Retrato Hablado

Leñero a Scherer: “Nos vamos a morir juntos”

Mi papá dispuso que Julio mi hermano y yo nos repartiéramos sus libros en partes iguales. Julio, generoso como siempre, me dijo que escogiera la mitad y le mandara lo demás.

Mi padre murió el 7 de enero del 2015. Los dos años previos habían sido, con mucho, los peores de mi vida. Me atrevo a decir que fueron así de sombríos para mis ocho hermanos.

Pasaron varios meses antes de que habláramos siquiera de abrir su testamento. Sabíamos algunas cosas porque mi papá insistía en hablarnos de su muerte muchísimos años antes de que ocurriera. Siempre he pensado que, con cierta ingenuidad, quería prepararnos para su ausencia. Como si eso fuera posible.

Mi papá dispuso que Julio mi hermano y yo nos repartiéramos sus libros en partes iguales. Julio, generoso como siempre, me dijo que escogiera la mitad y le mandara lo demás.

Corrieron unas semanas, un par de meses quizá, hasta que me animé a hurgar en su biblioteca. Entonces encontré la joya que ahora tengo en casa. Es un ejemplar de la primera edición de Los periodistas, de 1978.

La pasta del volumen está amarillenta. Me parece que tiene manchas de sol, o de viejo. Las páginas se han vuelto sepia. La portada no tiene la famosa foto de Juan Miranda (la que a todos nos viene a la mente cuando pensamos en la salida de Excélsior). En su lugar está el diseño de Gabriel Figueroa Flores y quien quiera que sea A.Q.R: un pliego de Excélsior, arrugado y hecho bolas, arrojado sobre una banqueta. En la contraportada hay una foto de Leñero cuarentón, con sus ojotes y la frente prematuramente fruncida. La fotografía es de Rogelio Cuéllar.

Lo pusimos sobre un atril en una de las repisas principales de nuestro librero preferido. Este libro único, que se volvió mi pertenencia más preciosa, tiene una doble dedicatoria. La impresa dice:

A Julio Scherer García, protagonista, corazón de esta historia

La otra, –de su puño y letra, escrita con plumón azul–, me emociona:

Con anticipadas disculpas y timideces por todo lo que pueda tener este libro que malentienda o malinterprete involuntariamente la historia de esta lucha que es la gran lucha tuya y contigo la nuestra.

Con mi agradecimiento por lo que tu ejemplo ha significado en mi vida, con mi admiración a ti, el mejor periodista que ha dado México y el más alto varón que he conocido.

Con cariño al gran amigo y con cariño también para ti y todos los tuyos.
Sin palabras, pues Vicente


Está fechada el 19 de mayo de 1978.

Cerca del final, cuando Leñero estaba invadido por el cáncer, mi padre me contó con la voz quebrada lo que le dijo en una de sus últimas conversaciones, por teléfono:

"Julio, nos queremos tanto que nos vamos a morir juntos".

Vicente Leñero murió el 3 de diciembre de 2014. Poquito más de un mes antes que mi papá.

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