Lo Básico

La pesca del día

Febrero y marzo son los dos meses más difíciles para los más de 12 mil pescadores en Yucatán, porque es el periodo de veda en el que coinciden prácticamente todas las pesquerías estrella.

El pescado fresco, la pesca del día, es uno de los gustos que buscan cubrir los consumidores, sin embargo, abastecer esa demanda puede llevar a los pescadores y comercializadores a romper las reglas y afectar la biomasa.

En Yucatán, uno de los Estados costeros de mayor relevancia en captura pesquera en pulpo, langosta, pepino de mar y mero, está por iniciar el periodo de veda en el que coinciden prácticamente todas las pesquerías estrella, por lo que tener 'pesca del día' en estas especies debería ser imposible.

Es en febrero y marzo cuando se realiza la veda del mero, el momento en que coinciden las vedas de pulpo, que inició el 16 de diciembre, de langosta, que inicia en febrero y de pepino de mar, que está en veda permanente hasta que la autoridad abra cuotas.

Son los dos meses más difíciles para los más de 12 mil pescadores en Yucatán, son los tiempos en los que capturan otras especies como rubia, chac chi, jurel, canané, entre otras, pero que no tienen los precios de las pesquerías estrella.

Son dos meses en los que el sector en su conjunto se une y pide a Conapesca la apertura de temporada del pepino de mar e incluso en este año están solicitando la apertura de la captura de caracol, así como de pescaderías como sardina y escribano.

Cumplir con los tiempos de veda significa permitir que las biomasas de cada pesquería se recuperen, se reproduzcan, y poder tener la sustentabilidad necesaria.

Aunado a las vedas, está el respeto a las tallas y peso de las capturas, ya que por nomativa oficial cada pesquería tiene tallas mínimas de captura, así como de peso.

El incumplimiento de las vedas, de las tallas y los pesos por llevar 'pesca del día' o 'pescado frecso' afecta la sustentabilidad y pone en riesgo la actividad pesquera.

Apenas en diciembre se observó en una tienda de autoservicio nacional la venta de mero 'fresco' con tallas por debajo de las permitidas y por supuesto de peso.

La captura de los recursos marinos siempre se dará porque hay un comprador, y un comprador comercializa sin respetar las normas, pone en la mesa de venta 'producto fresco' que va en detrimento de la sustentabilidad.

Los consumidores, que somos el último eslabón de la cadena, siempre hemos sido los últimos en enterarnos que existen tallas y pesos mínimos para el consumo de pescados y mariscos, siendo nosotros los que podríamos decidir si compramos o no el 'producto fresco'.

Si hubo un gran esfuerzo por etiquetas negras que nos advierten del sodio, azúcares y calorías, podría haber unas más para pescados y mariscos que hagan ver que se cumple o no con las tallas y pesos mínimos, reduciendo la brecha a la captura ilegal o fuera de norma.

Vienen dos meses en los que podríamos como consumidores preferir productos de acuacultura como las mojarras tilapias en filetes, enteras y asadas al carbón, o en ceviche o empanizadas, o empapeladas.

El consumo es el motor para una actividad, y los consumidores en la península de Yucatán necesitamos saber lo que sí se puede consumir y cómo.

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