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La primera gran fractura en la 4T

La salida de Carlos Urzúa de Hacienda ocurre en un entorno de desaceleración económica, caída en la producción de crudo y preocupaciones por el modelo de negocios de Pemex, lo que plantea grandes desafíos para su sucesor.

La renuncia de Carlos Urzúa como secretario de Hacienda y las razones que adujo, expuestas en su carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, representan la primera gran fractura en el gobierno de la 4T.

Reconoce "discrepancias en materia económica", califica de "inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública" y acusa la presencia de "personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés".

La renuncia de Urzúa y sus críticas a la forma en que se toman decisiones de política pública en la 4T alimentan las dudas sobre la viabilidad de la estrategia económica de esta administración para promover mayor crecimiento.

La reacción del tipo de cambio en operaciones al mayoreo no se hizo esperar, pues de cotizar en niveles de 18.88 pesos por dólar, los más bajos en las últimas 22 semanas, se depreció 2.5 por ciento tras la noticia, a 19.37 pesos.

La designación de Arturo Herrera como nuevo secretario de Hacienda le dio un respiro a la moneda mexicana, que bajó a 19.09 pesos por dólar, aunque cerró la jornada en 19.16 pesos, según reportes del Banco de México.

El presidente gusta presumir el 'éxito' económico de su administración con el comportamiento del tipo de cambio.

Ayer, al nombrar a Herrera, AMLO dijo que "el peso es la moneda que más se ha fortalecido en el mundo en el tiempo que llevamos en el gobierno".

Y, en efecto, el peso mexicano está entre las monedas más negociadas en el mundo de mejor desempeño frente al dólar desde finales de noviembre pasado.

De acuerdo con datos de Bloomberg, del 30 de noviembre al 8 de julio el peso acumuló una apreciación de 7.7 por ciento, que lo convierte en la moneda –entre desarrolladas y emergentes– que más se fortaleció frente al dólar en ese periodo.

Al margen de su ratificación en la Cámara de Diputados, Herrera es quien los mercados esperaban que fuera el sucesor de Urzúa por tener la credibilidad para garantizar la estabilidad macroeconómica del país y cumplir las metas fiscales incluidas en el presupuesto de 2019, en particular obtener un superávit primario de 1 por ciento del PIB.

Más aún, en un entorno de desaceleración económica, caída en la plataforma de producción de petróleo y preocupaciones por el modelo de negocios de Pemex.

Para este año no sólo se prevé una expansión moderada de la economía mexicana, sino que las perspectivas de crecimiento siguen revisándose a la baja.

En la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas, publicada el 5 de julio, los pronósticos de crecimiento económico para 2019 están en 1 por ciento.

La revisión a la baja en las semanas más recientes es resultado del menor ritmo de actividad de la economía respecto al esperado en el primer trimestre del año y también en abril, así como del recorte a la calificación crediticia de la deuda soberana y de Pemex.

En un entorno que plantea riesgos importantes para la estabilidad, el principal desafío de Herrera es propiciar un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, así como adoptar medidas para consolidar sosteniblemente las finanzas públicas.

Arranca como secretario de Hacienda con el voto de confianza de los mercados. ¡Que no lo pierda!

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