Victor Manuel Perez Valera

Una nueva antropología: el animal vulnerable

El número de personas que vive el valor de lo sencillo disminuye de día en día… erróneamente lo sencillo les parece monótono.

En tiempo de crisis como el actual es conveniente hacer una reflexión sobre la naturaleza humana. A partir de Max Scheler con su célebre libro El puesto del hombre en el cosmos han proliferado diversas antropologías que abordan el estudio del Homo sapiens, desde diferentes puntos de vista. La mayoría de estas antropologías exaltan la excelencia y la grandeza del ser humano, aunque algunas de ellas asumen un enfoque menos optimista. Entre estas últimas destaca el reciente estudio, El animal vulnerable, invitación a la filosofía de lo humano del jesuita español Juan Masiá, profesor de filosofía en la Universidad Sophia de Tokio. Allí se resalta, tomando en cuenta los estudios neurobiológicos, la fragilidad del ser humano: sus deficiencias generadoras de autodestrucción, el descuido de la salud, de las agresiones mutuas y de la aniquilación de la vida.

La leyenda del talón de Aquiles es un magnífico arquetipo de la vulnerabilidad del ser humano: Tetis le da a su hijo un masaje de ambrosia, y sujetándolo del talón lo sumerge en las aguas de Estigia. Aquiles, al parecer se vuelve invulnerable, pero precisamente la herida en el talón le ocasiona la muerte. ¿Cuál es nuestro talón de Aquiles?

La vulnerabilidad del ser humano, sin embargo, no depende de nuestras extremidades, sino según modernos estudios como el de M.S Gazzaniga, de nuestro cerebro: en el hemisferio izquierdo neocortical se encuentran las potencialidades de vulnerabilidad y en el hemisferio derecho lo saludable, que nos capacita para la gratitud, el perdón y la reconciliación. El profesor de arqueología de Juan Masiá se refería a las ánforas griegas cuando comentaba: "Tan preciosas y tan quebradizas, como los humanos". Blas Pascal, cargando las tintas, dice del ser humano: "¡Qué novedad!, ¡qué monstruo, qué caos, qué sujeto de contradicción, qué maravilla! Piénsese estas cosas locamente entretejidas, estuche de la verdad, resumidero de la incertidumbre y del error, gloria y desperdicio del universo."

En efecto, las potencialidades neurobiológicas del "animal vulnerable y vulnerador" también propician al "animal agradecido" como anotamos arriba. La palabra japonesa Chie (conocimiento del corazón) sugiere que este conocimiento agradece tanto bien recibido sin merecerlo. Esta sublime actitud repercute en la salud corporal y psicológica. Necesitamos fomentar esta capacidad de agradecimiento para contrastar la invasión de agresividad, violencia y fobia que nos deshumaniza. Esto se simboliza en el budismo con la flor de loto que nace en medio del barro y brota inesperadamente (gratuidad). Deberíamos en la pobreza de nuestro propio lodo, abrirnos a las dádivas de la gratuidad.

Se habla mucho del poder del ser humano, que todo lo puede, como si fuera omnipotente, cuando lo más sublime sería su "omni-debilidad": el amor que se entrega a la muerte y perdona a los agresores (P. Ricoeur). Se alaba mucho el poder de la tecnología, pero es limitada y puede utilizarse como vulneradora. Un ejemplo de lo primero lo revela el mito de Ícaro y Dédalo: las alas artificiales lo liberan del laberinto de Creta, mas Ícaro al volar muy alto, ocasiona que los rayos del sol derritan la cera de sus alas y se desplome en el mar.

En nuestros días constatamos la extraordinaria tecnología de las redes sociales que puede ser medios vulneradores: los fraudes de los hackers, la pornografía infantil, el robo de identidad, la trata de personas, chantajes, extorsiones, secuestros, venta de drogas, armas y órganos. Por lo demás, vemos también que el gran progreso en los métodos anticonceptivos, no impide que se abogue por el aborto, y el gran adelanto en los cuidados paliativos del enfermo terminal, no es obstáculo para que se postule la legalización de la eutanasia.

Nos hace falta como lo sugiere el breve y genial ensayo El camino del campo de Heidegger, estar abiertos al mensaje de lo sencillo que propicia lo permanente y lo grande: "el hombre trata de planificar el mundo, pero lo hace en vano si no está subordinado al mensaje del camino. Existe el peligro de que el hombre de nuestros días se haga sordo a su mensaje. Muchos escuchan exclusivamente el sonido de los motores que toman casi por la voz de Dios".

El número de personas que vive el valor de lo sencillo disminuye de día en día… erróneamente lo sencillo les parece monótono. Lo sencillo nos impulsa a la renuncia de lo superfluo: "la renuncia nada toma, la renuncia da. Ella confiere el poder inagotable de lo sencillo".

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