Victor Manuel Perez Valera

Contra la violencia, la no-violencia activa

Víctor Manuel Pérez Valera indica que para combatir la violencia se requiere educar en el respeto en todas las relaciones escolares, así como contribuir a la actuación honesta y competente del Ministerio Público, de los jueces y de la administración carcelaria.

Uno de los más graves problemas del mundo actual es la violencia. Toda violencia atenta contra la dignidad de la persona o de los pueblos. Este ensayo no es una panacea, sólo ofrece algunas pistas que ayuden a superarla. Existen varias decenas de teorías sobre la violencia. A este respecto, conviene recordar a los "maestros de la sospecha": Marx sostiene que la lucha de clases es el motor de la historia, Freud contrapone dos instintos básicos: Eros y Thanatos, Nietzsche justifica la violencia con la voluntad de poder.

Al fatalismo del odio y la violencia, se puede oponer la reconciliación, que no debe confundirse con un conformismo pasivo. Gandhi sostenía que el mal en el mundo se debe más que a la maldad de los malos, a la indiferencia de los buenos. En esta línea es valiosa la denuncia profética que puede ser la levadura que fermente la masa y produzca cambios profundos. Los estudiosos de la Ética admiten la licitud del uso de medios violentos en casos extremos y con algunas condiciones. Lo anterior nos llevaría a conocer más profundamente el poder de la acción no violenta, ya que la violencia es contagiosa y crece en espiral. También Mahatma afirmaba que, "si seguimos la ley del talión, ojo por ojo… dentro de poco todos quedaríamos ciegos". Por consiguiente, la actuación de la Guardia Nacional para combatir la violencia en el país suscita varias interrogantes.

Es menester un cuidadoso análisis de la psicología, de la moral y del arte de la solución de conflictos que nos lleven a las raíces de la violencia y a un sano discernimiento de la selección de medios, que incidan en las raíces del mal. En todo caso, el poder político debe estar sujeto a la justicia y al orden jurídico, pues en contra de lo que pensaban Weber y Hobbes la concentración del poder en una persona o grupo puede ser perniciosa. El combate a la violencia debe darse en diversos frentes. Ante todo, es importante señalar que los medios de comunicación no ostenten como algo común la violencia, la agresión y los conflictos.

Otro medio valioso es la utilización de los cuatro fines de la sanción penal: 1) restaurar el daño causado a la sociedad, 2) incapacitar al convicto con la reclusión para que no cause más daño, 3) disuadir al delincuente con sanciones más severas para que actué de modo responsable; y finalmente, el más importante propósito de la sanción es 4) rehabilitar al sujeto más que con el temor, con el aprecio de los valores que conducen a actuar rectamente. A esto, debe contribuir la actuación honesta y competente del Ministerio Público, de los jueces y de la administración carcelaria.

En el combate a la violencia es de enorme importancia la educación en valores, que comienza en la familia y prosigue en la escuela. En ésta, no sólo se debe evitar el bullying, física como psicológicamente, sino educar en el respeto en todas las relaciones escolares. Gandhi pugnaba por una formación espiritual y una educación del corazón: "no puede haber una verdadera y completa educación del espíritu más que logrando a la par el desarrollo de las facultades físicas y espirituales del niño". Además, en el ámbito laboral, sancionar todo tipo de acoso, y fomentar la armonía, la estima y el respeto en todas las relaciones laborales.

Finalmente, conviene hacer alusión a la "no-violencia activa" que con gran éxito utilizaron Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr. La satyagraha (no-violencia activa) supera la mentalidad amigo-enemigo y el círculo vicioso del miedo y la amenaza. La persona que vive la acción liberadora no-violenta, sino creativa, no oprime a los que se encuentran en el otro bando, sino procura cambiar su mentalidad, fomentar su conversión. Para Gandhi "en un sentido positivo la ahimsa (no-violencia) significa un máximo amor, una caridad perfecta. Si soy no-violento, tengo que amar a mi enemigo. Mi comportamiento con un malhechor tiene que ser el mismo si se trata de un enemigo extraño a mi familia, que si se trata a mi propio hijo. La 'ahimsa' para hacer eficaz exige la intrepidez y el respeto a la verdad… es imposible ser a la vez cobarde y no violento. La 'ahimsa' es sinónimo de valentía ejemplar".

El camino de la no-violencia activa, superando las antiguas posiciones de la violencia de lo sagrado (Girard), suele apoyarse en los ideales religiosos más profundos, tanto en el Bhagavad Gita, como en el Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret: "Felices los pacíficos…" los que fomentan la paz, que no es otra cosa sino "la tranquilidad en el orden" (San Agustín).

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