Salud

El COVID-19 ha volteado los reflectores a la otra pandemia: la obesidad

La obesidad ha ido en aumento en las últimas décadas... y el COVID-19 no ha hecho más que acentuarla.

El COVID-19 puso de relieve los riesgos creados por otra emergencia sanitaria en aumento: la obesidad. La prevalencia de la obesidad casi se ha triplicado en las últimas cuatro décadas y sigue aumentando.

Las personas obesas tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones o morir a causa de COVID-19, mientras que también son vulnerables a la diabetes, enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió en 2020 que la obesidad es una "pandemia por derecho propio".

Las reglas más estrictas han obligado a una mayor divulgación en las etiquetas de los alimentos. Ahora, los administradores de dinero, preocupados por el impacto social de sus inversiones, están presionando a las empresas de alimentos para que tomen medidas.

1. ¿Qué relaciona a la obesidad con el COVID-19?

Ser obeso, que generalmente significa tener un índice de masa corporal de 30 o más, disminuye la capacidad pulmonar y está relacionado con una función inmunológica deteriorada. Las personas obesas diagnosticadas con COVID-19 tenían más del doble de probabilidades de ser hospitalizadas, un 74 por ciento más de probabilidades de necesitar una unidad de cuidados intensivos y un 48 por ciento más de probabilidades de morir, según un estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. La investigación también ha relacionado la obesidad con respuestas más bajas a numerosas vacunas. Mientras tanto, una encuesta del Reino Unido identificó el doble de personas que aumentaron de peso de las que lo perdieron durante el cierre inicial de la pandemia a principios de 2020.

2. ¿Qué tan extendida está la obesidad?

Alrededor de 39 por ciento de los adultos, o más de mil 900 millones de personas, tenía sobrepeso en 2016, y de estas más de 650 millones eran obesas, según la Organización Mundial de la Salud. La obesidad se debe en parte al éxito económico: las poblaciones ricas comen más. Pero los pobres de los países ricos tienden a tener tasas de obesidad más altas que los ricos, y la obesidad también está aumentando en los países en desarrollo. Países tan variados como Indonesia y Brasil tienen comunidades mal nutridas y con sobrepeso.

3. ¿Qué causa obesidad?

Las razones son complejas: la dieta, la genética, la falta de ejercicio y el entorno social influyen. Las comidas de los restaurantes de comida rápida, los alimentos ultraprocesados ​​y los refrescos se encuentran entre los culpables. Los alimentos preparados industrialmente, generalmente cargados de sal, grasa, azúcar y aditivos, representan más de la mitad de las calorías consumidas en Estados Unidos y el Reino Unido, donde a menudo son más baratos que los alimentos frescos. A nivel mundial, más de 3 mil millones de personas no pueden permitirse dietas saludables y nutritivas, según la ONU.

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4. ¿Qué tan grande es el costo de la obesidad?

Las personas obesas tienden a llevar una vida más corta y menos saludable. Se proyecta que el tratamiento de las afecciones relacionadas con el sobrepeso costará a las naciones del G-20 en promedio un 8.7 por ciento de sus presupuestos de salud durante las próximas tres décadas. Los niños con sobrepeso tienen más probabilidades de faltar a la escuela y menos probabilidades de completar la educación superior. Un estudio encontró que reducir las calorías en un 20 por ciento en alimentos densos en energía como las papas fritas y los dulces en 42 países podría evitar más de 1 millón de casos de enfermedades crónicas por año. Si no se abordan la alimentación no saludable y la obesidad, los costos de salud relacionados superarán los 1.3 billones de dólares al año en la próxima década, estima la ONU.

5. ¿Cómo han respondido las autoridades?

Durante la última década, los funcionarios gubernamentales, alarmados por la tendencia, han tomado medidas, principalmente con impuestos específicos y nuevas regulaciones de etiquetado de alimentos. Si bien algunos pasos han sido controvertidos y criticados como interferencia estatal injustificada o ejercicios de recaudación de ingresos, las investigaciones muestran que han tenido un efecto. Antes de la pandemia, se introdujeron impuestos sobre las bebidas azucaradas en países desde México hasta Filipinas. San Francisco y Seattle se encontraban entre las ocho ciudades de Estados Unidos que aprobaron los llamados impuestos a los refrescos, con alrededor de 1 centavo cada 30 mililitros. Otro fue Filadelfia, luego de una campaña respaldada por Michael Bloomberg, el propietario mayoritario de Bloomberg LP, la empresa matriz de Bloomberg News. Ahora, otros países están aumentando la presión. Reino Unido se está moviendo para frenar la publicidad de comida chatarra y obligar a los cafés y restaurantes a colocar etiquetas de calorías en sus menús.

6. ¿Cómo se están involucrando los inversionistas?

Algunos administradores de fondos están revisando sus participaciones, presionando a las compañías de alimentos para que revelen más información y analizando la literatura médica como parte de una tendencia de inversión con objetivos ambientales, sociales o de gobernanza en mente. Al menos 55 inversionistas institucionales con un total de 7.7 billones de dólares en activos se han suscrito al impulso de la Iniciativa de Acceso a la Nutrición para que los fabricantes tomen una serie de acciones, como vincular el pago de la gerencia a los objetivos de calidad de los alimentos y hacer que los productos saludables sean más accesibles. A finales de 2020, incluían Aviva y Storebrand. Stephane Soussan, gerente de cartera de CPR Asset Management en París, dijo que la reacción podría parecerse al movimiento de desinversión en los combustibles fósiles.

7. ¿Cómo ha respondido la industria?

Los fabricantes están reformulando productos, pero queda un largo camino por recorrer. Coca-Cola fue criticada por expertos en salud cuando se reveló en 2015 que estaba financiando investigaciones para enfatizar el ejercicio, en lugar de la reducción de calorías, como la clave para perder peso. Una de las razones por las que las empresas dudan es que la reformulación puede arruinar el sabor de una marca. Algunos simplemente empaquetan sus productos en cantidades más pequeñas.

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