como elementos fundamentales.

CIUDAD DE MÉXICO.- La violencia está tomando un papel fundamental en el fenómeno de la migración en México, señala un estudio de la UNAM.

Sara María Lara Flores, una de las coordinadoras –junto con Martha Judith Sánchez Gómez, Paz Trigueros Legarreta y Jorge Pantaleón– del Seminario Migración México-Canadá-Estados Unidos, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, explicó que hoy la criminalización de que son objeto en la frontera los migrantes obstaculiza este proceso de movilidad.

"A últimas fechas ha adquirido características distintas; por ejemplo, antes los migrantes sabían que en el cruce ilegal por el desierto o por el río arriesgaban su integridad, pero una vez del lado estadounidense encontrarían a sus familiares o conocidos y podrían trabajar y ganar dólares. Luego mandarían dinero y, eventualmente, regresarían para ver a su gente y después volver a cruzar, pero esto ya no es así", advirtió.

A través de un comunicado emitido por la Máxima Casa de Estudios, la investigadora señala que lo que se advierte ahora son personas atrapadas allá, que no pueden viajar a su lugar de origen porque saben que al hacerlo no regresarán al territorio donde se ubican.

Según señala, por años se consideró que la causa de los desplazamientos era fundamentalmente de carácter económico, sin embargo los universitarios han encontrado distintas caras de la emigración en México, entre las que se puede mencionar la forzada y la derivada de la violencia.

"Tenemos poca información cuantitativa para medir el fenómeno, pero hay zonas del país (localidades y municipios de las sierras de Sinaloa, Durango y Guerrero) donde comunidades enteras han tenido que salir y perderse en el anonimato para no enfrentar esa situación", añadió.

Otro tipo de migración forzada es la solicitud de refugio de empresarios, académicos y profesionistas (médicos, sobre todo) amenazados por el crimen organizado, que deciden abandonar el territorio nacional.

"Se hablaba de los falsos refugiados, pero no es así; la gente busca la manera de evitar los riesgos. Eso es parte de la situación que marca los procesos migratorios del México de hoy", sostuvo Lara Flores.

La investigadora consideró terrible el modelo económico que prioriza la exportación de mano de obra para que, vía las remesas, se impulse el desarrollo económico. "La nación apostó a ese modelo. La gente y el país se vuelven dependientes de ellas; no por nada tenemos 11 millones de mexicanos en Estados Unidos. El problema es que el dinero no se invierte en proyectos productivos, pues la mayoría de los migrantes lo utilizan para que sus familias sobrevivan. Esto ha sido demostrado fehacientemente por los expertos", dijo.

Además, la dependencia del país a esos recursos representa un riesgo, pues si la economía estadounidense experimenta ciclos de depresión y crisis, habrá desempleo que repercutirá en los trabajadores.

En relación a la migración femenina, planteó que históricamente era un aspecto del fenómeno, cuyo propósito era alcanzar al esposo, al papá, al compañero o a la familia. Conocida como "migración de reunificación familiar", a partir de los años 90 se evidenció que ellas se iban de manera autónoma, "aunque los porcentajes no han llegado a igualar a la masculina", aclaró.

Finalmente destacó que otro ángulo de este fenómeno, que se conoce poco, es la migración interna.

"En México miles de personas de las zonas rurales se mueven desde Chiapas, Oaxaca o Guerrero a Chihuahua, Sinaloa o Baja California para ocuparse como jornaleros. Pero la problemática de los trabajadores agrícolas es muy fuerte", concluyó.

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