Sociedad

Simulacro en el Zócalo; entre el orden y la desinformación

Algunas de las personas que transitaban o caminaban por el Zócalo dijeron desconocer  el macrosimulacro para conmemorar los 29 años del sismo que sacudió a la ciudad de México; empleados del GDF y tiendas departamentales de la zona participaron ordenadamente en el ejercicio.

CIUDAD DE MÉXICO. Mientras los empleados de los dos edificios del gobierno del Distrito Federal ubicados en el Zócalo capitalino participaron de manera ordenada en el macrosimulacro de este viernes, en una hipótesis de sismo de 7.6 grados en la escala de Richter, los ciudadanos que transitaban por la calle reconocieron que no estaban enterados del ejercicio y lamentaron que la campaña informativa para anunciarlo no haya sido tan amplia.

Este viernes, a las 10 de la mañana, la alerta sísmica de los edificios de la Plaza de la Constitución sonó y el protocolo comenzó, en conmemoración del terremoto que la mañana del 19 de septiembre de 1985 sacudió a la ciudad y dejó graves daños y pérdidas humanas.

Las pesadas puertas de los antiguos inmuebles se abrieron presurosas, los guardias de seguridad de los accesos actuaron veloces, incluso corriendo, para instalar en la plancha del Zócalo los materiales necesarios para ubicar el punto de reunión seguro.

A diferencia de otros días, este viernes la plaza estaba libre. Sin vallas policiacas, de las que son colocadas principalmente por la Presidencia de la República, pero en ocasiones también por el propio gobierno capitalino, sin manifestantes en la calle, sin congestionamiento vehicular y sin ningún evento de los que suele copar la Plaza de la Constitución.

Así, los servidores públicos pudieron salir con calma, sin la aprensión característica de los sismos reales, y colocarse en orden en el Zócalo, siguiendo las instrucciones de los brigadistas y ubicando el letrero que les corresponde, de acuerdo con el piso del edificio en el que trabajan.

Participaron también los trabajadores de los edificios comerciales cercanos, como el Palacio de Hierro y Liverpool, así como el Gran Hotel de la Ciudad de México. Hasta los chefs y cocineros salieron de sus sitios de trabajo y se acomodaron en orden en el espacio abierto del Zócalo.

Los pocos vehículos que transitaban por 20 de Noviembre se detuvieron ante la orden de los policías que se ubicaban en la esquina y que colocaron cintas amarillas de protección para delimitar el espacio que sería ocupado por los que evacuaron los edificios.

Como parte del simulacro, un empleado del Palacio de Hierro fue sacado en brazos por una brigada de protección civil y un médico simuló que lo atendía.

Sin embargo, proveedores de la tienda, conductores y taxistas que pasaban por la zona reconocieron que no estaban enterados del simulacro y algunos sí pensaron que se trataba de un sismo.

Fue el caso del señor Juan Manuel Santillán, a quien el "sismo" lo agarró en su auto en la esquina de 20 de Noviembre y Zócalo. "No sabía. Por un lado está bien, pero deberían avisar con tiempo... sí escuché la alerta y sí pensé que era un sismo y nada más me bajé de mi carro y hasta que pregunté a los policías, me dijeron que era un simulacro y que iban a desalojar a los trabajadores", dijo.

Criticó el actuar de los que evacuaron por su actitud indiferente. "Ahorita es un simulacro, pero si de verdad fuera un sismo como el del 85, yo le aseguro que se cae el edificio y mata a mucha gente otra vez, porque salimos con unas ganas...", comentó.

"Yo no sabía y no escuché la alerta, nada más me dijeron que me hiciera para acá…", comentó Felipe Jaime, un trabajador que estaba entregando mercancía en el Palacio de Hierro.

"Apenas iba entrando y comenzaron a cerrar la calle, no supe ni por qué... chequé que estaban haciendo porque no había sismo ni nada, pero está bien que practiquen", dijo el señor Isaías Rita, un bicitaxista que permanecía de pie abajo de su vehículo a la mitad de la avenida 20 de Noviembre.

También lee: