Península

Este espumoso quiere poner al vino cava al nivel de la champagne

Originalmente concebido como un cava, el vino espumoso de Gramona se desvinculó de la denominación de origen para distribuirse como una marca aparte, llamada corpinnat, y alcanzar el reconocimiento de una bebida de alto nivel.

Hace más de 150 años, en una pequeña localidad a 40 kilómetros al sur de Barcelona, la familia Batlle comenzó con la producción de vino; para finales del siglo XIX, y tras una alianza con otra familia, Gramona, comenzaron a resaltar la producción del vino que hoy, administrado por la quinta generación, se distribuye desde Sant Sadurní de Annoia.

El vino de Gramona, originalmente concebido como un cava, se desprendió junto con otros ocho productores de la denominación de origen este año, pues se trata de un producto premium que se vendía bajo la misma etiqueta de otros cavas de menor calidad y con procesos de elaboración más simplificados.

"En cava históricamente han convivido marcas de mucho volumen que han sido valientes y que han hecho mucho trabajo de exportación, que se ha basado más otra vez en el volumen, no tanto en la calidad, y que digo a precios muy bajos; y este es un problema muy grande para Gramona porque nos llamábamos también cava pero nosotros hacemos cava de pago y muy caro", explicó Linda Díaz, encargada comercial de la bodega Gramona.

Actualmente se distribuye bajo la marca Corpinnat, y se trata de un vino blanco que se produce en un pago, es decir, un terruño con condiciones particulares y de una extensión relativamente pequeña que le da condiciones únicas a las uvas. Por ello, busca entrar al mercado gourmet en México, con interés particular en ampliarse en la Península de Yucatán en restaurantes de Cancún y Mérida.

El corpinnat de Gramona se elabora con un método conocido como Champenoise, con el que se alcanza una segunda fermentación en la botella, lo que además permite que su gasificación sea de manera natural. "Está cerrado, entonces se quedan las burbujas adentro y la forma más elegante más costosa y la más maravillosa de hacerlo", destacó Díaz.

Por su naturaleza, este vino, dotado con notas de frutos secos, nueces, además puede maridarse con alimentos de sabores ácidos o salados, e incluso se lleva bien con algunas variedades de carne.

"Volviendo a México, el picante qué bien va con la burbuja, limpia, su textura , arrastra, te hace salivar. Eso en cuanto a picante, que nuestro recetario hay muchas cosas aciditas, también va fenomenal con esto", comenta.

Y si bien, los reflectores de los vinos espumosos los acapara la champagne, este vino de pago busca destacarse en ese sector.

Actualmente, Gramona produce al año unas 500 mil botellas de vino, mayormete de su variedad imperial, con unas 400 mil; sus otras dos variedades, tres lustros y Seyer Valle, que requieren mayor tiempo de añejamiento, apenas suman más de 30 mil cada una.

En México, se venden apenas un medio millar de Imperial y Celler Batlle, las presentes en México.

El imperial es un ensamble de las variedades Xarel-lo y Macabeo, mientras que Celler Batlle incluye además Cahrdonnay.

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