CIUDAD DE MÉXICO. Representantes empresariales de la Zona Rosa, en particular, y de la Ciudad de México, en general, aseguraron que la impunidad que existe contra quienes cometen actos vandálicos en manifestaciones como la del lunes, inhibe el ánimo para denunciarlos penalmente.
En entrevistas por separado, Jorge Pascual Nevarez, presidente de la Asociación de Comerciantes de la Zona Rosa (Acozoro), y Gerardo López Becerra, presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canacope), lamentaron que tanto el Gobierno capitalino, como la Asamblea del DF e incluso las comisiones local y nacional de Derechos Humanos no actúen e inclusive protejan a quienes atentan contra comercios.
Después del mitin pacífico del lunes, un grupo de cien encapuchados arremetió contra bancos, tiendas y restaurantes de la calle de Florencia y del Paseo de la Reforma, lo que derivó en tres detenidos que ayer saldrían libres.
"Deshicieron el Champs Elysées, que es uno de los restaurantes emblema de la Zona Rosa, y la verdad es que da impotencia, da enojo, da rabia, más cuando vemos las escenas de nuestra Comisión de Derechos Humanos protegiendo y llevando a vándalos, porque ese es el nombre, al Metro para que no se les haga nada, es inaudito", reclamó Jorge Pascual.
López Becerra adelantó que un "importante grupo de representantes empresariales" hará un extrañamiento ciudadano a las comisiones de Derechos Humanos sobre su actuación en la marcha del lunes pasado, cuando personal de éstas hizo una cadena humana para proteger a los manifestantes que quedaron encapsulados por la policía.
El presidente de la Canaco de la Ciudad de México, Ricardo Navarro, opinó que no es por impunidad que los agresores salen libres, sino a falta de métodos finos del MP para fincar responsabilidades.
"El que detengas a personas y no les puedas probar los cargos que les imputas, habla mal del MP, habla mal de un sistema probatorio", acusó.
Guillermo Gazal, presidente de Procéntrhico, calificó de "vergonzante" la actitud tanto de la policía capitalina como de la Federal, porque mientras los anarquistas destruían cristales y lanzaban petardos a su antojo, ni un solo elemento intervino y no realizaron las detenciones en plena flagrancia.