Lo Básico

Eugenio Derbez y la polémica lechera

¿Qué hay detrás de la polémica entre dos grandes industrias instaladas en nuestro país: la lechera y la de bebidas con grasas vegetales?

En los últimos días una campaña publicitaria desató la 'polémica lechera'.

El tema de conversación y los post en redes sociales eran el "video de Eugenio Derbez", limitándonos a pensar si es bueno o no tomar leche de vaca. Pero, ¿qué hay detrás de esta polémica?

Se trata de dos grandes industrias instaladas en nuestro país: la lechera (con vacas) y la de bebidas con grasas vegetales (soya, almendra, coco, entre otras).

La lechera es principalmente de producción nacional, abarca desde la ordeña hasta la industrialización y la de grasas vegetales, que requieren insumos de importación, es procesada en su mayoría por multinacionales.

Ambas van por un mercado valuado en unos 280 mil millones de pesos, que somos todos los consumidores en México, ávidos por bebidas lácteas y que de acuerdo con la propia industria, en los últimos 10 años las bebidas con grasas vegetales han mordido el 2 por ciento del mercado y quieren más.

Lo que está en juego

El lanzamiento de la campaña contra la leche de vaca se da en un momento clave en materia de regulación; por un lado el Senado de la República aprueba cambios a la Ley General de Salud en materia de sobrepeso, obesidad y etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas; es decir las empresas deberán informar claramente en sus empaques y con un semáforo la cantidad de azúcar que contienen.

Las bebidas con grasas vegetales contienen una alto grado de azúcar y se verán obligadas a decirlo de manera clara.

La campaña contra la leche de vaca se difundió el viernes 18 de octubre y el Senado tomó la decisión de los cambios a la ley el martes 22 de octubre.

El otro elemento regulatorio son los cambios a la norma del etiquetado.

El 11 de octubre la Secretaría de Economía publicó en el Diario Oficial de la Federación el proyecto de los cambios a la NOM-051-SCFI/SSA1-2010, que son los 'dientes' para que Profeco y el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual pongan orden y retiren del mercado todas las bebidas que ostentan la palabra leche sin serlo.

Sólo de vaca

La Norma establece claramente que el único producto que puede llamarse leche es el que proviene de la vaca, ningún otro.

Esto significa que no hay leches de coco, de almendra, de soya, de arroz, entre otras.

Esta Norma se verifica y se aplica actualmente, está vigente, y a las bebidas vegetales no les queda más que venderse como "bebidas de", pero se ofrecen en el anaquel de leches a un costado de los botes de leche de vaca.

Aunado a esto, se encuentran las bebidas que en su registro de marca, en su nombre o en su logotipo cuentan con una vaca o con la palabra leche, aunque el contenido no sea leche, como es el caso de Mi Leche o Nutrileche, entre otras.

Profeco ha hecho notar en diversos estudios (el último en marzo de este 2019) que estas bebidas no podían ser sancionadas o retiradas, porque la normativa no les permitía entrar al terreno del nombre de la marca, es por ello que se trabajó en la modificación de la Norma, para darles 'dientes' y poner orden en la materia.

Lo que sí ha dicho Profeco es que las bebidas de grasa vegetal contienen más azúcar y son hasta cuatro veces más caras que la leche de vaca y con menos proteína.

No es menor

Los cambios normativos aún están en proyecto, es por ello que el llamado cabildeo, el estira y afloja de las dos industrias es fuerte, tenso, al grado de desacreditarse, pero finalmente lo que prevalecerá será el marco legal a cumplir y en ello irá la obligación de informar claramente a los consumidores sobre lo que ingiere nuestro cuerpo.

Para la cadena productiva de la leche de vaca, que es muy larga y genera un millón de empleos directos en el país, las multinacionales de bebidas de grasas vegetales no han detonado como esperaban, a pesar de las inversiones que han hecho y en diversos momentos han desacreditado a la industria láctea.

El peso

La industria láctea está regulada por nueve normas, es una cadena organizada, eslabonada, con retos por mejorar y optimizar desde la producción primaria, pero se ha organizado no sólo a nivel nacional, sino latinoamericano a través de Consejos que responden en una sola voz a las industrias de grasas vegetales, principalmente transnacionales que enfrentan este mismo escenario en Estados Unidos y Europa, porque se ostentan como leches sin serlo.

México es el noveno productor mundial de leche y los mexicanos estamos entre los siete grandes consumidores del mundo, hay más de seis mil empresas relacionadas con la cadena productiva y nuestro consumo per cápita es de 100 a 108 litros al año; la recomendación de la FAO es de 190 litros.

Los consumidores debemos tener la información clara de los productos que compramos, en principio por salud y después por impacto ambiental.

No sólo Profeco, el IMPI, diputados y senadores entran en la materia, se requiere de una política integral que abarque a la Comisión Federal de Competencia que nos garantice tener toda la información para tomar la mejor decisión.

Tenemos una industria lechera creciente, de generaciones, con liderazgos en Jalisco, Coahuila, Durango, Chihuahua, Guanajuato y Veracruz, pero también grandes esfuerzos en Yucatán, en Campeche y Chiapas.

Contamos con calidad genética en las vacas y grandes retos en mejorar la producción primaria, como privilegiar el silvopastoreo, tengamos también la transparencia normativa.

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