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El ‘virus’ de las altas tasas de interés

Hay razones para pensar que el Banco de México mantendrá una política monetaria cautelosa y gradualista en el relajamiento de su tasa de referencia.

La hora llegó para el Banco de México, que mañana anunciará la primera decisión del año sobre su tasa de interés.

El estancamiento económico, que raya en la recesión, la evolución favorable del tipo de cambio y la inflación general apenas por arriba de su meta de 3.0 por ciento anual, posibilitan una postura monetaria menos restrictiva.

Si bien la inflación general repuntó moderadamente en enero y se espera que acelere más en febrero y marzo, el componente subyacente, que excluye los precios más volátiles, continúa en niveles elevados y aún muestra resistencia a bajar.

Preocupa que la inflación subyacente, que es la más influenciada por la política monetaria, esté muy reacia a descender pese al nulo crecimiento de la economía y las elevadas tasas de interés en México.

Aun así, se considera que, después de sumar un ajuste total a la baja de 100 puntos base en el último año, todavía hay un amplio espacio para reducir la tasa de referencia desde su actual 7.25 por ciento.

Un recorte de Banxico está prácticamente garantizado, según la mayoría de los analistas encuestados por Bloomberg: 23 de 25 economistas de bancos y consultorías esperan que mañana la tasa de referencia disminuya 25 puntos base, a 7.0 por ciento.

La proyección de los analistas de mercados en la encuesta de Citibanamex publicada el 5 de febrero es que Banxico bajará su tasa de interés 75 puntos base en el año para alcanzar 6.5 por ciento al cierre de 2020.

Pero algunos analistas, como los de BBVA, BNP Paribas y UBS, esperan que la tasa de referencia se ubique en un nivel de 6.0 por ciento en diciembre.

En ese escenario, la tasa bajaría hasta 125 puntos base en 2020.

Otros analistas, como los de BofA Global Research y Scotiabank, creen que Banxico se moverá con cautela, por lo que sólo hará un recorte de 25 puntos base en el año.

Hay razones para pensar que el Banco Central mantendrá una política monetaria cautelosa y gradualista en el relajamiento de su postura:

Una es que la inflación subyacente está sobre 3.7 por ciento anual y sigue sin mostrar señales claras de reducción.

Otra es que las expectativas de inflación de mediano y largo plazos continúan por arriba de la meta de 3.0 por ciento.

Y una más es que el tipo de cambio, aunque recientemente bajó a mínimos de 18 meses, registra episodios de volatilidad asociados al brote de la epidemia de coronavirus, que afectará severamente a la economía china en el primer trimestre del año.

El coronavirus tendrá los efectos de un 'viento de frente' en la economía global.

Esta grave amenaza a la salud pública es el riesgo global más importante a corto plazo en 2020.

Su impacto económico final dependerá de la duración e intensidad del brote.

En el caso de México no pone en riesgo el mandato de inflación de Banxico, por lo que no se justifica mantener altas tasas de interés ni hacer una pausa en el ciclo de bajas.

El nivel nominal de la tasa de referencia en México se compara desfavorablemente con otras economías emergentes, donde sólo Turquía está más arriba.

Una tasa de interés elevada es como un 'virus' que no sólo encarece el crédito, sino que inhibe a las empresas para invertir y a los hogares para consumir.

Es una vía de 'contagio' para que la economía siga 'enferma'.

Pero el mejor camino hacia la recuperación es dar certeza a la inversión y eso no sólo depende de Banxico.

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