CIUDAD DE MÉXICO. Mientras habla Alejandro Sánchez Camacho, secretario general del PRD, desde el templete montado frente a la puerta norte de la Cámara de Diputados, pocas son las personas que le ponen atención entre la multitud que se movilizó ayer hasta allí ante el llamado para "defender el petróleo". Enmarcado por la gran ausencia, la del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, emblema de la lucha a favor del petróleo.
Adentro, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, se acaba de instalar el cuarto periodo extraordinario de sesiones, en el que, con el aval de la mayoría conformada por diputados del PRI y del PAN, se podrían aprobar las leyes secundarias de la reforma energética, un atentado a la soberanía nacional, según los legisladores de la izquierda. Pero afuera, la lucha es otra.
Los altavoces colocados en la calle Emiliano Zapata reproducen el discurso de Sánchez Camacho. Habla de una gira encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, líder moral de la izquierda e hijo del presidente que arrebató el petróleo a las manos extranjeras, por varios estados para impedir justamente que ese triunfo de Lázaro, su padre, se vaya por la borda.
Habla también de que "en el PRD no estamos entumidos" y de que una comitiva de legisladores viajará al extranjero para advertir a las empresas transnacionales que en México "el petróleo no se vende". Pero su público no lo escucha.
Quienes sostienen en alto las banderolas y lonas con los nombres de diputados locales están pensando otra cosa. Gritan mientras el líder perredista delinea el plan de acción rumbo a la consulta popular contra la reforma energética. Echan porras, como si sólo hubieran ido a eso.
Los gritos se combinan entre alaridos al nombre de "¡Diooone, Diooone!" y "¡Aleeeidaa, Aleeeidaaa!" Son dos de Iztapalapa: Dione Anguiano, diputada local, y Aleida Alavez, diputada federal. Son rivales, casi, a morir.
Frente a San Lázaro, aquí, están sus huestes, intentando demostrar cuál grita más y más fuerte, sin importar que el motivo de la reunión, por ahora, sea otro.
Aunque menos irreverente, también está el músculo del político que domina el norte de la ciudad. Sus banderolas son notorias: los Lobos. Se trata del grupo de Víctor Hugo Lobo, actual diputado local y líder de la corriente Fuerza Democrática Nacional, respaldo fundamental de Nora Arias, jefa delegacional en Gustavo A. Madero.
Entre esos tres nombres, la calle aledaña al Palacio Legislativo luce llena de seguidores, quienes poco saben del motivo por el que fueron convocados, pues sólo descendieron de los autobuses y se enfilaron al templete para no dejar de cantar vítores a sus líderes políticos.
Arriba, esos líderes tampoco pierden la oportunidad de salir en la foto juntos, en una unidad a la que sus discursos convocan.
Allí están el propio Sánchez Camacho, de la corriente bejaranista de Izquierda Democrática Nacional, junto a Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, líder de los Chuchos. Ambos coinciden en que la consulta popular del 2015 será la salvación del petróleo mexicano.