Victor Manuel Perez Valera

Aprender a vivir: reflexiones para una autoterapia

El autoexamen y la autocrítica son dos ejercicios que nos conducen a la autoterapia, a combatir nuestros enemigos interiores para dar pleno sentido a nuestra vida.

Es de gran importancia "Aprender a vivir". Actualmente, por la pandemia, la vida se ha tornado enormemente difícil, tan difícil que algunos se preguntan si vale la pena vivirla. Para Viktor Frankl uno de los grandes problemas del hombre moderno es el tedio de vivir, debido a la pérdida del sentido de la vida.

Es imposible evitar las amenazas exteriores a la vida: sismos, inundaciones, huracanes, tornados, accidentes, y todo tipo de violencia. En cambio, el ser humano puede superar con esfuerzo y dedicación las amenazas interiores a la existencia: el miedo, el complejo de inferioridad, la baja autoestima, la soledad, el pesimismo, las desilusiones, las relaciones humanas conflictivas y la carencia de amor…

Ahora bien, el título de este artículo está tomado de un libro del jesuita español Miguel Beltrán Quera, notable psicólogo, discípulo directo de Carl Rogers renombrado autor de la terapia autagógica. Esta terapia, como la filosofía moderna, está centrada en el sujeto. Para Rogers el cliente conoce, en el fondo, las soluciones de sus problemas: el terapeuta evita dar consejos, pero mediante la técnica de la "empatía", induce al paciente a que se aconseje a sí mismo.

Beltrán Quera utilizando esta técnica escribe algunas reflexiones que el lector puede apropiarse para liberarse de sus enemigos interiores. Él sugiere que el lector, además de reflexionar sobre las preguntas que él escribe, pueda hacer sus propias reflexiones.

A guisa de ejemplo, sugerimos algunos cuestionamientos en torno a la soledad y a la desilusión. Algunos son muy duros, pero hay que enfrentarlos con honradez.

La tristeza de la soledad es producto de sentirse abandonado, pero ¿cuánta culpa tenemos de ese abandono? ¿cómo podemos superarlo? Un primer paso sería examinarnos sobre cómo aceptamos a los demás ¿tenemos algunos defectos que nos hagan repelentes? Nos sentimos deprimidos, solos, aislados, con gran vacío interior; pero ¿nos hemos abierto a nuevos aires, a nuevos horizontes que nos desintoxiquen? En ocasiones cultivamos la tendencia a sentirnos víctimas de todo y de todos. Quizá sería necesario mejorar nuestro trato, ser más amables, menos violentos, y más conciliadores.

A veces, más que personas solas, somos personas vacías que se sienten profundamente heridas por toda crítica, aun la sana, y quieren llenar ese vacío con el elogio. Esto no significa que debamos tener de nosotros una imagen negativa, sino que reconozcamos nuestros defectos y no cultivemos el complejo de superioridad. En el fondo, a todos nos halaga recibir regalos, pero a veces caemos en la contradicción de criticar lo que se nos regala o incluso de rechazarlo.

Otro aspecto que debemos analizar en nuestra vida son nuestros sentimientos. Se ha dicho que el ser humano posee unas gotas de cerebro y un océano de sentimientos. Los sentimientos, que se atribuyen al corazón, son de gran importancia: "las razones del corazón que la razón no entiende" (Pascal). Además, en el análisis de los sentimientos se descubren los valores, y, asimismo, afectan al corazón, las pérdidas, los fracasos y las desilusiones. No sentir ilusión por algo, o el rechazo de un cariño por alguien, asfixian el corazón. No deberíamos guardar ningún rencor, ni por el mal que nos han deseado, ni por el que nos hayan hecho.

Los sentimientos de aislamiento, depresión, incomprensión e infravaloración son un gran enemigo interior muy común en nuestro tiempo. Estos sentimientos no siempre se deben a hechos reales, sino frecuentemente son producto de nuestra imaginación. Mediante nuestros sentimientos negativos solemos manipular a los demás: "tienes que convertirte, tienes que cambiar tus actitudes…" sería conveniente, en cambio, examinarnos sobre si los que debemos cambiar somos nosotros.

Es exagerado pensar que los sentimientos no dependen de la voluntad, sino que brotan espontáneamente, que no podemos controlarlos: los sentimientos no son tan ciegos ni brotan de modo automático.

Asimismo, debemos cuestionarnos sobre nuestras relaciones laborales, nuestros conflictos familiares y otros aspectos de nuestra vida diaria.

Decía Sócrates que una vida que no se examina, no vale la pena vivirse. El autoexamen y la autocrítica son dos ejercicios que nos conducen a la autoterapia, a combatir nuestros enemigos interiores para dar pleno sentido a nuestra vida.

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