Victor Manuel Perez Valera

La lucha por la paz y la reconciliación: Francisco José de Roux, S.J.

El pasado 20 de junio el Sistema de Universidades Jesuitas de México otorgó el Doctorado Honoris Causa a Francisco José de Roux, jesuita colombiano.

En todas las grandes universidades del mundo se suelen dar, de tiempo en tiempo, algunos títulos que se denominan Doctorado Honoris Causa. Este título sólo se concede a personalidades eminentes que han destacado por sus actuaciones en lo académico o en ámbitos sociales en torno a la paz y la reconciliación. En el marco del aniversario del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en la tarahumara, el pasado 20 de junio el Sistema de Universidades Jesuitas de México otorgó el Doctorado Honoris Causa a Francisco José de Roux, jesuita colombiano, que ha contribuido de modo eminente al diálogo por la paz en Colombia entre la guerrilla y las diversas organizaciones del gobierno de Colombia.

De Roux fundó el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, además, colaboró y dirigió la Comisión de la Verdad. Esta comisión propicia la paz, la superación de todo tipo de violencia, no es una comisión contra nadie, sino contra de la dictadura y la opresión.

Francisco de Roux nació en Cali, Colombia en 1943. Estudió literatura y filosofía en la Universidad Javeriana y obtuvo una maestría en Economía en la Universidad de los Andes. Realizó estudios especiales de Economía en el London School of Economics y en la Universidad de la Sorbona en París. De regreso a su país fue director del Programa por la Paz de la Compañía de Jesús y del Centro de Investigación de Educación Popular (CINEP). Inspirado por estas investigaciones en 1995 emprendió el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, que incluía zonas rurales de diversas regiones de Colombia. Escuchó a cientos de víctimas de la violencia de estas regiones. De 2008 a 2014 fue nombrado provincial de la Provincia Jesuítica de Colombia y desde este puesto continúo vinculado a los temas de la paz, ya que fue parte del jurado del Premio Nacional de la Paz de la Friedrich Ebert. En 2018 fue nombrado presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, propiciada por los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP.

En 2016, la Universidad Nacional de Colombia le otorgó el Doctorado Honoris Causa. A lo anterior, habría que añadir las condecoraciones de la embajada de España y el reconocimiento por sus trabajos en favor de la paz de países como Francia y Japón, entre otros.

¿Qué fue lo que inspiró a de Roux en su extraordinaria labor? Todo nace de un profundo aprecio a la vida y de modo especial a la vida humana. La vida suele definirse como la perfección por la cual un ser es capaz de moverse a sí mismo o de operar de modo inmanente. Francisco de Roux posee una profunda preocupación por este movimiento autoperfectivo. En contraste, una radical pasividad o indiferencia ante las violencias contra la vida, sería colocarse en la antesala de la muerte.

La preocupación de Roux surge no del “sorge” de Heidegger, sino de la interpelación que en la Biblia se le hace a Caín por el asesinato de su hermano. Para los seres humanos de nuestro siglo no tiene sentido la respuesta: ¿Soy acaso el guardián de mi hermano? (Gen 4, 9). Podríamos considerar esta preocupación del Ser Eterno como una categoría ontológica fundamental, al contrario de la visión de los dioses paganos que viven en su Olympische Ruhe (tranquilidad olímpica).

La historia humana solo puede entenderse plenamente con la respuesta a esta interrogante, esta se convierte en un desafío con la respuesta a la pregunta sobre la preocupación por los demás. La vida de Francisco de Roux fue sacudida por esta visión: los derechos humanos se convierten, de modo especial, en la profunda preocupación sobre la violencia por los más pobres y marginados.

Más aún, esta preocupación se convierte en una actitud apasionada. En la preocupación del ser humano, no cabe la apatía o la insensibilidad, sino se impone un amor apasionado, que en el caso de Francisco de Roux lo llevó a estar muy próximo a su fusilamiento. Además de este texto bíblico, de Roux fue inspirado por las enseñanzas del Papa Francisco y especialmente por la Encíclica Fratelli tutti, donde se invita a los creyentes a vivir la actitud de aquel samaritano que se inclina a recoger al que se encuentra herido a la orilla del camino.

La noble y arriesgada labor de Francisco de Roux es un testimonio atrayente para nuestro país sumergido también en múltiples violencias, aunque de modo diferente a las de Colombia. No se debe fomentar el odio o la venganza, sino la unidad y la reconciliación que supere la predicación de la polarización del país.

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